La suspensión de la tercera etapa de la París-Niza debido a la nevada que ha caído desde la salida sobre el pelotón y que se ha ido agudizando según iban pasando los kilómetros ha servido para activar, por segunda vez en la historia, el nuevo protocolo de tiempo extremo de la Unión Ciclista Internacional (UCI) que se inauguró en competición hace sólo unas semanas con motivo de la Clásica de Almería. La ausencia de esta herramienta, que dota a organizadores, comisarios, equipos y ciclistas de una normativa sobre la que basarse, no impidió que en el pasado la París-Niza ya haya visto tres etapas suspendidas por motivos meteorológicos.
Sea como fuere, las imágenes que se estaban recibiendo desde la carrera hacían evidente que la nevada, acompañada de la lluvia y el frío, hacían demasiado peligroso –por no entrar en el apartado de la salud– continuar con la prueba. Así, la primera decisión de los comisarios fue la de neutralizar la prueba permitiendo que los corredores subieran a los coches para cubrir una parte del recorrido. Poco después, sin embargo, se anunciaba la cancelación de la jornada.
A partir de ese momento, con los ciclistas ya protegidos del frío y la nieve en los coches de los equipos, comenzaron a llegar las reacciones a través de las redes sociales. Quizás, el más expresivo haya sido el español Luis Ángel Maté que desde su cuenta de Twitter decía que hoy se había “meado encima varias veces para entrar en calor”, aunque también añadía que él “no he sido el único”. Para hacernos una idea de las gélidas temperaturas a las que se han enfrentado hoy los corredores, basta con saber que Maté “no sentía la cara, los pies ni las manos”.
Hoy me he meado encima varias veces para entrar en calor, y no he sido el único. No sentía la cara los pies ni las manos.
— Luis Ángel Maté (@luisangelmate) marzo 9, 2016
Otro que no tardó en mostrarse muy crítico con la tardanza de ASO en suspender la jornada fue Marcel Kittel que ironizaba diciendo “qué jornada más épica en la París-Niza. O, quizás, sencillamente un día ridículamente frío con lluvia, viento, nieve y culotes llenos de pis caliente”.
What an epic, EPIC, EEEEPIC day in Paris-Nice!!!1!! OR maybe just a ridiculous cold one with rain, snow, wind & bibshorts full of warm pee.
— Marcel Kittel (@marcelkittel) March 9, 2016
Dries Devenyns tiró de ironía al decir que “por un largo rato ASO esperaba que Alberto Contador se convirtiera en Alberto Tomba en la cima. Y que el pelotón le siguiera”.
For a long time A.S.O. was hoping Alberto Contador would change into Alberto Tomba on top of that climb. And the bunch would follow.
— Dries Devenyns (@3sdevenyns) marzo 9, 2016
Más conciliador se mostró Geraint Thomas, que se limitó a apuntar que “una gran lástima que se haya cancelado la etapa, pero no es posible competir de forma segura en estas condiciones”. Además, el corredor del Sky sugería opciones distintas a la cancelación al decir que “quizás podríamos haber tomado otra carretera para llegar a la meta. Una que no fuera tan alta”.
Maybe there was another road we could have taken to get to the finish, that didn’t go as high? And we could have raced #justathought
— Geraint Thomas (@GeraintThomas86) marzo 9, 2016
La mayoría de los protagonistas coincidían, claro está, en que la decisión de anular la etapa había sido la correcta, pero que había llegado excesivamente tarde. Patrick Lefevere, manager del Etixx-Quick Step aseguró que “ha sido la decisión correcta, pero, una vez más, ha llegado excesivamente tarde” asegurando, además, que la decisión de tomar la salida “pese a conocer desde antes de dar la salida todas las predicciones” está motivada, en última instancia, por cuestiones económicas. “No debemos de olvidar que las ciudades de salida y meta pagan un dinero por ello”.
Y, por supuesto, ante esta riada de críticas, Christian Prudhomme, cabeza visible de ASO, salió al paso de esa tardanza y aseguró que tomaron la decisión de suspender la carrera cuando “la carretera estaba extremadamente resbaladiza y ya no podíamos garantizar la seguridad de los corredores. Nos disculpamos [por la tardanza, N.d.A.], pero esto es la París-Niza”. En consonancia con lo apuntado por Lefevere, Prudhomme ya adelantaba que “prometemos que volveremos a Mont Brouilly”, lugar donde se había situado la meta de hoy.
Quizás, una de las imágenes más impactantes –y que recordaban tiempos ya muy lejanos– fue ver a corredores entrar ¡en casas adyacentes a la carretera! en busca de algo para calentarse o, simplemente, un lugar donde protegerse del frío y el temporal hasta poder subirse a uno de los coches de equipo.
Les coureurs se réfugient chez l’habitant #Jiraimeréchaufferchezvous #ParisNice pic.twitter.com/EnRuETzf7Y
— Le Gruppetto (@LeGruppetto) marzo 9, 2016
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