17ª Tour Francia: Sin tregua

Richard Carapaz, extenuado en meta © EF Education

Rafa Mora / Ciclo 21

Si están esperando una explicación al milímetro de lo que ha sido la etapa de hoy, siento decir que no podemos abusar de líneas en lo que en un medio digital se podría catalogar como adecuado para ser lo suficientemente extenso y, al mismo tiempo, escueto. Por tanto, vayamos de menos a más y acabemos individualizando para intentar hacernos una idea global. De menos a más se inicia con un titular: sin tregua. Si vamos aumentando la información, podemos hablar de que ha habido una buena batalla delante por la etapa, con estrategia, con calidad, con valentía y con sufrimiento, y en la parte final por la general, en la que los que luchan por mejorar posiciones se han movido para intentarlo.

Eso así, como resumen muy resumido. Ahora, para entenderlo todo en conjunto, vamos a utilizar la técnica del uno a uno, para que el totum revolutum se vaya desgranando.

Primero, Carapaz. Gana la etapa con una magistral clase de él y de su equipo de cómo gestionar una jornada de este palo. Él ha hecho lo que tiene que hacer un ganador, que es gastar cuando toca, pero sobre todo guardar. El ecuatoriano, que no era la primera vez que lo intentaba en este Tour, andaba escondido dejando hacer en el grupo grande de cabeza, escapado si utilizamos la palabra con respecto al pelotón de los mejores de la general. Allá se encontraba un buen montón de corredores esperando su oportunidad en la escabechina que se presentaba hoy, pero Carapaz, agazapado, ha sido el más listo, el más fuerte y el ganador. Punto. Saltó a por Simon Yates cuando el de Jayco las tenía todas consigo, lo cazó y luego le regaló un ataque en las rampas del 14%. Si puedes, te vienes, nene.

Yates. A ver, valentía toda, generosidad y arrojo, y allá que se iba a por la etapa cazando en la penúltima subida al grupo de cuatro -Grégoire, Cort Nielsen, Benoot y Jungels-  y antes a la pareja de Madouas y Martin que intentaban enlazar -lo hacían, se descolgaban, ay, las piernas y la tercera semana…-  y dejándolos a todos con otro ritmo. Pero, claro, luego le llegó Carapaz, que hizo lo propio por detrás, idéntica jugada pero un pelín más tarde que el británico, y se llevó el gato al agua.

Enric Mas. Que venga alguien ahora a decir que no ha luchado. ¿Qué no tiene las piernas? Puede, pero luchar, ha luchado, y si él dice, porque lo ha dicho, que es en estas etapas y en lo que queda de temporada cuando se va a ver al mejor Enric, bienvenido sea, oye. Hoy, lección de batalla, y sobre todo  la sensación de que lo volverá a intentar, y ya van varias etapas. Chapeau.

Remco Evenepoel. Oh, gente, ¡qué tenemos aquí! Un perrillo que ha estado luchando y siguiendo estelas pululantes como ha podido, pero que dijo que es un hombre Tour y que esperásemos a la tercera semana, y hoy le ha dicho a Vingegaard que su segundo puesto no está asegurado. El pitbull. De hecho, el pequeño recorte de segundos (12 hoy), lo deja a 1’58” del danés, y se vienen curvas porque al del Visma, si no es por Laporte, Benoot y Van Aert, hoy le cae un minuto.

Ya que estamos con él, vayamos con Jonas. Ay, Jonas, qué cuesta arriba se le está haciendo este Tour. El danés está fuerte -recordemos de dónde viene y dónde está-, pero es que las piernas de Remco, con lo que queda, miedito le tienen que dar, y las de Pogacar ni te cuento. Hoy ha sufrido como nunca, porque se le iba el caballo belga. Tenía a sus compis en la escapada del día, y con ese gran trabajo de equipo para defender -qué importante leer la carrera en clave ofensiva pero también defensiva, por si vienen mal dadas-, ha salvado los muebles. Pero el detalle ya no lo es: ahora, mira para atrás, que viene el lobo.

Porque el que era el lobo hasta ahora, Tadej, ya va a lo suyo. El lobo de Jonas es, ahora, Remco, y entre esa batalla el líder, que podría estar quietecito viendo el partido desde la banda, va a estar repartiendo cera, porque le mola que te mueres. Telita lo que está andando el esloveno, que hoy ha desatascado el embudo en el pelotón, sin desmerecer el cambio de ritmo que el Lidl ha marcado con Verona y para Ciccone, que ha querido probar para mejorar posiciones. Bravo. Lo de Pogacar, volviendo a él, pues nada, una cosa muy de otro planeta que uno ya no sabe ni cómo catalogar. Va a ser la mosca cojonera, y con perdón, de todos, porque a este chico le das una pizca de sal y se nos vuelve loco. Y quedan tres días bárbaros y una crono, y ninguna de esas cuatro jornadas va a ser sosa. Hay dos maneras de saberlo: primero, mirando los perfiles, obvio; segundo, mirando la cantidad de sprinters que se han bajado ya de la bici.

Ay, qué días estos de julio, gente, que se acaban y no quisiéramos.

Viva el Tour.

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