7ª Vuelta España: El valor de Sepp Kuss

Kuss se abraza con Van Aert en Córdoba © Vuelta España

Rafa Mora / Ciclo 21

Hace años que, cada vez que Sepp Kuss se ponía delante de sus jefes a rendir, y lo hacía, vaya si lo hacía, Toni, un gran amigo -un abrazo-, me escribía por Whatsapp y ambos comentábamos la calidad del norteamericano. Siempre pendiente de todo, siempre generoso, siempre solícito, siempre sacrificado. Tremendo, al final, este ciclista que combina esa calidad en la bici con la calidad fuera de ella, donde ha cultivado, con naturalidad y una sonrisa, una relación ciclista-aficionado sana y bella, porque no se puede decir otra cosa.

Estamos hablando de un corredor que, ya saben, el año pasado ganó la Vuelta, que venía a esta edición a ver si eso lo tenía a mano -esto es largo aún y ya veremos, aunque esté a 6’05” del líder, pero a 1’14” de Roglic, que es segundo-, y que hoy, cuando Marc Soler le había echado un pulso al grupo, donde Van Aert se volvía loco por encontrar solución al desaguisado que había preparado el del UAE, se ha puesto delante y ha dicho, yep, Wout, tranqui, que yo cazo. El belga, de sangre caliente como un toro herido, hacía unos kilómetros que ya había intentado ir él solito a por Marc, pero por aquello de la duda de si estás haciendo lo correcto o gastando demasiado, se vio engullido de nuevo y acabó dejando el peso en su compañero.

Y Kuss, que no tiene problemas ni galones que defender ni es un acomodado en su posición de jefe de filas -cosa que es- recogió el guante y
se lanzó a por el ciclista catalán en un mano a mano por carreteras llanas, anchas, repechos de incorporación de autovías y nada a su favor -recordemos sus 65 kilos de escalador…-, que acabó ganando para sonrisa de un Wout -e incredulidad del resto que, agazapado entre el resto de ciclistas que componían el grupo que dejó la subida al Alto del 14%, pocos pero buenos, ya esperaba con la escopeta cargada.

Ese trabajo, el de Kuss, valía todo el oro del mundo, y eso Wout lo sabía, así es que cuando vio casi en recta de meta que a Vacek lo subían a su ladito para intimidarle, y que Vlasov iba cerrando el hueco con Sivakov (el UAE tenía balas), que porfiaba en el último kilómetro por ganar, se dijo que, chavales, es que no puedo fallarle a Sepp, disculpadme. Y así fue, que el belga se apuntó la segunda etapa en esta Vuelta y también se anotó la jugada, para devolvérsela, ya verán, a un Sepp que hoy, si tenía fans, ha multiplicado por veinte su cuenta particular.

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