Nicolás Van Looy / Ciclo21 – l’Alfàs del Pi (Alicante). Enviado especial
Hace poco menos de un año, el día 23 de enero de 2016, seis ciclistas del Giant-Alpecin fueron arrollados por un vehículo mientras entrenaban en las proximidades de Calpe (Alicante). El 23 de enero de 2016 un coche arrollaba en una carretera cercana a Calpe (Alicante) a Warren Barguil, Max Walscheild, Chad Haga, Fredrik Ludvigsson, Ramon Sinkeldam y John Degenkolb. Los seis integrantes del Giant-Alpecin quedaron tendidos en una cuneta a la espera de la llegada de los servicios de emergencia en una escena que los que tuvieron la mala fortuna de presenciarla sólo pueden calificar de horrible.
Ha pasado casi un año y Degenkolb ha superado completamente aquel accidente. Sólo una férula en un dedo de la mano recuerda las secuelas de aquel día. Vestido con ropa de calle, arquea las cejas cuando le confieso, por fin, que aquel día le estaba esperando en el hotel para entrevistarle. Que recuerdo perfectamente la cara de pánico del encargado de prensa del equipo cuando me dijo lo que acababa de suceder. Que me senté allí, viendo como llegaban los compañeros que habían elegido otra ruta de entrenamiento, viendo cómo sus caras cambiaban al ser informados del accidente sin que nadie pudiera darles detalles. Que ni tan siquiera hizo falta que desde el equipo insistieran en que no publicásemos nada sobre el accidente hasta que ellos mismos lo hicieran público tras informar a las familias. “Por todo eso”, le explico, “me alegro muchísimo de verte hoy aquí”. El alemán tarda un poco en reaccionar. “Yo también”, responde. Me estrecha la mano y, sin que haga falta preguntar más, empieza a recordar.
“No lo considero un accidente de entrenamiento. Siempre lo he visto como un accidente de tráfico”, pero ahora que rueda de nuevo por la misma zona en esta su primera concentración con el Trek-Segafredo, asegura que “no tengo ningún sentimiento especial. Es algo que podría haber ocurrido en cualquier sitio y en cualquier momento. Sencillamente, ahora empieza un nuevo año y una nueva aventura en un nuevo equipo. Es un reto enorme con nuevas sensaciones. Eso es lo que realmente me motiva y lo que me hace estar disfrutando tanto de este momento que, no cabe duda, es un gran paso adelante en mi carrera”.
“No quiero hablar más de 2016”
Pese a que mira al futuro con muchísimo optimismo, Degenkolb no duda en afirmar que “estoy muy contento de poder dejar 2016 atrás. En realidad, no quiero hablar más de ello”. Y no quiere hacerlo porque, atendiendo a sus palabras, ninguna secuela de aquel accidente le impedirá rendir al mismo nivel que le llevó a anotarse dos Monumentos en 2015. “Estoy completamente recuperado. Tienes que trabajar cada día y tengo una base muy buena. Además, en lo que respecta a médicos o fisioterapeutas estoy en muy buenas manos tanto en el equipo como en mi casa en Alemania”.
Degenkolb, como ya demostró saber hacer Chad Haga en la entrevista exclusiva concedida a Ciclo 21 apenas dos semanas después de aquel accidente, ha sabido encontrar la parte positiva a la desgracia. “He podido armar mi propio equipo de personas a mi alrededor. Gente que ha estado ahí constantemente apoyándome. Ahora soy capaz de prestar más atención a las pequeñas cosas, a los detalles”.
Pese a lo que ocurrió en enero y que arruinó por completo la parte más importante de su temporada, John Degenkolb consiguió cerrar el año con dos triunfos de cierto nivel como fueron la etapa de la Arctic Race de Noruega y la que obtuvo en casa con motivo del Münsterland Giro, ambas encuadradas en la categoría HC por la UCI. “Para mí, lo importante en ese momento era volver a estar en forma y demostrar que podía volver a ganar carreras y si empiezas la temporada con una desventaja tan grande, siempre vas por detrás. Eso fue lo más complicado. Soy muy impaciente y siempre quiero competir y ganar. No poder hacerlo en cada carrera era algo muy extraño, pero, al final, las cosas acabaron bien y, sin duda, esas dos victorias fueron el momento más importante de la temporada”.
Pese a que tuvo que nadar contracorriente durante buena parte de la temporada, Degenkolb asegura que “nunca tuve dudas de que podría volver al mismo nivel. En realidad, desde el primer momento estuve completamente seguro de que iba a poder volver a ser ciclista profesional. Me di cuenta muy pronto de que no iba a poder llegar a las clásicas. No fue agradable resignarme a ello, pero, al final del día… ¿cuántas temporadas de clásicas tienes durante tu carrera? Me he perdido una y ya está. No soy el primero. Es algo que hay que aceptar”.
