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Ángel Olmedo Jiménez / Ciclo 21
Para algunos aficionados ciclistas, una vez disputada la Vuelta a España y los Campeonatos del Mundo se puede dar por cerrada la temporada ciclista anual. No obstante, para aquéllos que disfrutamos del ciclismo de una manera integral, la llegada del otoño siempre concita un gran interés por la disputa de la clásica que culmina el repóquer de las frandes, el Giro de Lombardía (Il Lombardia, desde 2011, para los puristas) y que algunos entienden como una revancha de lo acontecido en el Mundial (para los más poéticos, Il Lombardia suele conocerse como “la clásica de las hojas muertas”).
La prueba italiana, que discurre por la región de la Lombardía, ha sido bastante esquiva para los intereses españoles, excepción hecha del último decenio, en el que, salvo en la edición de 2008, siempre ha habido presencia nacional en el cajón (en 2012 y 2013, doblada, con la victoria de Purito y los segundos puestos de Samuel Sánchez y Alejandro Valverde).
La historia, sin embargo, no siempre ha sido tan propicia para los nuestros y habría que remontarse a 1988, cuando Marino Lejarreta se hizo con la tercera plaza, o al auténtico pionero, Miquel Poblet, que, en las carreras de 1958 y 1959, se alzó con las más que meritorias segunda y tercera plazas, para abordar momentos de gloria en Lombardía.
Poco hace indicar que Purito, que ha manifestado hallarse muy fatigado, pueda luchar por revalidar la victoria en la prueba que se disputa el próximo domingo 4 de octubre sobre un trazado en el que tanto la longitud (245 kilómetros entre Bérgamo y Como) como el inédito final (que depara un ascenso al 7% a falta de 5 kilómetros para el final), invitan a pensar que un auténtico fuera de serie levante los brazos en la línea de meta.
Fue en ese 2008, cuando el protagonista de nuestra historia de hoy se alzó con el tercero de sus entorchados (ya antes había obtenido el primer puesto en 2004 [el año en el que obtuvo la maglia rosa, defendiendo los colores del Saeco] y en 2007. Hablamos de Damiano Cunego (Cerro Veronese, 1981) que firmó, durante ese año, una de sus temporadas más completas y laureadas.
Ese año, Cunego, luciendo los colores de Lampre, empezó apuntando fuerte al ganar en la Vuelta al País Vasco la etapa de Orio. Su buen momento de forma se certificó al ser el primero en presentarse en la meta de Amerobieta, haciéndose acreedor de la Klasika de Primavera (era el primero italiano en conseguirlo y, hasta 2012, el único. Giovanni Visconti puede, también, presumir, de ello).
Al iniciarse las Ardenas, Cunego dio un golpe de autoridad al imponerse, en un disputado sprint, al luxemburgués Frank Schleck y al murciano Alejandro Valverde, al que distanció en dos segundos en la línea final de Valkenburg. Pocos días después, en La Flecha Valona, el transalpino también tocaba cajón, siendo tercero.
Su triunfal año se truncó, de manera inesperada, en el Tour de Francia, al que comparecía con la vitola de favorito y que se torció tras varias caídas. Damiano abandonó durante la última semana.
En la mente de Cunego, al igual que en la de muchos italianos, al final del año se alzaba una cita ineludible, el Mundial de Varese. Como laboratorio de pruebas, acudió a la Vuelta a España donde su actuación fue bastante más que discreta, dejando la competición en la segunda semana. No obstante, y como todos bien recordarán, en Varese, la selección italiana dio un auténtico recital táctico, filtrando a muy buenos ciclistas en la escapada del día, y permitiendo que Bettini ejerciera de secante en el grupo donde el resto de favoritos se vigilaban mientras los kilómetros no cejaban de pasar.
En la meta, y ante el delirio de la afición azurra, Alessandro Ballan se llevaba el oro y Cunego se hacía con la plata. El danés Matti Breschel completó un pódium en el que, a pesar de las esperanzas puestas, ningún maillot español pudo lucirse (el mejor clasificado fue Joaquim Rodríguez, en una más que discreta sexta plaza).
