Si alguien pensaba que los retrasos y los sobrecostes de las obras públicas eran patrimonio exclusivo de nuestras latitudes, se equivoca. Ni todos los petrodólares del mundo puestos juntos han conseguido evitar que las obras de una carretera de circunvalación por la que debía de transitar el próximo mundial de Doha vayan a estar listas a tiempo, lo que ha obligado a los organizadores a anunciar un cambio importante en el dibujo del trazado del Mundial que el próximo mes de octubre se disputará en la capital catarí.
Evidentemente, los cambios que se han introducido no van a afectar en lo realmente sustancioso de una carrera que seguirá siendo absolutamente plana e ideal para los grandes velocistas del pelotón internacional, que no podrían soñar con una oportunidad mejor para vestirse con el maillot arcoíris.
El circuito, que inicialmente iba a constar de 19,2 kilómetros, se ha visto reducido a 15,3 kilómetros que se desarrollarán de forma íntegra por The Pearl, una de las famosas islas artificiales de Catar. Lo que se mantiene sin cambios, sin embargo, es la larga aproximación que se hará desde la salida hasta ese circuito en el que se disputará la parte final de la carrera. Serán en total 80 kilómetros los que recorra el pelotón desde que se dé el banderazo de salida hasta llegar a The Pearl para dar, al menos –es algo que todavía se está decidiendo tras los cambios introducidos– once vueltas al circuito de la isla.
Estos cambios han provocado que desaparezca del recorrido el tramo adoquinado que podía representar, de alguna manera, la mayor dificultad del trazado. Lo que ahora todos temen y es algo que no está en manos de nadie poder dominar es el viento que, de soplar con fuerza, puede afectar tantísimo a las carreras que se disputan en aquella zona.
El próximo martes los participantes en el Tour de Catar tendrán la oportunidad de rodar por primera vez en competición sobre ese circuito y medir sus opciones y estrategias de cara a octubre.