Da la impresión de que a Omar Fraile (17 de julio de 1990, Santurce) le van los años impares. Enrolado todavía en el Caja Rural fue la gran sensación de la Vuelta a España de 2015 en la que, con el título de mejor escalador, rubricó un año fenomenal en el que también se destacó como el mejor en la montaña de la Vuelta al País Vasco y en la que sumó dos bonitas victorias en el Giro dell’Appennino (1.1) y una etapa en los 4 Días de Dunkerque (2.HC). Aquello le abrió las puertas del Dimension-Data, equipo en el que ha militado estas dos últimas temporadas y en el que, especialmente en 2017 –otro año impar–, ha dado un salto de calidad muy importante. De alguna manera, a los 27 años, el vizcaíno ha llegado a la madurez como ciclista asentándose entre la nobleza del pelotón.
Desde el pasado día 1 de enero tiene ya permiso para lucir el maillot azul de Astana, su nueva escuadra para las dos próximas temporadas después de “dos años increíbles en los que creo que he evolucionado bastante como ciclista. Los valoro de forma muy positiva, especialmente 2017. Es verdad que la primera temporada me costó un poco adaptarme al equipo y, aunque conseguimos buenos resultados, la consagración llegó en el segundo. Estoy muy contento de mi paso por el Dimension-Data, pero ahora llega el momento de comenzar una nueva etapa en un nuevo equipo en el que espero rendir al nivel que el equipo me pide y cumplir con las expectativas”.
Sin duda, esa etapa en el Giro de Italia del pasado año es, por ahora, el momento cumbre de su carrera deportiva y, como él mismo ya ha reconocido, hace que 2017 haya sido el año de su consagración. Una temporada en la que apostó muy fuerte por la carrera transalpina, algo que le hizo ser un poco menos competitivo en otras carreras, una circunstancia lógica y de la que no se arrepiente. “De 2017 en su conjunto hago una valoración muy positiva. Quería llegar bien al Giro de Italia y para eso uno tiene que ser consciente de que tienes que sacrificar algunas carreras, por lo que el inicio de la temporada fue un poco más tranquilo. Las últimas carreras antes del Giro me salieron muy bien y tanto Yorkshire [acabó segundo en la general , N.d.A.] como el propio Giro fueron espectaculares. El final de temporada sí que fue un poco agridulce por el virus estomacal que pasamos en la Vuelta a España que dejó a medio equipo fuera. En cualquier caso, creo que hay que quedarse con lo positivo”.
El Tour no es un objetivo prioritario
Está claro que Fraile llega a Astana con galones, pero también es cierto que Fabio Aru y Miguel Ángel López son los claros referentes del equipo kazajo. El corredor español considera que “tenemos grandes líderes a los que hay que apoyar y creo que puedo ser un corredor importante en ese rol y que, además, el día que se me pueda dar la oportunidad estaré listo para intentarla aprovechar. Ahora toca adaptarme al nuevo equipo y me gustaría llegar bien a las clásicas de las Ardenas para, si es posible, aprovechar mi oportunidad y, si no lo es, poder trabajar para el equipo”.
En cuanto a su presencia en las grandes vueltas, Fraile reconoce que todavía “no sé seguro qué calendario haré. Siempre he dicho que el Tour es una carrera que quiero conocer y ojalá algún día se me dé la oportunidad, pero tampoco me quita el sueño. Por otro lado, el Giro es una carrera que me apasiona y me encanta y estaría encantado si me mandan allí. En combinación con la Vuelta a España creo que podría hacer cualquiera de las dos”.
