Dicen que, tras la calma, siempre llega la tempestad. Wout Van Aert (Crelan-Charles) ha puesto rumbo a Calpe (Alicante), donde permanecerá hasta el próximo día 8 de diciembre, justo cuando el maldito veroño levantino parece dar paso al invierno o, por lo menos, a lo que en esas latitudes se entiende por estación fría. Las temperaturas han pasado de los más de 20 grados con los que de despidió la semana pasada a apenas superar los 10 y amenazan con seguir desplomándose. Hoy martes, además, ha amanecido chispeando y las nubes amenazan con regalar algo de agua que, si dejamos de lado los intereses de los muchos ciclistas que andan concentrados por la zona, sería más que bien recibida por todos.
El caso, decíamos, es que dicen que tras la calma llega la tempestad y parece que esta, la meteorológica y la metafórica, viene persiguiendo al campeón del mundo de ciclocross desde hace ya algunos meses, aunque la intensidad de la misma podría estar ganando enteros de forma muy pronunciada en los últimos días. Tanto es así que, sin que nadie sepa de dónde salió, ayer corrió, como la pólvora, el rumor de un acuerdo inminente (para el 1 de enero) entre el corredor y Lotto-Soudal, un traspaso que fue desmentido de forma categórica por el corredor, su actual equipo y la escuadra World-Tour, que no tiene capacidad económica para afrontar la ficha de Van Aert.
¿Caso cerrado? No, en absoluto. Las cosas están muy tensas entre el de Herentals y el manager general de su equipo, Nick Nuyens. Ninguno de los dos lo niega aunque el corredor, fiel a su estilo de hablar sin tapujos y, quizás, presa del ímpetu que da la juventud, es bastante más claro que el directivo a la hora de hablar del tema.
Hablábamos antes de las calmas que preceden tempestades. La cosas llevan meses torciéndose entre Nuyens y los corredores de su bloque de ruta, que compite, recordemos, bajo la marca Veranda’s Willems-Crelan. En esa deriva de enfrentamiento Van Aert, hombre por y para el que se creó el proyecto, ha ejercido de jefe de filas y se ha posicionado claramente junto al resto de sus compañeros. La tensión llegó a su punto culminante hace sólo un par de semanas cuando, durante su concentración italiana de Lucca (calma) el campeón del mundo decidió enviar un email a Nuyens en el que le explicaba (tempestad) su punto de vista sobre todos los puntos en los que los corredores disentían respecto del parecer del equipo.
Ese email, enviado cuando todavía no había sido capaz de digerir toda la frustración que le provocó su cuarto puesto en el Koppenbergcross, habría servido para que Van Aert expusiera a Nuyens, con toda crudeza, todo aquello que, desde su punto de vista debe de mejorar de manera urgente en el equipo. Todo, con una diana que destaca sobre todas las demás: las bicis Felt, que los corredores consideran poco o nada competitivas. Cabe recordar, en este sentido, que hasta el pasado 31 de diciembre Van Aert siempre había competido con bicis Colnago (ver foto de la noticia) y que fue fue, tras la creación de la actual estructura de Crelan-Charles / Veranda’s Willems-Crelan, cuando se cambió la marca italiana por la americana.
Volveremos al tema de las bicis más tarde porque, aunque es el punto más importante de las quejas de todos los ciclistas, tanto ruteros como crossers, no es el único motivo de disgusto entre la mano de obra de la escuadra. El caso es que, al parecer, Nuyens, que no estaría de acuerdo con gran parte de lo expuesto en esa misiva, citó a Van Aert a una reunión en persona que tuvo finalmente lugar tras la carrera de Gavere, donde las posturas de ambos tampoco se acercaron.
Van Aert se habría quejado a Nuyens, principalmente, de cuestiones logísticas que están dificultando, a su juicio, un invierno ya de por sí muy difícil ante la superioridad mostrada por Van der Poel. El campeón del mundo considera que no cuenta siempre con el personal más capacitado y que el que tiene no siempre hace lo que debe hacer, donde lo tiene que hacer y cuando es preciso.
Pero, como ya hemos adelantado, una queja destaca sobre todas las demás: la falta de competitividad de las bicicletas Felt. Es cierto que, al contrario de lo que suele suceder en el ciclocross, donde los corredores tienen una bici fetiche que es la que procuran usar con más frecuencia y durante más kilómetros, este año hemos visto a Van Aert usar, de forma indistinta, su bicicleta blanca y su bici negra y eso evidencia que no termina de sentirse cómodo con ninguna de las dos, algo crucial en una especialidad donde la simbiosis corredor-bicicleta es, si cabe, más importante que en ninguna otra salvo, quizás, la contrarreloj.
Esta queja sería compartida tanto por el bloque crossista como por el rutero del equipo, que ya se habría quejado a Nuyens durante el pasado verano por lo que consideraban un material inapropiado para competir en igualdad de condiciones respecto al resto de equipos. Esto rescata ahora una polémica que pasó algo desapercibida durante la primavera, cuando varios corredores del Veranda’s Willems-Crelan fueron cazados compitiendo con los cuadros de ciclocross.
Por todo ello, cuando ayer, sin fundamento ninguno, comenzó a correr el rumor del acuerdo entre Van Aert y Lotto-Soudal, a nadie le pareció una posibilidad descabellada y eso obligó a Nuyens, al que también le llegó el rumor, a llamar por iniciativa propia a varios medios para desmentir la noticia antes incluso de que fuese aireada como rumor, lo que, al final, claro, ha terminado como un tiro en el pie.
Así, mientras Van Aert zanjaba temporalmente la cuestión asegurando en Het Nieuwbslad que prefiere “dejar las cosas como están: efectivamente, no estoy contento al cien por cien con el equipo”, Nuyens, en el mismo medio, intentaba restar importancia a la confrontación al asegurar que “si Van Aert no está satisfecho con el equipo es algo que no me ha dicho nunca con esas palabras”. Y, mientras tanto, vuelven a escucharse rumores de intereses, ofertas y contraofertas para un Van Aert que, recordemos, tiene contrato con su actual equipo –con el que tiene previsto dar el salto a la ruta esta misma primavera– hasta el 31 de diciembre de 2019.