21ª Vuelta España: Roglic iguala el récord de victorias

21ª: Domingo 8 septiembre. Madrid-Madrid, 22 kms contrarreloj individual

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— La Vuelta (@lavuelta) September 8, 2024

Rafa Mora / Ciclo 21

Primoz Roglic (Red Bull) ha conseguido hoy su cuarta Vuelta a España tras la crono final que ha ganado el suizo Stefan Küng (Groupama). Se dice pronto, lo de las cuartas victorias del esloveno, en una posición en la que, en la historia, hasta el momento solo se encontraba el español Roberto Heras (2000, 2003, 2004 y 2005). Después de ser tercero el año pasado, y sus victorias de 2019, 2020 y 2021, esta de 2024 se la ha trabajado a fuego lento, sin ser dominador absoluto de inicio ni siquiera desde la mitad, y solo asumiendo el liderato contundentemente desde la etapa 19. En la Vuelta de la ilusión tanto de Ben O’Connor (Decathlon), segundo en la general, como de Enric Mas (Movistar), mejor español en la tercera plaza final, esta edición de la ronda española ha coronado al esloveno, que ha confirmado, sin ser el gran portador del maillot rojo, que era el gran favorito.

En la crono final, con victoria para Küng, que lograba así su primera gran victoria en una crono en una grande, no cambió gran cosa en la general en cuanto a posiciones. O’Connor cerró la Vuelta de sus sueños segundo, a 2’36”, mientras que Mas, que se ha mostrado más luchador que nunca o, por ser más justo en la terminología, más atacante que nunca, ha cerrado su mejor Vuelta tercero a 3’13”. El top10 se ha completado con el ecuatoriano Richard Carapaz (Education First) cuarto, Skjelmose (Lidl) quinto, que le ha birlado la posición a David Gaudu (Groupama), con Lipowitz (Red Bull) séptimo, Landa (T-Rex) octavo, Sivakov (UAE) noveno y, cerrando el top10, Carlos Rodríguez (Ineos).

La paciencia de Roglic

Pero para cuajar el pastel de esta Vuelta 2024, Roglic ha tenido que armarse de paciencia y saber trabajar tantos sus esfuerzos como sus dudas. Porque no ha sido su carrera perfecta para él. El esloveno ha tenido sus días buenos, sus días sin más, sus días regulares y sus días malos. Algo supuestamente normal en una competición de tres semanas, pero no a lo que él tiene acostumbrado al público español, que siempre lo ha visto en la península como a un dominador.

La apuesta de O’Connor

La Vuelta arrancó con una crono que coronó a Brandon McNulty (UAE) en Lisboa, y que durante los días de la carrera en Portugal tuvo también de líder a un Wout van Aert (Visma) que vino a España a estrenarse en su enorme palmarés de victorias, y de la que se fue tras una caída en Asturias que lo mandó para casa cuando lideraba la clasificación de puntos, cosa que entraba en las previsiones -finalmente para Groves, de Alpecin-, y la de la montaña, que luchaba para sorpresa del personal, y además con tres etapas en el zurrón. Fue uno de los grandes animadores de esta edición de la Vuelta, y un lujo para la carrera española, pero si alguien dio un golpe en la mesa ese fue Ben O’Connor.

El australiano, en la etapa 6 camino de Yunquera, se puso el mono de faena y se lanzó en una escapada loca en la que sacó tal minutada a todos que se calzó el maillot rojo con 4’51” ya sobre Roglic y que no soltaría hasta la 19, donde se confirmó lo que, hasta ese momento, fue casi casi una constante lucha por defenderse ante sus grandes rivales, a saber, el esloveno, claro, y también un Enric Mas que sabía que tenía las mejores piernas de su vida. El debate, en estas lides, estaba entre los que veían al australiano ya ganador cuando solo habían transcurrido seis jornadas, y los que veían que, al final, una Vuelta es muy larga y con eso se explica todo. Entre estos últimos estaban sus rivales, claro, que sabían que iban a tener su terreno y sus posibilidades claras de desbancarlo.

La recuperación de tiempo de Roglic

Al final, en cada etapa de montaña o final en alto o final movido, O’Connor salvaba en un in crescendo peligro. Primero fácil, luego no tanto, hasta que se empezó a ver que se le iba el caballo. Cazorla fue la pequeña primera estocada a favor de sus rivales, luego llegaron Baiona y días más duros, salvando otros como Manzaneda, pero claudicando en otros como Ancares, o ya más claramente en el Picu Negru, los Lagos o, ya definitivamente, Monvalvillo, donde cedió definitivamente ante un Roglic que ya tenía lo que quería atado y bien atado.

Los españoles: Mas, Landa, el Kern Pharma

Y entre toda la batalla, los ciclistas españoles, en esta Vuelta también, dejando muestras de sus ganas por ganar en casa. Notable la carrera de Enric Mas, que sabiendo que estaba en su mejor momento, y siendo consciente de las dificultades para irse de los mejores, no se ha amilanado, hay que decirlo, como en otras ocasiones, y ha mostrado una cara mucho más ofensiva que le ha hecho recuperar adeptos entre el público nacional. Luego Landa, que entre la locura que mueve a su alrededor y su aura de impetuoso, irregular, impredecible y vaya usted a saber qué más apelativos, fue de lo mejor y de lo peor. Dio espectáculo sin excesivos resultados pero siempre estando entre los mejores, pero acabó desfondado en su día negro en casa, camino del Parque Natural Izki, yéndose a una décima plaza que, sin embargo, ha acabado dejando en una octava que, visto lo visto, le honra.

Y el Kern Pharma, qué decir de este equipo invitado que cierra la Vuelta con tres etapas en su haber, algo inimaginable para ellos y, por qué no decirlo, para todo el mundo. Entre los Pablo Castrillo, con sus dos etapas en Manzaneda y Picu Negru magistrales ambas, y Urko Berrade con su victoria en Izki, pues poco más que añadir que, al final, la ilusión, el trabajo, la preparación y la buena sintonía de un grupo de chavales y todo el cuerpo técnico, da resultados.

Por lo demás, no hay que olvidar a otros corredores como un absolutamente insaciable Marc Soler, siempre batallador, siempre en las escapadas, sino luchándolas metiéndose en casi todas, siendo el hombre que más kilómetros ha estado escapado -premio al corredor más combativo- y, de paso, ganador de la montaña para su equipo, un UAE que ha sabido adaptarse a la situación cambiante de un Joao Almeida que tuvo que irse para casa enfermo, y sacar, sin embargo, tres etapas con la de McNulty en la apertura en Lisboa, la de Yates en Granada y la del mismo Marc Soler en los Lagos.

Así pues, una Vuelta que ha tenido de todo, pero que ha demostrado que hay corredores que ya se nota que son muy superiores al resto. Aquí se ha visto a Roglic en su papel, esperando su momento y dándole a Eslovenia el ‘título’ de dominador del ciclismo mundial ganando en Tour, Giro y Vuelta con Pogaçar y Roglic. Una Vuelta, que en cualquier caso, ha dejado de todo y para todos. Espectáculo, dudas, alguna polémica, enfermedades, buen y mal tiempo, y sobre todo batalla y lucha, que es lo que se agradece.

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