Uno de los divorcios más sonados y, de alguna forma, más llamativos del pasado año fue el que se produjo entre Patrick Lefevere, máximo responsable del Etixx-Quick Step y Michal Kwiatkowski, portador del maillot arcoíris de campeón del mundo hasta que Peter Sagan se lo arrebatara en las calles de Richmond. Todo el año estuvo amagando el mánager del equipo clasicómano por excelencia con la no renovación de gran parte de sus figuras. Finalmente, fueron Rigoberto Urán, Mark Cavendish y el propio Kwiatkowski los hombres sacrificados y el polaco puso rumbo hacia el Sky.
La situación llegó a un punto de no retorno durante el segundo día de descanso del Tour de Francia, cuando Patrick Lefevere aseguró ante las cámaras de Sporza [televisión belga] que tuvo que disuadir al entonces campeón del mundo de su intención de disputar las clasificaciones generales de las grandes vueltas algo que, según dijo en aquella comparecencia, enfadó mucho al polaco y, más tarde, argumentaría como una de las razones principales de la no renovación del contrato que unía a ambas partes.
Pero ahora, en plena concentración del equipo Sky en Mallorca, Michal Kwiatkowski ha asegurado que “esa situación no se produjo jamás”. En una entrevista concedida a la revista holandesa Wieler Revue, el polaco asegura que “Lefevere nunca vino a hablar conmigo sobre si quería disputar las generales de las grandes vueltas o no. Tampoco me ha preguntado nunca si estaba o no estaba enfadado”.
Kwiatkowski, visiblemente molesto por lo que considera que fue una traición pública por parte del máximo responsable de su equipo, dice ahora que “no tengo ni idea de dónde pudo venir esa historia. Quizás fue todo producto de la imaginación de Lefevere. Es algo que se ve con frecuencia en personas en su posición ya que tiene todo el tiempo del mundo para buscar y estar con los medios de comunicación. Yo no tengo tanto tiempo libre. En resumen: toda esta situación no se produjo nunca”.