Strade Bianche: Cancellara, inmortal en la Toscana

https://www.youtube.com/watch?v=bTFsu22fG4I

Cancellara, ganador en Siena / ©PN

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Algo de viento sí que sopló, pero ni rastro de la lluvia que hasta esta misma mañana prometía con convertir esta décima edición de la Strade Bianche en una de las más épicas de su corta historia. Pero a falta de esa agua que convirtiera la gravilla en barro, siempre se puede confiar en él. En el hombre que tenía una cuenta pendiente con esta carrera. Fabian Cancellara, el clasicómano del Trek-Segafredo que decidió perderse el fin de semana inaugural hace hoy siete días para recluirse y entrenar como un gladiador con la vista puesta en esta primera cita con la historia del ciclismo. Y, como es costumbre en cada año bisiesto y, por lo tanto, olímpico, el Expreso de Berna no defraudó y se anotó un tercer y último triunfo en esta carrera que, de alguna manera, se ha hecho grande a su sombra.

Comenzó la cosa por la mañana con todos los grandes favoritos mirando al cielo. Algo fastidiados la mayoría no tanto por el frío sino por el profundo gris del cielo que amenazaba a lluvia y tormenta. No había caído todavía ninguna gota en el momento de dar la salida, pero todas las previsiones hablaban de chubascos que, salvo muy contadas ocasiones, no eran del agrado de los  corredores que se habían marcado esta cita con el sterrato como uno de los momentos importantes de esta parte del calendario.

Como era de esperar, no se tardó en conformar la primera fuga. Se habían cubierto únicamente 15 kilómetros cuando Jens Debusschere, Pim Ligthart (Lotto-Soudal), Jesse Sergent (AG2R), Marcin Mrozek (CCC), Tom Van Asbroeck (LottoNL-Jumbo), Riccardo Stacchiotti (Nippo-Vini Fantini), Tiziano Dall’Antonia (Androni Giocattoli-Sidermec) y Lorenzo Rota (Bardiani-CSF) se alejaron del gran grupo que, por supuesto, les dejó hacer después de que esos primeros compases estuvieran protagonizados por los continuos intentos por conformar la escapada buena. Debusschere sufrió un pequeño susto en forma de caída tras cinco kilómetros rodando escapado, pero pronto volvió a la pelea junto a sus compañeros de fuga para llegar a alcanzar una ventaja máxima algo superior a los 5:30 en el kilómetro 35.

Comenzó en ese momento el cruel juego del pelotón, que permitió que estos siete aventureros marcharan destacados hasta pasar la marca del kilómetro cien –habían dado caza a Lorenzo Rota poco antes–. Pero con 76 kilómetros todavía por delante, parecía que las cosas se habían precipitado un poco.

Temerosos de que fueran los grandes capos los que comenzaran a tomar las riendas de la carrera desde tan lejos, el pelotón decidió tomárselo con algo más de calma y volvió a permitir, sólo cinco kilómetros más tarde, una fuga compuesta por Pim Ligthart (de nuevo), Maxime Monfort (Lotto-Soudal), Gianluca Brambilla (Eitxx-Quick Step), Andrei Grivko (Astana), Brent Bookwalter (BMC) y Salvatore Puccio (Sky). Ligthart fue el primero en tener que darse por vencido debido a una avería, algo que más tarde también acabaría con las ilusiones de Puccio.

Estas dos fugas hicieron que el pelotón rodara algo más relajado de lo que suele ser normal en esta prueba, por lo que llegamos a los últimos 25 kilómetros con un grupo de favoritos todavía muy numeroso. La carrera, que viajaba rota –decir lo contrario sería una temeridad–, todavía mantenía un orden poco común para la prueba de las carreteras blancas a estas alturas.

Restaban sólo 20 kilómetros cuando Gianluca Brambilla y Brent Bookwalter, dos lugartenientes de lujo, decidieron mover el árbol de manera definitiva. Su ataque no podía dejarse pasar por parte de los integrantes del grupo de favoritos, en el que todavía estaban todos los nombres llamados a pelear por el triunfo y, en algunos casos, acompañados por buena parte de sus equipos.

