La salida del Giro de Italia desde Países Bajos está siendo, en lo que a interés de los aficionados respecta, un auténtico éxito. Cada vez que la ronda transalpina ha visitado este país –y ya van unas cuantas en los últimos años–, la fiesta ha sido enorme. Y ayer no fue una excepción. El triunfo de Tom Dumoulin en la primera etapa y, por lo tanto, la consecución por parte de un corredor local de la primera maglia rosa fue únicamente la guinda del pastel.
El ayuntamiento de Apeldoorn y la organización del Giro han hecho público hoy que en total fueron 75.000 personas las que se dieron cita en los poco menos de 10 kilómetros de recorrido de etapa cronometrada, unas cifras que se quedaron muy cerca del ‘lleno absoluto’ que estaba calculado en 108.000 personas. Esa cifra se hubiese alcanzado, según los cálculos del propio ayuntamiento, si en ambos lados de la calzada se hubiesen colocado aficionados en seis filas.
Tanto RCS como las autoridades holandesas siguen siendo muy optimistas y aseguran que confían en poder alcanzar la cifra de 460.000 aficionados siguiendo en vivo la carrera en su paso por Países Bajos.