Valkenburg es uno de esos sitios privilegiados por el ciclismo. Ubicada ahí donde los Países Bajos no son bajos, es como Lieja y Briançon uno de esos lugares donde converge el ciclismo varias veces el mismo año, como su estuvieran en el ombligo del mundo… ciclista. Este fin de semana la ciudad que vio Mundiales, el Tour y que cada año acoge la Amstel Gold Race, tuvo una manga, la tercera de la Copa del Mundo.
No era una manga cualquiera, era la primera que se celebraba en Europa, tras el doble arranque en terreno estadounidense, ya sabéis, el ciclismo va a donde está el dinero, aunque los implicados, los corredores y los equipos, sean ampliamente perjudicados tanto en sus presupuestos, calendarios y entrenamientos. Allí, en Estados Unidos, Wout Van Aert tomó unos puntos de ventaja que, ante la ausencia de Matthieu Van der Poel, creo que pueden ser hasta decisivos en la Copa del Mundo, y esto que ésta está en su recta inicial.
Sea como fuere, y aunque la general parezca complicada para todo aquel que no se apellide Van Aert, el ciclocross está de enhorabuena con la que se le viene encima esta temporada. Justo el año que Sven Nys se viste de calle porque deja una carrera deportiva absolutamente inigualable, emerge, desde bien pronto, desde el mismo mes de octubre, la rivalidad que habrá de marcar los próximos años: la de Van Aert y Van der Poel.
Si la temporada de clásicas próxima, y la última, giró alrededor de Peter Sagan y lo que hiciera, la campaña de ciclocross creo que estará en manos de lo ocurra en el pulso Van Aert-Van der Poel. Mirad la carrera de Valkenburg. Todo sucede alrededor de ellos, incluso diría que la diosa fortuna quiere que las averías y problemas de Van der Haar no entorpezcan ni disimulen el duelo en la cumbre, y lo digo con pesar porque el holandés hizo una carrera excelente y estoica, encajando cada infortunio dándole más fuerte a los pedales para perseguir sin descanso.
Artículo completo de Joan Seguidor aquí