Fue el ex campeón del mundo Michal Kwiatkowski, que volvía a vestir el maillot del Sky tras su paso por Mallorca, el primero de los grandes capos en tomar la iniciativa. Cundo Brambilla y Bookwalter se colocaban en cabeza, el polaco intentaba cerrar el hueco partiendo desde el grupo de favoritos, pero su peso específico en el pelotón desaconsejaban dejarle hacer y pronto vio cómo a su rueda se soldaban las bicicletas de todos sus rivales.

Pero no era el corredor del Sky, recién recuperado de un virus –no ha dado muchas más explicaciones el equipo médico del conjunto británico–, el más fuerte o el que más debía de preocupar. Algo de esto debió de notar un Peter Sagan que tomó el relevo en este 2016 del Alejandro Valverde de 2015. El campeón del mundo arrancó a falta de 18 kilómetros para la meta llevándose a su rueda a un muy atento Zdenek Stybar. El ex campeón del mundo de ciclocross quería jugar la carta táctica dejándose llevar por el portador del maillot arcoíris hasta la altura de su compañero Brambilla.

Con lo que seguramente no contaron ni el checo ni el eslovaco, dos corredores que nacieron siendo compatriotas, fue con la reacción de Fabian Cancellara. Espartaco tardó en darse cuenta de la importancia de esa situación de carrera, pero cuando lo hizo se puso el mono de faena y se encargó, en solitario, de cerrar el hueco con el trío de cabeza.

Valverde acabó 10º / @Movistar

Fueron Sagan, sobre todo, y Cancellara los dos hombres que llevaron gran parte del peso de la fuga. Ambos sabían que aquel no era un gran negocio. Hacer todo el trabajo llevando a dos hombres del Etixx-Quick Step hacia la dura y exigente llegada de Siena no parecía, de antemano, una idea muy brillante.

Además, siempre en teoría, Sagan es un corredor más rápido que el suizo, por lo que Espartaco no lo dudó y lanzó un primer ataque desde lejos, pero fue Stybar, ante la inacción de Sagan, el que se encargó de neutralizarlo. Lo mismo sucedió la segunda vez que lo intentó el corredor del Trek-Segafredo.

Brambilla fue el siguiente en intentarlo. Quedaban algo más de 10 kilómetros para el final y el italiano, que poco antes había intercambiado un par de palabras con Stybar –imposible no ver la causa-efecto en ello– se lanzó como un misil hacia Siena. En ese primer intento Sagan se le pegó a la rueda. Todos miraron entonces a Stybar, que era el que, según el manual para este tipo de situaciones, debía de lanzar el siguiente ataque. Vigilaban al checo cuando, asombrosamente, Brambilla lanzó un nuevo acelerón. Esta vez sí, Sagan y Cancellara se miraron. Ninguno estaba dispuesto a dejarse otro gramo de fuerza innecesario.

Se prepararon entonces para afrontar lo que les quedaba: un juego táctico de nervios de acero. Debían de rodar sin dejar que Brambilla se marchase, administrando sus fuerzas, vigilándose entre los dos, entonando las piernas para la brutal subida de Siena, pensando en el sprint… y todo ello con un Stybar que, por supuesto, no iba a dar ni un solo relevo.

Así, Brambilla soñó, quizás en algún momento, con convertirse en el segundo italiano después de Moreno Moser (2013) en inscribir su nombre en el palmarés de esta prueba, pero con sólo 10 segundos como diferencia máxima y yendo tan madurito como iba, era complicadísimo pensar que iba a poder sobrevivir a ese durísimo final de Siena.

Y así fue como afrontó la cuesta empedrada de la ciudad medieval. Por detrás, Sagan fue el primero en claudicar. Como ya le sucediera a Valverde el pasado año, pagó el derroche de energía. Cancellara no lo dudó. Ya no había nada que perder porque sólo le valía la victoria. Ser segundo o último era lo mismo para él. Se lanzó a por Brambilla, le sobrepasó y se la jugó con Stybar. El checo quiso sprintarle, pero el curveo final imposibilitaba desarrollar la velocidad necesaria y, en esas circunstancias, no hay manera de que un veteranísimo Cancellara se dejase robar la cartera.

