13ª Vuelta a España: El estreno de Warren Barguil

La alegría de Barguil © Unipublic

Fernando Ferrari / Ciclo 21

Ser francés y más concretamente bretón, ganar un Tour del Porvenir -el año pasado- y estrenarse como profesional en una etapa de la Vuelta a España supone presión. Es la que tendrá que soportar Warren Barguil, brillante vencedor de la decimotercera etapa de la Vuelta a España con final en la dura rampa de Castelldefels. Supo meterse en la escapada del día formada por 18 corredores -reducida a 10 tras el paso del explosivo Rat Penat– y jugar sus bazas con una experiencia inusual para un corredor que cumple los 22 años el mes que viene. Atacó antes del último kilómetro, mientras todos vigilaban al favorito Rinaldo Nocentini, y le pudo dedicar a su abuelo recientemente fallecido un éxito que no olvidará en su vida. Otro galo que añadir a la perenne lista de ciclistas de ese país que puedan seguir los pasos de su paisano Bernard Hinault, último ganador francés de un Tour de Francia allá por 1985. Casi nada.

Una jornada en la que por fin el trofeo parcial se lo llevó al hotel un integrante de una fuga. Han tenido que pasar doce etapas para que, en este caso el Astana del desinflamado Vincenzo Nibali, diera descanso a sus gregarios -falta les va a hacer ante lo que viene- y diera bula a los aventureros que saben que en tres días no serán protagonistas en la meta. Xabier Zandio, Egoi Martínez, Amets Txurruka, Antonio Piedra y Beñat Intxausti fueron los españoles más espabilados. Sólo los tres primeros estuvieron hasta el final. El andaluz se quedó en el puerto y el vasco, líder en el pasado Giro de Italia, se cayó en la entrada de un túnel, confirmando su irregular Vuelta. Los nueve supervivientes del puerto de 1ª catetoría del día, donde Scarponi coronó solo en una acción estéril, se jugaron el triunfo y el mas imberbe de todos ellos que el que aprovechó la ocasión de oro permitida por el Astana y los equipos con los denominados hombres rápidos, más que sprinters de esta edición.

Y a pesar de que ete sábado empieza el tríptico pirenaico de Andorra, Francia y Aragón, el Katusha de Joaquim «Purito» Rodríguez, quiso tensar el grupo de los favoridos con el objetivo -como dijo Dani Moreno– de hacer sufrir los músculos de los demás en una subida de 4 kilómetros, pero con desniveles superiores al 15%. Nibali no se puso nervioso. El extraño movimiento de conjunto ruso fue también inocuo, porque jamás se estableció ninguna diferencia remarcable y desde la cima a meta había terreno de sobra para neutralizar cualquier acción de este tipo. La aparente batalla fue tan breve como poco efectiva y se acabó n la cima.

Unos esfuerzos que a partir de mañana no se escatimarán en lo que puede ser la fase decisiva de la Vuelta a Espsña. Finales consecutivos en la Collada de La Gallina (Andorra), la estación francesa de esquí de Peyragudes y la oscense de Formigal. Entre las tres, suman once puertos, la mayoría de 1ª categoría y especial. Nibali, Roche, Valverde y Horner están en menos de un minuto. Purito, Basso, Pozzovivo, Pinot o el Euskaltel -si quiere una etapa- están obligados a la ofensiva. Así que -con permiso de la pronosticada lluvia- todo dispuesto para un buen espectáculo… si los corredores, como siempre, quieren y hay fuerzas suficientes tras trece jornadas.

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