“Peter Sagan es el nuevo Eddy Merckx”. Esto, en ciclismo, es casi como elevar al sujeto de la frase a la categoría de deidad. Y más, si quien lo dice es un belga, país donde apostatar del Caníbal puede ser motivo de destierro. Y más todavía, claro, si el belga que lo dice es el campeón olímpico en ejercicio. Y más aún, si el campeón olímpico que lo asegura es, a día de hoy, el máximo rival de ese supuesto nuevo Merckx. Greg Van Avermaet, que por primera vez en tres años ha cerrado su participación en la Tirreno Adriático sin sumar ninguna victoria de etapa, reconoce que en estos momentos “Sagan está un paso por delante de todos nosotros” de cara a las grandes clásicas que este sábado darán comienzo con la disputa de la Milán-San Remo, primer Monumento del año.
El doble campeón del mundo, que llevaba años prometiendo mucho más de lo que realmente estaba dando, explotó de forma definitiva en 2016 si es que tal afirmación puede sostenerse de un hombre que debutó ese año con un palmarés en el que ya figuraban cuatro maillots verdes del Tour (y 4 etapas), 4 triunfos parciales en la Vuelta a España, una Gante-Wevelgem (más un segundo y un tercer puesto), un E3 Harelbeke, cinco campeonatos nacionales y, sobre todo, un mundial, el de Richmond (EEUU), que supuso una catarsis en su carrera ya que fue, enfundado por primera vez con ese arcoíris sobre fondo blanco, cuando su dominio se hizo más evidente que nunca. Un dominio que le llevó a anotarse su primer Monumento y a engrosar su palmarés –y su caché– con 14 nuevos triunfos de enorme envergadura.
La de 2016 no fue, en términos matemáticos, su mejor temporada. Esa fue, con 22 triunfos, la campaña de 2013, aunque en el deporte, como en otras muchas facetas de la vida, las matemáticas no siempre son una ciencia exacta y dos más dos no tienen porqué sumar necesariamente cuatro. ¿Acaso dos etapas en el Tour de Omán pueden compararse a una Vuelta a Flandes? ¿O dos etapas y la clasificación por puntos en California están a la altura de un mundial? La respuesta es evidente y, por ello, esa afirmación algo atrevida de que 2016 supuso la explosión definitiva del eslovaco puede, efectivamente, sostenerse.
Pero si 2016 fue espectacular para este showman de larga melena y ademanes, aunque él lo niegue, de estrella del pop que asegura tener “las pelotas más grandes”, lo de este 2017 está siendo, hasta el momento, algo histórico… y ese es un adjetivo del que en el ciclismo se abusa con frecuencia, por lo que vamos a intentar demostrar que, efectivamente, a sólo dos días de la Milán-San Remo, la sombra de Peter Sagan eclipsa cualquier rayo de luz que pueda iluminar el panorama clasicómano mundial.
Una eficiencia prácticamente total
Es inevitable –quizás también injusto– que la evolución para bien o para mal de un deportista se realice comparando sus resultados actuales con los conseguidos en el pasado. Así, la sentencia de que uno vale tanto como su último resultado es una verdad absoluta e indiscutible de este mundillo que, además, cobra especial relevancia en un deporte como el ciclismo en el que las rachas ganadoras crean y destruyen leyendas que perdurarán por los siglos de los siglos. A estas alturas del año pasado el campeón del mundo había sumado 16 días de competición, exactamente los mismos que en este 2017. Incluso el calendario, con la salvedad del Tour Down Under (Australia), que este año ha sustituido al Tour de San Luis (Argentina). Hace doce meses Sagan llegaba, por lo tanto, al inicio de los Monumentos con la misma carga competitiva en las piernas, pero su rendimiento despertaba todavía muchas dudas ya que no había sido capaz de levantar los brazos ni una sola vez y parecía abonado a aumentar su fama de especialista en segundos puestos al haberse anotado cuatro en ese inicio de campaña (más ese mismo puesto en la general de la Tirreno-Adriático).
Sin embargo, este año, y ahí está la afirmación de Greg Van Avermaet para confirmar que las sensaciones son completamente diferentes, su nivel de eficiencia roza la perfección. En los 16 días de competición que ha sumado este año Peter Sagan ha sumado tres triunfos, cinco segundos puestos y una tercera plaza. Dicho de otra manera: el campeón del mundo se ha subido al podio en el 50 por ciento de los días que se ha puesto un dorsal.
Pero, como ya hemos dicho, en el deporte las matemáticas no son una ciencia exacta. Pese a ese porcentaje ya mencionado, se puede hablar de una eficiencia del cien por cien salvo por ese abandono en la Strade Bianche (1.WT) debido a una enfermedad.
Así, los únicos días en los que Sagan no se ha subido al podio han sido: el día de su debut y en las dos llegadas en alto del Down Under y en las dos jornadas cronometradas y la llegada en alto de la Tirreno-Adriático, es decir, en los días en los que un corredor de sus características no tiene absolutamente nada que hacer frente a los grandes vueltómanos. Así pues, y aplicando las matemáticas puras, el nivel de efectividad de Peter Sagan es del 89% al haberse subido al podio en ocho de las nueve oportunidades que ha tenido para ello.
El mejor corredor rodeado de un equipo modesto
Dentro de dos días comenzará la parte fundamental de la primavera ciclista y todos saben que la de Sagan será la rueda más vigilada del pelotón. Tom Boonen (Quick Step Floors), el gran protagonista junto a Fabian Cancellara de este ciclismo de un día en lo que llevamos de siglo XXI, se muestra confiado en que, si bien en un mano a mano considera imposible batir a Sagan, la gran fortaleza del campeón del mundo pueda ser, a la vez, su mayor debilidad. En este sentido, Tornado Tom apunta a que “hay una verdad absoluta de la que todos podéis estar seguros: Sagan es ahora mismo el mejor… pero le va a resultar prácticamente imposible brillar en las clásicas adoquinadas porque todos tenemos clara la táctica a seguir: aislarle y soltarle”.
Boonen tiene claro que el hecho de ser el más fuerte –como le ha sucedido en alguna ocasión en el pasado a él– será su gran hándicap ya que “es el más fuerte, pero no tiene el equipo más fuerte. Tenemos que ser honestos con esto: Boonen es bueno… pero todos sabemos sumar”. Según el hombre que dirá adiós al ciclismo en el velódromo de Roubaix el próximo día 9 de abril, esto es algo que no sólo saben en Quick Step Floors. “No somos sólo nosotros… todos los equipos van a utilizar la misma táctica”.
Si Boonen tiene razón o si, como vaticina Van Avermaet, estamos ante un depredador al nivel del más grande ciclista de todos los tiempos, es algo que sólo la carretera y las fuerzas de unos y otros podrán decir, pero por el momento, la única certeza es la obvia: Peter Sagan muestra unos números que rozan la perfección.