2ª Tour Francia: Etapa y liderato para Bakelants

La victoria de Bakelants, con el pelotón a su estela / Foto Tour

Fernando Ferrari / Ciclo 21

Es una especie en extinción en el tan mesurado ciclismo moderno del laboratorio, watios y túneles del viento. Los corredores de fisonomía potente y explosivos abundaban por las carreras ciclistas, pero han ido desapareciendo por mor de los pinganillos y las cada vez tácticas más cuadriculadas de los académicos directores deportivos. Pero de vez en cuando surge una rara avis que consigue premio. Y hoy en el Tour de Francia, en Córcega, en Ajaccio -donde nació un tal Napoleón Bonaparte-, Jan Bakelants reivindicó la figura de este estereotipo perdido en el pelotón. Del Radioshack, belga de 27 años y sin victorias profesionales -se llevó un Tour del Porvenir- hasta hoy, no se lo pensó dos veces. Saltó poco antes de un kilómetro de meta de un sexteto que ya se había destacado a 7.000 metros de final, y aguantó la aceleración brutal de un pelotón liderado por el renqueante Peter Sagan que se quedó viendo el dorsal de su colega de pelotón. Un segundo de oro que le vale también para ser el segundo líder de la gran ronda francesa. El rocoso Marcel Kittel no pudo con las cotas corsas y la alta velocidad y se despidió de su trono efímero.

La otra nota destacada de la jornada, de nuevo por las reviradas carreteras de la isla francesa, fue el primer movimiento de Chris Froome. El considerado máximo favorito a la victoria en el Tour del centenario no especula. Es directo, ofensivo y va de cara. Prefiere un buen ataque que ir apechugado en el pelotón y jugar con los peligros que supone esas posiciones -la etapa fue plácida en ese aspecto- y eso hizo. El africano del Sky quiso probar sensaciones en la última ascensión del día -que tuvo tres puertos de tercera categoría y otro de segunda- mientras por delante viajaban el atacante Juan Antonio Flecha y Cyril Gautier. Sylvain Chavanel, Fuglsang, Gorka Izaguirre, Mori y Bakelants, al final el más fuerte y/o el más listo, compusieron finalmente el sexteto que decidió la etapa. Cadel Evans y el Saxo de Alberto Contador -que pasó el día sin aparentes problemas- fueron los que respondieron a Froome con un mensaje de que ellos también están ahí. Un primer fuego de artificio estéril, pero comunicativo.

Fue un día rápido, que comenzó con la típica fuga consentida donde se colaron Rubén Pérez -el Euskaltel Euskadi está mostrando mucha atención-, el canadiense David Veilleux (Europcar) -primer líder en Dauphiné-, el excampeón del mundo de cyclo-cross Lars Boom (Beikin) y Biel Kadri (Ag2R), que se metieron en una guerra de guerrillas que les llevó al cementerio. El pelotón no suele conceder dádivas a las primeras de cambio y en esta ocasión el guion se cumplió a rajatabla. Los favoritos no pasaron ninguna dificultad y por detrás empezaron a caer los minutos y los líderes. Kittel perdió el amarillo, pero tambien Juanjo Lobato, que al menos puede presumir de maillot blanco con puntos rojos de la montaña, ahora en el tórax de Pierre Rolland, uno de los más activos de la etapa.

Y este lunes, tercera y última jornada en la isla de Córcega con un viaje de 145,5 kilómetros entre Ajaccio y Calvi con otro dibujo perfilado con varias cotas puntuables, lo que le dará un plus de nerviosismo al día. La cota final, Marsolino, es corta, tres kilómetros, pero con un desnivel medio del 8,1% y a 13 kilómetros de la meta, distancia y dureza quizás suficiente para que los velocistas puros se queden de nuevo sin recompensa. Quizás lo aproveche Peter Sagan o un avezado oportunista como hoy Bakelants.

SALA DE PRENSA

Jan Bakelants: “Agradezco a mi equipo (RadioShack) la confianza que ha depositado en mí, ya que no fue fácil que me seleccionaran tras la campaña tan complicada que llevo. He sufrido una operación y muchos problemas de inflamaciones en la rodilla, y en el Dauphiné también me lesioné. Por fortuna, lo hice bien en Luxemburgo y en el campeonato de mi país, y estoy aquí”.

Alberto Contador: “Me encuentro bien. He tenido la suerte de dormir bien, y de que los compañeros me arroparan fenomenal durante todo el día y hemos salvado otra jornada complicada. En cuanto se calentó el cuerpo y me metí en carrera no me molestaban tanto las heridas, aunque sí que fue bastante incómodo en algún momento, especialmente en las cervicales, los isquios y la espalda”.

Peter Sagan: «Ha sido una lástima, nos ha faltado muy poco para atrapar al último de los seis fugados, creo que hoy podía haber ganado la etapa y el maillot amarillo. Todavía puedo salir de Córcega de amarillo»

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