“Ya he encontrado mi hueco en el equipo”
Pero todo aquello ha quedado en el olvido y ahora el futuro, aunque todavía no pueda vestirlo de manera oficial por motivos contractuales, tiene los colores blanco y negro del Trek-Segafredo donde “los objetivos, por supuesto, serán los mismos que siempre fueron para mí: vencer en la Tierra Santa de Bélgica. Todo está planeado en ese sentido y he de decir que tanto para el equipo como para mí todo está saliendo perfecto”. Escuchándole y viéndole hablar, uno no puede evitar tener la sensación de que Degenkolb está relajado. Incluso, muy relajado. “¡Sí, lo estoy!”, asegura. “Llevo una semana en la concentración del equipo y me siento muy cómodo. Ya he encontrado mi hueco en el equipo y creo que eso es una clara muestra de cómo es el carácter de este equipo”.
Aunque dejó claro al principio que no tenía muchas ganas de hablar sobre 2016, el único momento en el que tuerce un poco el gesto es cuando se le pregunta sobre lo que para él puede suponer la responsabilidad de cubrir el hueco que en el equipo ha dejado Fabian Cancellara. “¿Sabes? Es la pregunta que más veces me han hecho en todo este tiempo. Mira, yo siempre he tenido presión en el pasado y siempre la voy a tener en el futuro. Respeto muchísimo lo que Fabian ha conseguido en el pasado y para mí es una motivación enorme intentar ser tan exitoso como él, pero, por otro lado, estoy muy orgulloso de lo que yo ya he conseguido. ¡Ya he ganado dos Monumentos! Así que no necesito esconderme tras la sombra de nadie”.
“Sueño con llevar el dorsal número uno”
Para el corredor alemán la decisión de fichar por Trek-Segafredo fue una opción lógica. “Es el mejor equipo no sólo para las clásicas, sino si miras el calendario de carreras global. Las clásicas ocupan una parte de la temporada, pero yo quiero ser capaz de ganar desde febrero hasta octubre. Creo que este equipo es el mejor para poder conseguirlo”. A todo ello, habrá que sumar que “estoy absolutamente doblemente motivado por afrontar esta temporada de clásicas tras lo que ocurrió el año pasado. Me tiré una primavera sentado en casa viéndolas por la televisión y pensando que era a mí a quien le correspondía llevar el dorsal número uno como último ganador. No fue una sensación agradable. Quiero llevar ese dorsal número uno el año que viene. Ese es mi gran sueño”.
Pese a haberse anotado ya San Remo y Roubaix, Degenkolb no tiene una fijación especial por completar el trío con Flandes porque “para mí las tres carreras son igual de grandes. Son únicas por sí mismas y son muy distintas. No. No puedo elegir una de ellas. Me encantan las tres. Para mí, sencillamente, se trata del periodo que va desde San Remo a Roubaix y estar bien en cada carrera que hay entre medias”.
También son muy distintos los rivales a los que se tendrá que enfrentar en esa Tierra Santa. Peter Sagan, Tom Boonen, Alexander Kristoff, Greg Van Avermaet… el propio corredor alemán no se atreve a apuntar un solo nombre como el gran rival a batir aunque uno destaca sobre todos los demás aunque sólo sea por lo visto este año. “Dependerá de cómo vaya la temporada y, por supuesto, de la carrera. Si Sagan puede seguir al mismo nivel que mostró durante la temporada que ahora acaba, claro que será un hombre a tener muy en cuenta. De todas maneras, no me gusta centrarme en los demás. Nosotros debemos de hacer nuestro trabajo sin mirar lo que hacen los rivales y preparar lo mejor que podamos nuestros objetivos”.
“Trabajo para ser el mejor clasicómano de mi era”
La carrera de Tom Boonen llegará a su final el próximo día 9 de abril en el velódromo de Roubaix, mientras que Fabian Cancellara, el hombre al que ha llegado a sustituir en el Trek-Segafredo, ya es historia de este deporte. Por ello, Degenkolb es uno de los ciclistas que opositan, junto a los nombres que a todos se nos vienen a la cabeza, a protagonizar la próxima era en las carreras de un día. “Para mí es un honor ser uno de los corredores llamados a ocupar ese hueco. Eso ya lo sabes. Tener este papel en el juego es un sueño hecho realidad. Es lo que siempre he buscado: ser uno de los mejores y, quizás, algún día el mejor clasicómano de mi era. Pero siempre hay que tener en cuenta que puede ser que en un año o dos llegue otro nuevo corredor del que ahora no sabemos nada y también entre en la pelea. El deporte es como la vida: las cosas cambian constantemente”.
La historia de las clásicas en el ciclismo se cimenta sobre grandes rivalidades. Las épocas han estado marcadas por enormes peleas que, en su mayoría, han tenido siempre dos grandes protagonistas. El último ejemplo lo tenemos en los enfrentamientos que cada primavera nos regalaban Boonen y Cancellara. Si Degenkolb va en serio en eso de ser el mejor de su época, es consciente de que frente a él necesita un rival de altos vuelos y piensa que “si miramos lo que ha pasado en los últimos años, ese corredor debe de ser Peter Sagan. Es el mejor corredor ahora mismo. ¿Si se le puede ganar? ¡Yo gané mis dos Monumentos hace sólo dos años, no ha pasado tanto tiempo! Y él estaba ahí, así que ya le he ganado. Claro que se le puede ganar. Nadie es invencible. El ciclismo es un deporte de altibajos. El sol no brilla eternamente y en ocasiones también tienes que pedalear en tempestades”.