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La nueva imagen de Valverde © Movistar
Aunque la decisión no es definitiva –Eusebio Unzué dixit- y aunque el propio Nairo Quintana lo adelantó en su país, Alejandro Valverde debutaría por fin en el Giro de Italia y el colombiano asumiría la responsabilidad de ser el jefe de filas en el Tour de Francia y la Vuelta a España -que se presenta en enero-, la prueba fetiche del murciano a la que no acudiría tras 10 participaciones pretéritas. Un calendario que tendrán que confirmar -o no- el viernes en la conferencia de prensa prevista en la concentración que realizan en Pamplona desde el pasado lunes.
Y el campeón de España -que acudió a la presentación de la corsa rosa el día después de Il Lombardia– lo haría menos rojigualdo, después de observar el nuevo modelo presentado por el equipo, que reduce la bandera en el maillot y en los brazaletes. Una disminución de la enseña progresiva como se ha visto en 2015 con el diferente maillot que lució Valverde en el Tour y en la Vuelta a España con preponderancia de la marca telefónica. La coincidencia del rojo -color de su rival Vodafone- es otras de las razones latentes. Una sempiterna situación en los equipos de Echavarri y Unzué ante la ausencia de una norma clara de la Real Federación Española de Ciclismo (RFEC), que permite este tipo de experimentos comerciales y que suelen generar polémica entre los aficionados. La nueva vestimenta no será ajena a ella. La víspera desvelaron con Quintana el del resto del equipo con detalles más blancos.
A Telefónica no le hace ni pizca de gracia que Valverde -su líder doméstico- no esté en la salida de Ourense el próximo mes de agosto como cuenta la empresa a El País. “Unzue nos consultó antes de tomar una decisión y nosotros le dijimos que no es lo que más nos gusta, la ausencia de Valverde de la Vuelta, pero que, evidentemente, respetábamos su libertad de planificación deportiva”. Una contrariedad que coincidirá con la reunión que tendrán sus directivos el año que viene para renovar el patrocinio -vigente desde 2011- con Abarca Sports, la empresa de Unzué que posee el grupo deportivo y que concluye en diciembre de 2016. Valverde, Arcas, Moreno y Pedrero son los españoles que tienen contrato en vigor hasta diciembre de 2017, pero no con Movistar sino con Abarca.
Si en 2014 Unzué acertó dejando el Giro de Italia para Quintana y suprimiendo el Tour de su carnet, en 2015 la planificación no resultó como esperaban. Los contrincantes también pedalean, claro. No ganaron ninguna de las tres grandes, flanquearon -eso sí- al invencible Froome en el Tour con Quintana -sólo ha ganado en Tirreno-Adriático– y el lacrimógeno primer podio de Valverde en París, no pisaron ni el podio del Giro -sin sus dos líderes- ni el de la Vuelta, donde les pesó el lógico desgaste del Tour. Solo ganaron etapa en el Giro con Intxausti -que es baja y se va al Sky- y con el propio Valverde en Vejer de la Frontera ante Sagan. Un saldo que no cuadró con las expectativas marcadas en la agenda previa y que compensaron con los números uno de Valverde -también líder en el TOP Ciclo 21– y del equipo en el UCI World Tour. El debate de la botella medio llena o medio vacía.
Para 2015 la estrategia es diversificar a las dos cabezas y tener siempre una en las tres grandes. En 2016 llega además el compromiso de los Juegos Olímpicos – el 6 de agosto tras el Tour que finaliza el 24 de julio- donde murciano -Mínguez mediante- y boyacense serán rivales y favoritos a la vez. Un trazado que aún no conocen in situ como sí ya lo ha hecho Froome, aprovechando sus vacaciones en Río. Un presunto título que Valverde no luciría en la gran ronda española.
Valverde 2016 por detrás © Movistar
El Mundial de Catar (16 octubre), retrasado por las altas temperaturas de las que no se librarán, alargarían una campaña de lo más exigente para un Valverde -al que no le va el ventoso y plano circuito- al que de momento no le afecta la avanzada treintena. Las clásicas de las Ardenas -con el apoyo de Dani Moreno– serán su otro foco -Lieja es el 24 de abril-, pero pensando que después vendrá un Giro de Italia -empieza el 6 de mayo- al que el recorrido se le adapta y en el que se encontrará con el regreso de Nibali y la presencia de Mikel Landa con el Sky. Resumiendo, desde el 17 de abril (Amstel Gold Race) hasta el 6 de agosto en Río, Valverde afrontará todos sus objetivos en menos de 4 meses.
En el caso de Nairo Quintana -cuyo compromiso expira también la Nochevieja del 2017- su próxima temporada tiene que ser la de su golpe en la mesa, tras no poder ganar la Vuelta 2014 (por caída) tras vencer en el Giro y fracasar en 2015 en su asalto al amarillo del Tour de Francia -su despiste en los diques holandeses y no poder con Froome en los Pirineos lo pagó caro- y el rojo de la Vuelta a España, donde terminó cuarto y sin adjudicarse etapa alguna.
Su suculento contrato, sus ya 26 años a partir de febrero -ya no optará al maillot blanco-, su sequía de resultados y victorias y la responsabilidad que le coloca Unzué, dejan un 2016 al andino como un examen absoluto y definitivo. Un año que podrá afrontar con algo más de relajación en comparación con Valverde porque hasta el Tour podrá ir con menos presión, aunque su calidad debería darle más opciones de engrosar su palmarés como hizo en la nevada Tirreno-Adriático, allá por el ya lejano mes de marzo. En julio no tendrá excusas. Allí se topará de nuevo con Froome, con el -presunto- último de Alberto Contador y con el primero del creciente italiano Fabio Aru, como principales rivales en un recorrido en el que se refuerza la contrarreloj individual -con cronoescalada- y desaparece por equipos, donde Movistar es bronce mundialista. Más piedras en su camino para el ser el primer colombiano en París que después tendrá que refrendar en Río y en la Vuelta como campeón o como alumno suspendido, Echavarri dixit. Un horizonte formidable si es capaz -son capaces- de todo.