Precisamente la Vuelta a España, si en la presentación oficial del próximo día 13 de enero se confirman todos los rumores, contará con una llegada inédita en el Monte Oiz, una cima conocidísima para Fraile que se quita presión y asegura que “no tengo marcada esa etapa de manera especial. Es un final bastante difícil para nosotros. Lo conozco como el pasillo de mi casa porque vivo a media hora en bici y es el puerto que más utilizamos para hacer series. Es verdad que nos falta el último tramo que es muy difícil subirlo porque no está asfaltado, así que si pasa por allí la Vuelta y nos lo asfaltan, nos vendrá hasta bien”. Pese a lo complicado del reto, el de Santurce no esconde que “pasaré casi por la puerta de casa y tanto si cojo fuga como si tengo que trabajar sé que estará toda mi gente allí y será un día muy bonito”.
El mundial es un claro objetivo
Como todos aquellos corredores que se han mostrado muy competitivos en la montaña, Omar Fraile es uno de los que miran a la última semana del mes de septiembre de manera distinta a como lo hacen cualquier otro año. El mundial de Innsbruck (Austria) está considerado como apto para escaladores y Fraile reconoce que “no te voy a negar que me haría ilusión ir. Después de la Vuelta sería un grandísimo objetivo. No depende de mí ir al mundial, pero no te negaré que uno de los objetivos del año es terminar bien la Vuelta para estar bien de cara al mundial y conseguir que el seleccionador me llame. Llevando un grandísimo líder como es Alejandro, pienso que es un mundial que se adapta a mis características y que en esa carrera se puede sacar mucho de mí. Tengo mucha ilusión por conseguir una plaza”.
Centrándonos en el futuro más a corto plazo, Omar Fraile no considera que Astana, tras la marcha de Vincenzo Nibali y Fabio Aru en los dos últimos años, sea un equipo que haya perdido potencial. “Es verdad que eran dos grandes líderes, pero antes de ser dos referentes tan consolidados también pasaron por la fase en la que nos encontramos ahora. Pienso que Miguel Ángel tiene un futuro muy esperanzador y puede ser la gran revelación de este año. Ya ha demostrado que puede estar a un gran nivel peleando una general. Lo más importante es el bloque que tenemos, que es muy potente y peligroso. No tiene aristas. Es un equipo con el que podemos hacer mucho daño con unos líderes muy claros. Y sí, no tenemos una punta consolidada con gente que ya haya ganado grandes vueltas, pero sí un bloque con un líder que puede rematar el trabajo perfectamente”.
De Astana le atrajo la forma de correr
Precisamente fue esa importancia que en el conjunto kazajo dan al concepto de equipo lo que acabó por inclinar la balanza para que Fraile aceptase su oferta. “Lo que más me atrajo es la forma de correr. Es una forma de entender la carrera que compartimos: siempre al ataque, con estrategia de trabajar desde la fuga. Me gusta esa presión de tener que ir siempre bien colocados. He demostrado que me gusta estar en todas las guerras, no estar nunca quieto, y creo que Astana corre así. Además, está entre los tres mejores equipos del mundo y venir ya a uno de las grandes estructuras del mundo es algo que me llamó mucho”.
Precisamente, esa combinación de mentalidades ofensivas del propio Fraile y del equipo Astana hacen que, en opinión del corredor español, él pueda ser uno de los beneficiados por la reducción del número de corredores en carrera. “Efectivamente, siempre se me ha dado bien coger fugas. Creo que ahora, con el poco control que va a haber, puede venirme bien. Ahora mismo, llevas un líder y ya sólo ten quedan siete hombres para trabajar. De ellos, a uno siempre le pasa algo… te quedan seis. ¡Se notará mucho! En la tercera semana de una gran vuelta puede ser muy importante ese corredor menos”.
Pese a ser uno de los teóricos beneficiados por esa habilidad suya de buscar la fuga buena, Fraile no es muy partidario de esta nueva medida. “Será complicado gestionar la carrera. Si tienes que tirar, será complicado hacerlo con un equipo de ocho. Si te toca ir al ataque, también será difícil. Creo que se está dando un paso atrás. Siempre hay caídas, lesiones, enfermedades que pueden dejarte sin uno o dos corredores. Una gran vuelta es una gran vuelta y en la tercera semana hay que tirar. Veremos cómo sale todo”.