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Fabio Aru y Vincenzo Nibali destacaron la dureza de la 100ª edición del Giro / © RCS
Durante las próximas semanas y meses el pelotón internacional, que sigue a la espera de que la UCI confirme la decisión final sobre qué equipos podrán presumir de licencia UCI World Tour, se recluirán en concentraciones y stages de pretemporada que, además de para hacer grupo y afinar las piernas de cara al inicio de la nueva campaña, servirá para que corredores y técnicos diseñen los calendarios que entiendan que mejor les van a venir para afrontar con garantías los grandes retos de 2017.
Uno de los primeros en comenzar este trabajo está siendo el Bahrain-Merida que se encuentra desde hoy en la localidad croata de Poreć. Allí Vincenzo Nibali junto, entre otros, a los españoles Javi Moreno, Ion Izagirre y el todavía-sí-pero-ya-no ciclista catalán Joaquim Purito Rodríguez, comenzará a construir su camino hacia lo que él espera que sea un nuevo triunfo en el Giro de Italia 2017, cuyo recorrido fue presentado ayer en Milán aunque, pese a que todo el mundo lo da por hecho, el corredor no quiso confirmar todavía su presencia en la salida de Cerdeña el próximo día 5 de mayo.
Nibali saluda a Miguel Induráin / © RCS
“Es un recorrido duro, pero me gusta”, reaccionaba actual poseedor de la maglia rosa. “Va a ser un Giro muy duro y termina con una contrarreloj en la última etapa, algo que nos lleva a los Giros de hace unos años”. En cuanto a los primeros compases de la carrera, el Tiburón decía que “partiendo desde las dos grandes islas es seguro que tendremos un gran apoyo por parte del público”.
Nibali, que partía de inmediato desde Milán hacia Croacia, reconocía que “todavía no tengo claro cuál será mi programa de carreras antes del Giro, pero sí es cierto que para mí venir al Giro de Italia es muy importante y no sólo porque se atraviese Sicilia [su isla natal, N.d.A.] sino porque, en general, es un Giro que me gusta y que me motiva afrontar dentro de esta nueva aventura. Es una edición especial del Giro y me gusta, pero no será fácil. Todavía tenemos mucho tiempo en el invierno para decidir mi calendario”.
Algo más contrariado parecía Fabio Aru, un corredor que parece que ya se postula como uno de los grandes rivales de Nibali en la pelea por el rosa final de Milán. “No me esperaba un Giro así de duro. Habíamos visto algunas filtraciones, pero no conocíamos el recorrido”, reconocía el vencedor de la Vuelta a España de 2015 antes de añadir que “es un Giro durísimo, pero también equilibrado en el que habrá espacio para todos. Realmente, ni los sprinters, ni los contrarrelojistas, ni los escaladores se pueden quejar del recorrido de este Giro”.
En cuanto a ese periplo insular que llevará al Giro a Cerdeña y Sicilia en sus primeras jornadas puede ser un factor clave para Aru ya que “no podemos infravalorar la importancia que puede tener la incógnita del viento. No será algo que tengamos que tener en cuenta sólo en Cerdeña sino en casi toda la primera semana. En toda esa zona, una etapa con viento puede ser igual de dura o más que una etapa de montaña”.
Kruijswijk tras su caída
Tan injusto es el ciclismo que Steven Kruijswijk, ese hombre que tenía prácticamente ganado el pasado Giro y que se lo dejó en la cima del Agnello al estrellar su bicicleta contra un muro de nieve, apenas ha sido recordado durante la presentación de la 100ª edición de la carrera transalpina, pero el jefe de filas del LottoNL-Jumbo aseguraba que “para mí, es un Giro muy bonito ya que tiene un poco de todo. El del próximo año es lo que podemos considerar como un verdadero Giro de Italia”. El holandés reconoce que “lo que más me gusta es la última semana que, a la vez, es tradicionalmente la más dura”, pese a lo que no olvida que “ya en la cuarta etapa tenemos la subida al Etna y se han planteado dos etapas contrarreloj bastante largas, algo que no me perjudica”.
El primer portador de la maglia rosa de 2016, el también holandés Tom Dumoulin, no tardó en dar su opinión respecto al recorrido de esta edición centenaria y aseguraba que “es un recorrido muy bonito y, sobre todo, muy equilibrado con etapas para sprinters, bastantes kilómetros contrarreloj y también algunas ascensiones brutales y legendarias como el Mortirolo o el Stelvio”. Dumoulin reconoce que “estoy familiarizado con estas cumbres porque en el pasado preparé en esta zona mi participación en la Vuelta a España”.
