Thomas Dekker está de gira. De escatológica, pestilente y, seguramente, rentable gira. El holandés, que a principios del año pasado, tras haber fracasado por poco en su intento por batir el récord de la hora, todavía intentaba encontrar algún equipo en el que alargar una carrera que en ese momento resumía como “bonita, fea, violenta y educativa”, ha decidido ahora contar su historia y, ante la ausencia de grandes gestas o días de gloria que poner negro sobre blanco, ha optado por lo único que todavía puede ofrecer: los detalles más sucios y repugnantes de una carrera marcada por un dopaje que, como ya todo el mundo sabe sin necesidad de que Dekker –y los que vendrán– lo recuerden, era sistémico y habitual.
El extracto del primer capítulo de su libro, que publicamos en el día de ayer, habla de bebida, fiestas, doping, sexo y otras intimidades seguramente innecesarias a estas alturas y que han causado ya la reacción, entre otros, de un Michael Boogerd que niega buena parte del asunto.
Sea como fuere, uno de los afectados, en este caso de manera positiva, por esta gira de entrevistas iniciada por Dekker es el recién retirado Fabian Cancellara que, siempre según la versión del ex corredor de Rabobank, podría, por fin, quitarse de encima la sombra de la duda sobre ese alias de Clasicomano Luigi que apareció entre toda la documentación incautada a Eufemiano Fuentes y que muchos han mantenido que correspondía al suizo.
Thomas Dekker ha decidido contar en la revista belga Humo que “Clasicomano Luigi soy yo y nadie más”. Según la versión del nuevo garganta profunda del ciclismo mundial, “el doctor Fuentes me dio ese apodo. Entré en contacto con Fuentes a través de mi agente, Jacques Hanegraaf. Me presentó tanto a Fuentes como a Luigi Cecchini”.
Sin embargo, Hanegraaf ha negado totalmente que fuera él quien le presentara al médico español. El que fuera agente del holandés ha asegurado en declaraciones a Omroep Brabant que “es totalmente absurdo que yo le haya incitado al consumo de sustancias dopantes” y relaciona estas declaraciones del ex ciclista con el hecho de que este todavía le debe dinero que el agente nunca ha dejado de reclamar. “Es chantaje, sí; pero es algo muy característico de Dekker”, zanjó.
El pasado mes de agosto Lance Armstrong no dejó pasar la oportunidad de alargar la sombra de la duda a través de un mensaje envenenado en Twitter.
@TrekSegafredo Luigi!!
— Lance Armstrong (@lancearmstrong) 11 de agosto de 2016
Qué confuso es todo esto! Pero si dice que él es Luigi parece que Cancellara estaría exculpado de las bolsas de sangre.
Aunque si Armstrong le llama Luigi…