Por fin se produjo una de las noticias más esperadas y cantadas de este final de año: la renovación de Tom Boonen por el Etixx-Quick Step. Como él mismo decía, le suponía mucho trabajo imaginarse fuera del equipo en el que ha completado toda su carrera deportiva “si nos olvidamos del añito en el US Postal”, conjunto en el que debutó en 2002 y del que salió, no sin polémica, para recalar en el entonces Quick Step-Davitamon.
Era lo esperable y lo que ambas partes, Boonen y Lefevere, deseaban, pero el técnico no estaba dispuesto a desembolsar cantidades ingentes de dinero por una estrella que se está apagando y el corredor, sabedor del tirón que su figura sigue manteniendo –y mantendrá tras su retirada en su país–, no tenía intención de renovar a cualquier precio, como si la edad de su carnet de identidad fuese lo único a valorar a estas alturas de la vida y de la relación, no siempre tan idílica como parece ni tan complicada como se insinuó durante los últimos meses, con el duro negociador que es el mánager del equipo clasicómano por excelencia.
Corría el mes de mayo cuando tanto el corredor como el mánager reconocían que la renovación del contrato era más una cuestión formal, es decir, firmar el papel, que un problema de falta de entendimiento, pero a la vez, tanto el corredor afirmaba que, pese a entender que ya no estaba en la cima de su carrera, no estaba dispuesto a “hacer el tonto” en cuestiones económicas, como Lefevere, con esa fina ironía que le caracteriza, tiraba de tópico para asegurar que “mis recursos económicos son limitados”.
Y así, jugando al despiste, se nos ha ido la temporada 2015. O casi. Y llegó la firma a un contrato en de que no se han hecho públicas las cifras todavía, pero del que, gracias a lo dicho por ambos protagonistas, se deduce que Boonen ganará un sueldo mensual considerablemente más bajo, pero en el que se estipulan una primas por resultados más jugosas.
Así pues, si la parte económica no era un problema y en mayo ambos protagonistas ya tenían claro que seguirían juntos, ¿por qué se ha jugado tanto tiempo al despiste? Lefevere, siempre –que quiere– tan claro, explica que “no voy a negar que siempre tuve en mente un contrato que abarcase hasta el final de la primavera de 2016, eso sí, con la mentalidad de que si las cosas salían bien, seguiríamos adelante o sí, por el contrario, fallaba en ‘sus’ clásicas, organizar una gran fiesta en abril para poner el punto y final. Eso complicó las cosas. A eso, además se une que la UCI sólo acepta contratos que duren una temporada completa. Así pues, al final el contrato abarca todo el año 2016”.
Pero, pese a que ya todo está firmado, Lefevere, terco, sigue insistiendo. “Seguimos teniendo la doble posibilidad. No descartamos la opción de que Boonen tire la toalla antes del final de la temporada si las cosas no salen bien, pero tampoco la posibilidad de que continúe en activo hasta la primavera de 2017 si los resultados le acompañan”.
Lo que sí ha quedado claro porque lo ha reconocido el mánager del equipo, es que el nuevo contrato convierte el sueldo de ‘Tornado’ Tom en una cuestión mucho más dependiente de los resultados. “Eso es absolutamente correcto. Eso tiene un sentido. Boonen ha cobrado durante tres temporadas en base a sus prestaciones de 2012. Tenemos que tener en cuenta que en 2013 estuvo fuera seis meses, que fueron tres en 2014 y que en 2015 se perdió la parte más importante de su ‘negocio’, las clásicas flamencas. Aunque las reglas de la UCI lo permiten, nunca tocamos su salario, pero eso trae consecuencias de cara a 2016, cuando tendrá que estar satisfecho con un salario más bajo. Sus primas por triunfos, sin embargo, han quedado intactas. Dicho en otras palabras: si consigue ganar mucho, ganará más dinero”.
Boonen, que por el momento no ha hablado más allá de lo dicho en la rueda de prensa en la que se oficializó su continuidad en el Etixx-Quick Step, sí reconoció entonces que, además de buscar sus propias opciones en las carreras que mejor le van, adoptaría un rol de mentor hacia las nuevas figuras que llegarán al equipo esta temporada y a los talentos emergentes que ya llevan algún tiempo en el conjunto belga. Lefevere, preguntado sobre si esto es una pista de un hipotético papel futuro de Tom Boonen en la escuadra una vez que cuelgue definitivamente la bicicleta, dijo que “me resulta casi imposible imaginarme que Tom no siga vinculado al equipo una vez termine su carrera deportiva. ¿Qué papel tendrá? Atendiendo a su enorme conocimiento del ciclismo, de los materiales, del vestuario… le veo como un inmejorable mánager de desarrollo. Pero eso ya lo veremos en su momento. Quizás Tom quiera hacer otra cosa. Quiera cambiar de aires. Olvidarse por completo de las carreras”.