10ª Vuelta España: Miedos, habilidades y despistes

Los cinco fugados de la 10ª etapa © La Vuelta

Rafa Mora / Ciclo 21

Sinceramente, hoy ha dado la sensación de que cada vez que un equipo se ponía a tirar del pelotón relegando al Decathlon del líder era para coger la posición antes de un descenso, antes de una entrada de puerto, por un estrechamiento, por ir a coger bidones porque estaban los auxiliares o cosas así. En ningún caso, salvo en dos, parece que se haya hecho por alguna razón combativa, y en ambas situaciones, abortada.

La primera, si eso, cuando el Red Bull de Roglic ha dado ritmo en el penúltimo puerto, el Alto de Mabia, pero algo me dice que la espalda del esloveno está frenando sus ansias de atacar, ya que en buena lid, y con su pasado guerrero, hoy era día para probarlo. La segunda ocasión en la que ha parecido que habría batalla ha sido cuando Education First, a mitad del último puerto, un primera, ojo, pero con lo duro superado, situaba a Carapaz delante enseñando la patita. Pero nada, tampoco.

El resto, el Soudal (T-Rex) que iba a por los auxiliares, el UAE ídem, en fin, nada. Ciertamente, a nadie se le escapa que en cada gran vuelta hay una etapa de estas en las que el miedo y el control, o el autocontrol, matan el espectáculo y son de esas, en definitiva, de las que luego se dice que allí se perdió una oportunidad.

Así es que hoy han ganado dos ciclistas. O’Connor, que con la ayuda de su equipo y el beneplácito del resto se ha paseado sin sufrir y mantiene intacto su liderato, y sobre todo Van Aert, que ha ganado la etapa con una pierna demostrando que en ciertas batallas hay unos pocos corredores que están en un nivel, y los demás en otro. El belga, que ha estado atacando buscando la fuga del día desde el inicio, ha ganado por potencial propio, pero también por su habilidad.

De esa su habilidad para ver la jugada se tirarán de los pelos en el UAE, que antes del último puerto, en el sprint especial, avituallaban a Marc Soler desde el coche, y por la derecha, listo como un zorro, arrancaba el belga buscando los puntos y ese huequecito, primero, que se ha hecho brecha después y luego un mundo definitivo. Así es que Soler, que hoy decía que tenía las piernas, lo que sí tiene son motivos para estar enfadado, no sé si con él mismo, con el coche, o con todo a la vez, pero el error ha puesto en bandeja la victoria a un Van Aert que ha hecho de Quentin Pacher -valiente pero impotente, luchador pero ineficaz- lo que ha querido, porque ha llegado con él al puerto, ha controlado la situación donde se la tenían que haber complicado todos los demás si hubieran entrado juntitos, y ha esprintado con una pierna para ganar su tercera etapa -de diez que llevamos-, para añadir a todo esto que algo me dice que alguna más caerá.

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