Si una palabra podría definir a Iván García Cortina (Gijón, Asturias, 23 noviembre 1995) es la de desparpajo. A sus casi 21 años destila una valentía y una ambición que muchos de sus colegas no la alcanzan ni con diez años de profesionalismo. Pero él sí. Es consciente de su calidad –1 victoria en Polonia y nada menos que otros 25 diez primeros puestos incluidos Flandes, Roubaix y Mundial sub-23– y de su genética ciclista más belga que española. Es un enamorado de esas clásicas de un día y los bandazos del viento. Un rara avis como Poblet o Freire y Flecha en los últimos tiempos. Peter Sagan es su modelo a seguir y -salvando las actuales distancias – sus argumentarios son muy similares. La otra versión que contrasta con sus irremisibes ganas es que sabe a dónde llega y los pasos progreivos que ha de dar. «Aprender» es ahora su palabra preferida, pero no dudará en buscar esos huecos en solitario que tanto le encantan explorar. Un potencial formidable por esculpir en el Bahrain-Merida.
Fernando Ferrari / Ciclo 21. Porec (Croacia). Enviado especial
-¿Cómo llega Iván García Cortina a esta nueva estructura?
-Estábamos esperando la decisión del Etixx que me había dado la ocasión de competir como aprendiz y también algunas otras opciones. No decían que no, pero tampoco decían que sí. Era difícil porque ya tenían tres neos y cuatro para un equipo World Tour como ellos son demasiados. Y surgió la oportunidad del Bahrain-Merida y no me lo pensé. No les esperé más.
-¿Qué experiencia se trae del grupo de Lefevere?
-Etixx es muy buen equipo y aprendí mucho. Estuve con Boonen, en la habitación con Gaviria y sin querer aprendes. Al principio me veía ahí con nada menos que Boonen, pero como tampoco soy tímido ya estaba como uno más en el equipo. En las carreras luego estaban contentos con mi trabajo, pero aquí en Bahrain tendré la oportunidad de poder estar en las grandes clásicas. Allí es imposible. Con Boonen, Terpstra, Stybar… ya son fijos y aquí tendré más opciones.
-¿Y de sus dos primeros años profesionales con AWT y Klein Constantia continentales?
-Estos dos años han sido muy buenos con ellos y es una pena que desaparezca el equipo. De once que estábamos, solo hay dos que no tienen equipo y cinco en World Tour. El calendario estuvo muy bien porque estaba en las mejores clásicas sub-23, muy buen material… Era como un World Tour pero en pequeño y no nos faltaba de nada dentro del presupuesto que había. Etixx no se sabe si va a seguir a partir de 2018 y por eso han prescindido del Klein Constantia para no recortar el montante del primer equipo. Si Etixx tuviera más años de patrocinio, el continental seguiría.
-Y ahí estuvo con Enric Mas, una de las revelaciones de 2016
-Este año dio un paso bastante grande como hizo en Portugal en la primera carrera ganando en Alentejo. Increíble. Creo que encajará muy bien en el Etixx. Es como yo aquí, pero al revés. Clasicómanos les sobra, pero les falta gente que suba bien como él. Va a tener oportunidad de correr buenas carreras y al final conforman un buen grupo de escaladores. Aprenderá bastante.
-¿Qué balance hace de su notable temporada?
-Contento pero frustrado. La suerte que tuve de no caerme, no de tener lesiones, problemas, me faltó para rematar. Tengo una victoria pero veintiséis «top ten» y entre ellos en Flandes, Roubaix y en el Mundial sub-23 que está muy bien, pero tengo otros muchos puestos que pudieron ser victorias y en lugar de una tendría ahora cinco. ¿Por ejemplo? Pues un segundo y tercero de etapa en el ZLM Tour.
-Detalle su experiencia en la «De Ronde» y el infierno del norte sub-23
-En Flandes, que era sin pavés, me dijeron que no me moviera hasta a falta de dos vueltas, pero antes arrancaron cinco que fueron los que llegaron. Por detrás a un kilómetro ataqué y acabé sexto, pero me pillaron. En Roubaix llegó la fuga de salida de nueve corredores, que nunca llega pero ese día sí. Yo arranqué en el Carrefour de l’Arbre, que me encanta pensar y contar que lo hice. Íbamos veinte en el grupo y quedamos cuatro y después ataqué de nuevo y me fui solo hasta meta y así acabé décimo.
-¿Esperaba más del Mundial de Doha?
-El Mundial estaba con ganas, pero me hubiera gustado que fuera más duro y que hubiese tenido alguna parte de viento porque en los abanicos me defiendo bastante bien o alguna parte más exigente. Al final los sprinters puros, el noruego, el alemán y el italiano llegaron muy bien. Un repecho cada vuelta hubiera desgastado mucho y ahí me hubiera defendido mejor.
-Y ahora no da un salto de categoría, sino dos.
-Es algo por lo que tienes que pasar, hay buen ambiente y con ganas de empezar las clásicas. Cuando es nuevo está trabajando la gente todo el día y falta rodaje. Oficialmente es que ni existe el equipo.
-¿Ya sabe qué rol va a ocupar y su calendario?
