La primera carrera del World Tour de 2016, el Tour Down Under, una prueba cuya organización, infraestructura y divulgación deberían ser copiadas por nuestra querida Vuelta a España, fue un duelo, como estaba previsto, entre australianos. Así lo vemos en el podio, en el reparto de triunfos e incluso sorpresas, con la victoria del compañero de Contador, Jay McCarthy.
Hablaremos más delante de Caleb Ewan, y esa fenomenal forma de sprintar en el filo, y del regreso de un ciclista que nos encanta como Simon Gerrans, quien ya es historia en vida de la carrera austral. Hablaremos más adelante, como digo, porque el foco lo llevamos, una vez más, sobre Richie Porte.
El hecho de que el tasmano, ahora en el BMC, ocupe tantas líneas en este mal anillado cuaderno, es porque sinceramente nos sorprende la capacidad que tiene de dar espectáculo en muchos pasajes de la temporada contrastada con la incapacidad que muestra en los grandes objetivos.
Si bien es cierto que estos años ha estado sometido al peso de los nombres del Team Sky, también lo es el hecho de que no ha sido la punta de lanza que muchos hubiéramos pensado cuando le tocó asumir el mando. El ultimo Giro es el ejemplo, el anterior también, e incluso en el Tour de hace dos años, cuando Froome dejó la carrera prematuramente, no estuvo a la altura de las circunstancias.
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