La resaca de la Vuelta ha dejado buena noticia que llevaba tiempo perfilándose, la renovación del patrocinio del Team Movistar. Recuerdo cuando la empresa telefónica entró en el ciclismo, hicieron falta llamadas de socorro y telefonazos del más alto nivel para que el ciclismo español no se quedara sin una de sus estructuras emblemáticas, la que arrancó allá por los ochenta con Reynolds y pasó de mecenas en mecenas y estrella en estrella hasta dar con el bloque que ha consolidado el triunfo de Nairo Quintana en la Vuelta a España.
Sencillamente, sin Movistar no sé qué habría sido del ciclismo español estos años. Desparecido el Euskaltel hace tres, sin opciones de sacar un equipo que acompañe al Caja Rural, la presencia de los azules en el WT ha sido la manera de mantener con un hilo de vida este ciclismo español en el máximo circuito. Por medio el panorama se ha quedado sin equipos y casi sin carreras. Un panorama muy triste y sombrío que ahora quizá alcance el inicio de sus efectos, cuando las grandes figuras o se retiran o demuestran no estar como antaño.
La clave, la madre del cordero es la clase media, aquella franja de ciclismo que, como en la vida, compacta la masa de profesionales y da salida a la mayor cantidad posible de talento. Necesitamos otro Caja Rural, es vital, hay gestiones y esfuerzos, se dicen muchas cosas, pero no hay manera. Escudarse en el doping es una entelequia, en la crisis, lo mismo, quizá es que no se hace bien, que el ciclismo no se vende como antaño y que hay quedar mucho más a los patrocinadores para que su inversión no sea a fondo perdido. La época de pedigüeños y ayudas públicas es un capítulo de la historia, pero no el presente.
Vemos que hay equipos que prefieren quedarse en elite y no dar el salto a continental, el paso intermedio, porque prefieren ser cabeza de ratón. Además calendario es exiguo para estos equipos, o te vas fuera o no corres, y si lo haces en España soñar con la televisión es una quimera.
Artículo completo de Joan Seguidor aquí