Rubén Fernández (Movistar) sigue en transición de llevar una vida absolutamente normal. Para ello aún le quedan tres semanas. El tiempo que los médicos le han recetado para recuperarse plenamente de su fractura de mandíbula tras caerse de su bicicleta el pasado 8 de noviembre cuando entrenaba en solitario después de salir de la convalecencia de su clavícula rota en la pasada Milán-Turín en la misma caída que le causó la misma lesión al también renacido Adriano Malori. Una ráfaga de viento, habituales en la periferia de Murcia, le hizo literalmente volar y dar violentamente con su barbilla en el asfalto que se rompió en tres pedazos.
«Fue una caída y una lesión graves, pero menos de lo que podía haber sido» reconoce el murciano a la llamada de este medio. «Me acuerdo perfectamente de todo, de cómo fue porque en ningún momento perdí el conocimiento. Iba tranquilo y solo, a unos 30 kilómetros por hora, se me levantó la rueda de delante por el viento y caí a plomo. No me dio tiempo ni a poner las manos ni nada. Me quedé en el centro de la calzada hacia la orilla y la suerte es que iba por una carretera poco transitada y en ese momento no iba ningún coche detrás de mí».
Enseguida se dio cuenta del terrible golpe. «Sabía que me había roto varios dientes porque manaba mucha sangre de la boca. No podía hablar bien. En la mandíbula notaba algo raro, pero no tenía ni idea de qué podía ser hasta que llegué al hospital. ¿La clavícula? También se me resintió». Un traslado rápido y curioso. «Al segundo paró una chica que fue la que se encargó de todo y llamar a quién tocaba. Vino un amigo mío y me llevó a urgencias antes de que viniera la ambulancia y así fue más rápido».
Primero llegó al Hospital General Universitario Morales Meseguer de Murcia y después fue trasladado al Hospital Virgen de la Arrixaca «uno de los mejores de España en cirugía maxilo facial y tengo que agradecer el gran trabajo de los traumatólogos Del Valle y Mazón. Estoy muy contento con ellos», apunta el excorredor del Caja Rural.
No obstante, tuvo que hacer cola para una complicada operación -«me redujeron la fractura por los tres sitios, por los extremos y por el centro»- que duró nada menos que ocho horas. «Los quirófanos estaban ocupados para personas que los necesitaban más que yo». De modo que fue intervenido el pasado 14 de diciembre, seis días después de su accidente y en dos días ya fue dado de alta. No tendrá ningún impacto estético en su cara para el futuro. «La cicatriz es interna y no se verá nada».
Ahora ya se recupera en su casa, esperando que le vaya bajando la inflamación y empezando a moverse con paseos por el monte y el rodillo. De carretera de momento nada. «Por lo que me han apuntado los médicos, a mediados de diciembre ya podré volver a entrenar, pero sí necesito despejarme». Y a comer con normalidad. «También porque ahora me alimento con todo batido y con pajita. La semana que viene empiezo una dieta blanda y poco a poco empezaré a comer ya de todo».
El exlíder de la Vuelta a España 2017 estima que este contratiempo no le afectará su campaña. «No, porque no iba a ir a Australia como los dos años pasados. La idea inicial era debutar en Mallorca, pero después de lo que me ha pasado, esperaremos para ver cuándo podré debutar en la temporada. Me gusta siempre comenzar fuerte el año, pero ahora hay que ver cómo evoluciono».
Un corredor –líder del TOP Ciclo 21 sub-26 y 14º absoluto– feliz no obstante tras firmar tres años de contrato -único del pelotón español hasta 2019 junto a su vecino Valverde- con el único equipo español del World Tour. «Ha sido una gran apuesta por su parte y da mucha tranquilidad, pero da igual, porque hay que dar el callo igual. Como digo yo, hay que seguir despacito y con buena letra».