Cancellara, con tres dedos levantados al cielo y una enorme sonrisa dibujada en su rostro, cruzó la línea de meta en primera posición por tercera vez en su carrera. Por tercera vez, en año olímpico y bisiesto (como en 2008 y 2012). Por última vez en su carrera, que se cerrará al final de la presente campaña. Y lo hace para convertirse en inmortal en esta Toscana que tanto le ha dado y a la que tanto le ha dado –imposible pensar en el crecimiento de la Strade Bianche sin la aportación del suizo– ya que, conforme a lo anunciado por la organización esta misma semana, se ha convertido en el primer corredor en alcanzar esos tres triunfos que le permitirán bautizar uno de los tramos de gravilla de esta carrera. El Monte Sante Marie ha sido el tramo elegido para inscribir el nombre del helvético. «Tener una de las zonas de sterrato es un gran honor. Estoy muy feliz. Ya esta mañana sabía que había una posibilidad de hacer historia. Tal vez el sector siete era mejor, ya que es mi número de la suerte, pero creo que haya una sección dedicada a mí el año que viene es un gran honor. Se está convirtiendo en una carrera cada vez más importante, donde los equipos lo quieren hacer bien. En mi ciudad ya hay un puente dedicado a mí y ahora un tramo de tierra».

Cancellara, que mañana tomará parte en la Gran Fondo Strade Bianche (la cita cicloturista), aseguró nada más cruzar la meta que “no sabría decir en qué momento me he dado cuenta que iba a ganar la carrera. En los últimos kilómetros estaba centrado en intentar que Brambilla no se fuera demasiado lejos y no ha sido hasta la última subida cuando he visto clara la opción de alcanzarle”. Una vez neutralizado el corredor italiano, Espartaco asegura que “sabía que Stybar iba a ser un rival muy complicado de batir y, de hecho, me ha apretado muchísimo hasta el final. Estoy muy feliz por haber conseguido este deseado tercer triunfo y por poder poner mi nombre a uno de los tramos de sterrato de la carrera”.

En esta ocasión Alejandro Valverde, que ha vuelto a ser el mejor español de la carrera, no ha podido meterse en la pelea por el triunfo. Sus compañeros fueron los encargados de comandar el pelotón durante la primera parte de la carrera, evitando que la fuga inicial de marchara demasiado, pero ya en la parte final, en la que Dayer Quintana sufrió un inoportuno pinchazo, no pudieron hacer mucho por evitar los movimientos decisivos de Cancellara, Sagan y Stybar.

Esta décima posición (sexto top ten del murciano en esta campaña con sólo once días de competición) le sirve a Valverde para sumar cuatro puntos más (2 por su décima plaza y 2 más por ser el primer español en una carrera 1.HC) en el Top Ciclo21, trofeo que distingue al mejor corredor español de la temporada y del que es el vigente campeón y actual líder.

Fotos y declaraciones de Cancellara vía Trek

CLASIFICACIÓN

Perfil de la prueba © RCS

Guía técnica del recorrido / Salida 11:00

Previa Ciclo 21

Libro de ruta

Edición 2015: Zdenek Stybar

Puntos TOP Ciclo 21: 32-24-20-16-12-10-8-6-4-2 / Primer español 2

Dorsales oficiales y palmarés tras los tuits

Tweets por el @StradeBianche.

Tweets sobre #stradebianche

DORSALES OFICIALES

PALMARÉS © wikipedia

Año	Ganador	Segundo	Tercero
Eroica
2007	Alexandr Kolobnev	Marcus Ljungqvist	Mijailo Jalilov
2008	Fabian Cancellara	Alessandro Ballan	Linus Gerdemann
2009	Thomas Lövkvist	Fabian Wegmann	Martin Elmiger
Montepaschi Strade Bianche
2010	Maxim Iglinskiy	Thomas Lövkvist	Michael Rogers
2011	Philippe Gilbert	Alessandro Ballan	Damiano Cunego
Strade Bianche
2012	Fabian Cancellara	Maxim Iglinskiy	Oscar Gatto
2013	Moreno Moser	Peter Sagan	Rinaldo Nocentini
2014	Michał Kwiatkowski	Peter Sagan	Alejandro Valverde
2015	Zdeněk Štybar	Greg Van Avermaet	Alejandro Valverde