Si en lugar de ciclista su destino hubiese sido el de reinar en España, seguramente habría pasado a la historia como Óscar Freire, El Conquistador. Y es que este cántabro que hace un mes exacto cumplió los 40 años de edad fue para el ciclismo español precisamente eso: el primero en pisar y hacer suyos terrenos sobre los que antes de aquella maravillosa tarde de Verona de 1999 sólo nos había hablado un tal Miguel Poblet. Freire clavó la bandera española en ese ciclismo clásico que hasta entonces –no ha cambiado mucho, por desgracia– sólo disfrutaban un puñado de aficionados casi locos y que, tras su paso, ha visto la continuidad de un buen puñado de corredores que han visto que aunque hayan dado sus primeras pedaladas al sur de los Pirineos, su carrera no tiene porqué limitarse a hacer lo que puedan en las carreras por etapas.
Ha pasado casi un lustro desde que el de Torrelavega colgara la bicicleta y sólo la enorme suerte de seguir disfrutando de el triunvirato Purito-Valverde-Contador ha permitido que no le echemos de menos todo lo que se merece. Él, fiel al estilo que ya le hizo ganarse admiradores y detractores como ciclista, se mantiene callado, pero, si se le pregunta, tampoco evita los temas controvertidos y no se esfuerza demasiado por ser políticamente correcto.
Recientemente Freire ha participado en un juego de ciclismo-ficción planteado por la web inglesa Cyclingnews en el que el tres veces campeón del mundo debía de formar su equipo ideal. Su escuadra estaría formada por él mismo como jefe de filas y, junto a él, formarían Horrillo, Flecha, Aggiano, Hunter, Tjallingii, Hayman, Gárate y Paolo Bettini. Para cada corredor de esa selección Freire ha tenido que motivar su respuesta, lo mismo que ha tenido que hacer cuando al ser preguntado por quién sería el director deportivo para ese dream team, aseguró que ninguno.
Freire, un hombre que siempre se mostró partidario de seguir sus propias sensaciones y no seguir guiones preestablecidos, no se esconde y da la razón a una buena parte de la afición ciclista que ha bautizado como ‘ciclismo Youtube’ el estilo de correr que muchos directores han impuesto en el pelotón. El cántabro se sinceraba y daba su opinión personal sobre lo que aportan hoy en día los directores deportivos al ciclismo. “doy por hecho que hay muchos directores que saben de ciclismo, pero no creo que su trabajo sea tan importante hoy en día”.
El mejor corredor español de la historia en carreras de un día fundamenta esa opinión diciendo que “puedes ir a cualquier reunión de equipo, de cualquier escuadra y, sea quien sea el que la está dirigiendo, tendrás el mismo resultado”. Freire asegura en este sentido que “en el 99% de las carreras las cosas se deciden muy al final. Hay muy pocas sorpresas excepto en las etapas de muy alta montaña. Por lo tanto, el papel del director está muy limitado, especialmente a causa del uso de las radios”.
No salen muy bien parados los directores deportivos actuales en cuanto a su visión de carrera, al menos, desde la experiencia que cuenta Óscar Freire que asegura que “cuando estás en una etapa del Tour de Francia, lo único que te dicen es que te mantengas delante. Siempre era lo mismo”.
Pero de entre todos los directores, Óscar Freire hace una excepción: la del actual seleccionador español Javier Mínguez, que recientemente anunció su deseo de poner en marcha un nuevo equipo junto al periodista Josu Garai. Según Freire, el director vallisoletano, con el que coincidió en su dos primeras temporadas como profesional en el Vitalicio Seguros, “es el único que hace que sus corredores presten atención. Él tenía mucha más influencia [que los demás N.d.A.] sobre los corredores en las carreras”. Queda por ver si la siguiente reflexión de Freire sobre el actual seleccionador es un halago o una crítica, pero no cabe duda de que es el fiel reflejo del carácter que ha hecho conocido a Mínguez en el ciclismo. “Si un corredor no seguía sus órdenes en carrera, se enfadaría enormemente con él y le apartaría de la siguiente convocatoria. Eso no ocurría con otros directores. Al menos, no con los otros directores que yo tuve. Sencillamente, les decían a los corredores que estuvieran conmigo arriba, pero si eso no pasaba, era como si no importara. Por todo eso es por lo que digo que la mayoría de los directores no tienen mucha influencia en las carreras. Al final, todo queda en manos de los jefes de fila y sus compañeros”.