-En principio aprender. De momento es que haga algunas clásicas de Bélgica con Haussler, con una experiencia en esas carreras que pocos tienen. ¿Flandes y Roubaix? No sé nada aún, pero ya se verá. Repito, aprender y de cara al futuro ver la posibilidad de disputar alguna. El debut será en el Dubai Tour y después de Bélgica me irán diciendo. Imagino que grandes vueltas no haré.
-¿La devoción por esas clásicas le convierte en un «bicho raro» del ciclismo español?
-Menos Flecha y Freire es así en los últimos años. No sé por qué pero desde siempre me han llamado la atención este tipo de carreras. Por ejemplo, España en el Mundial de Doha. Tres top ten en féminas júnior y elite y el mío en sub-23. Solo fallaron los chicos júnior y los profesionales. Y luego estás en España y prácticamente no hay carreras que acaben al sprint. Si de cinco, tres hicimos top ten y no hay carreras para aprender en España y al final estuvimos ahí. Digo que se podría apoyar ese tipo de ciclismo. En Bélgica aprenden los abanicos desde pequeños y cuando sales fuera se nota. Pongo el ejemplo de Xabier San Sebastián, que tenía un motor increíble, pero se empeñó en escalar, escalar, adelgazó y no tenía ni la mitad de músculo que tenía y al final lo acabó dejando. Si estas carreras abundaran más la gente no lo dejaría tan pronto. En España o subes o nada y para gente de más 70 kilos es complicado. Yo tuve la suerte de poder salir pronto al extranjero y aquí estoy.
-¿Su primera impresión sobre la plantilla de este ambicioso proyecto?
-El equipo lo veo muy bien. Los directores y corredores son todos de primera calidad. Con Nibali en las grandes será lo más top y dónde más esperanzas se tienen, pero para las clásicas tenemos buena gente con Haussler, Colbrelli, Bonifazio… Es un equipo con mentalidad internacional con el inglés como idioma oficial y para nada «italiano» aunque haya muchos. Y en inglés me defiendo, pero italiano no tengo ni idea.
-¿Cómo asimila que le coloquen como una de las mas firmes esperanzas de este deporte en España?
-Sin más. Digan lo que digan de mí soy el primer interesado en andar más o hacer todo lo que pueda. Siempre quiero ganar. Voy paso a paso, entrenando lo que puedo, disputando casi todo pero porque yo soy así. Reconozco que me gusta que se hable de mí, pero no me siento presionado para nada. Y también tengo claro que aquí no tendré tantas opciones como las tenía en Klein Constantia.
-¿Dónde espera progresar como ciclista?
-En las contrarrelojes soy muy malo. Tengo claro que las clásicas, pero también etapas o carreras duras, pero sin ser puertos muy largos. Subo bien, pero no más de unos 8 kilómetros de subida. Ahí se suelen quedar los sprinters y ese tipo de recorridos me benefician y me gustan. Antes no sprintaba nada, pero nada. Y ahí sí estoy notando mucha progresión en la velocidad. No sé por qué pero la colocación la tengo muy buena y siempre estoy ahí. Me gusta mucho la adrenalina del sprint y también poco a poco voy adquiriendo técnica porque no es solo ir a tope y ya está. Hay que escoger muy bien el piñón. Me gustaría mejorar más aún en el sprint y subir un poco mejor.
-¿Qué opina de sus compañeros españoles?
-Al final somos cinco, una quinta parte del equipo y muy bien. Espero que Purito corra esta próxima temporada. Es Purito. Como con Haussler, con él vas a aprender lo que no está escrito. Y luego está el buen ambiente que genera. Ion Izagirre ha demostrado que puede estar ahí en el Tour, hizo una gran Suiza, sube bien, contrarrelojea igual y va a ser una buena pieza.
-E Ion Ander Insausti, otro «loco» de las clásicas del norte
-Lo conozco desde mi primer año de sub-23 y siempre estábamos hablando lo que te comentaba que sin en España no subes…
-¿Dentro de un año exacto qué balance le gustaría firmar?
-Es complicado. Con que acaben contentos en el equipo conmigo, que es el que paga, es lo más importante para seguir o si no en la primera división, pero deportivamente me gustaría terminar todas las clásicas en las que participe, que no es tan fácil. Ganar una, dos o tres carreras me encantaría, pero soy consciente de que es el primer año World Tour. Confío en que alguna oportunidad tendré.
-Por cierto, ¿Peter Sagan es el espejo en el que se mira?
-Sí, me encanta. No solo dentro de la bici si no fuera. Lo conocí personalmente en el Mundial y es un tipo genial. A mí también me gusta hacer el tonto con la bici como él y sí le admiro. Ya ves cómo ganó el Mundial. Parece fácil pero para nada lo es pasar a Boonen y Cavendish como lo hizo. Digamos que tenemos el mismo estilo como ciclistas, pero evidentemente mi nivel mucho más bajo. Soy rápido, pero no sprinter, subo bien, pero no soy un escalador, tengo técnica en la bici y adoro las clásicas. Y otro detalle como él es que esprinta él solo y a mí también me gusta hacerlo así, solo. Si voy detrás de un compañero me pongo nervioso y al final sprinto por otro lado. Yo tengo que buscar mi hueco y lo que salga.