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Richie Porte en una imagen de archivo / © Ciclo21
El australiano Richie Porte (BMC), que se fue al suelo el pasado sábado durante la disputa de la prueba de fondo en carretera de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, ha puesto ya rumbo a casa tras ser dado de alta del centro hospitalario carioca en el que fue tratado de la fractura de clavícula sufrida a consecuencia de ese accidente y que, según un comunicado hecho público hoy por el conjunto BMC, le impedirá entrenar con normalidad durante un periodo de unas seis semanas lo que, con casi toda seguridad, supone el final de su temporada 2016.
La buena noticia para el que fuera uno de los dos jefes de filas del conjunto americano en el pasado Tour de Francia es que sus lesiones no requerirán de tratamiento quirúrgico, por lo que “precisará de un mínimo de diez días de reposo absoluto tras los que podrá retomar el entrenamiento sobre los rodillos. Podrá entrenar en carretera con normalidad en un periodo de entre cuatro y seis semanas”.
Otro de los corredores que están recluidos en la enfermería del BMC es el holandés Floris Gerts que tal y como informa el equipo “sufrió una fractura de clavícula izquierda durante el calentamiento para la disputa de la CRE de la Vuelta a Burgos”. En su caso sí que ha sido necesario el paso por quirófano, algo que ya se ha producido y desde el equipo esperan que esté listo para volver a la competición en un plazo de 30 a 40 días.
Las buenas noticias llegan por parte del italiano Manuel Quinziato, que ha entrado ya en la fase final de su recuperación de la lesión sufrida en el hombro durante la pasada Vuelta a Polonia y que ya ha retomado los entrenamientos con normalidad.
Es una manera de que no le de rueda a Froome como hizo en el Tour.