La última jornada de la 11ª Volta a Menorca BTT comenzó en dirección hacia La Vall, así que la primera parte del recorrido era por asfalto y el grupo se iba estirando y colocando por niveles. La Vall presenta un terreno muy rodador, con desniveles y rampas que hacen las delicias de los participantes.
En el Pla de Mar, sobre un terreno mucho más técnico, los bikers tuvieron que caminar bastante, al igual que llegando a Cala Pilar para respetar las dunas y también en Cala’n Calderer, donde hay rampas imposibles. Esta era la única parte inédita del Camí de Cavalls que quedaba por hacer en La Volta después de estas once ediciones.
Desde Cala’n Calderer se siguió con una bajada muy técnica y atractiva paisajísticamente hasta Cala Barril pasando por el avituallamiento que tenía lugar en la hermosa finca privada de Son Ermità. Después en Cala Barril, los bikers se encontraron con la parte más complicada del Camí de Cavalls por su terreno tan escarpado como espectacular para llegar a Binimel·la, el punto más alejado de Ciutadella. Después ya sólo quedaba volver, pasando por la larga y costosa subida de Ruma hasta Son Vives, que se veía recompensada con la bajada de Sant Pere hasta el avituallamento líquido de Ferreries y luego por el precioso Camino Real que da al barranco de Algendar.
A pesar de la enorme dureza de la etapa, los bikers mostraron su gran estado de forma física y terminaron muy contentos. Sólo hubo un pequeño accidente de una valiente biker que se hizo una brecha importante en la rodilla, poco después de iniciar la etapa, pero que continuó sin recortar para terminar la etapa en el IES MA Cardona, donde se le pusieron siete puntos en la rodilla.
También se celebró la etapa de promoción, en la que los pequeños bikers de entre 5 y 15 años tenían dos niveles de dificultad. Se reunieron 33 niños y niñas que completaron sus recorridos acompañados por guías, servicio técnico y ambulancia.
Al final se celebró la fiesta de clausura y se sirvió comida a más de 900 bikers y acompañantes.