Y, con la buena forma de la que había hecho exhibición con el maillot azul de su selección, Cunego se presentaba en el (todavía) Giro de Lombardía como una de las ruedas más peligrosas (junto a las de Purito, Ballan, Samuel Sánchez, Kolobnev y Cadel Evans. La ausencia más llamativa era la de Paolo Bettini, junto a las de Valverde y los hermanos Schleck. Rebellin, al igual que el Gerolsteiner, no había sido invitado, por los casos de doping de su equipo [Kohl y Schumacher durante el Tour y el propio Rebellin, si bien conocido más tarde, en los Juegos Olímpicos de Pekín]).
La escapada del día contó con la presencia del español Pablo Lastras (Caisse D´Epargne), acompañado por Michael Barry (Columbia), Valerio Agnoli (Liquigas) y Santambroglio (Lampre), que se había filtrado para salvaguardar las aspiraciones de Cunego. Por detrás, otros tres hombres intentaban conectar, Garzelli, Sorensen y Scarponi que contactaron con los cuatro de cabeza. No obstante, por detrás tanto el Lampre como el CSC trabajaban para echar abajo la escapada, lo que consiguieron gracias a la falta de compenetración de los siete de delante.
El perfil de la prueba, que proponía 242 kilómetros, entre Varese y Como, incluía la subida a San Fedele, Madonna del Ghisallo y el Fermo della Batallia, a apenas cinco kilómetros de meta. En el ascenso de un repecho previo al Fermo, el Civiglio, los Lampre seleccionaron mucho el grupo, gracias al trabajo de Bruseghin, hasta que Cunego salió a un ataque de Horner (Astana) y se llevó a su rueda a Francesco Failli (Acqua e Sapone). Por detrás, en la bajada, a apenas quince kilómetros de metra, conectaron los españoles Dani Moreno (Caisse D´Epargne) y Samuel Sánchez (Euskaltel).
El italiano bajó muy fuerte y tomó unos metros de distancia con sus compañeros de fuga. Por delante, quedaban unos tres kilómetros de llano, la subida al Fermo della Batallia y su bajada. Cunego abrió una brecha importante en la subida, ascendiendo a más de 20 segundos, y por detrás los movimientos eran continuos pero sin la homogeneidad y compenetración suficiente para reducir la diferencia del de Cerro Veronese. Así, por ejemplo, Urán demarró a la busca del Lampre. A su rueda se pegó Brajkovic, pero el buen ritmo de ambos en la subida no fue suficiente para atrapar a Damiano, que mantenía algo más de una veintena de segundos al coronar el Fermo.
En meta, Cunego aventajó en 20 segundos a Janez Brajkovic (el esloveno de Astana) y a Rigoberto Urán (el colombiano del Caisse D´Epargne). 13 segundos más tarde, concurría el grupo principal, encabezado por el italiano Visconti en el sprint. Il Lombardia siempre ha sido territorio óptimo para los italianos, con 67 victorias, y contando como máximos vencedores al mítico Fausto Coppi (con cinco entorchados) y a su compatriota Alfredo Binda (con cuatro).
Esperemos que la revancha del Mundial nos brinde un gran espectáculo en territorio transalpino en esta edición. Por si son supersticiosos, sepan que el último campeón del mundo que se hizo con la victoria en el Giro de Lombardía fue el italiano Paolo Bettini, en el año 2006.
PALMARÉS © wikipedia
PALMARÉS POR PAÍSES
País | Victorias |
---|---|
Italia | 67 |
Bélgica | 12 |
Francia | 11 |
Suiza | 5 |
Irlanda | 4 |
Países Bajos | 2 |
España | 2 |
Lituania | 1 |
Luxemburgo | 1 |
Reino Unido | 1 |
Rusia | 1 |