Los nuevos usos del ciclismo, en esta aldea cada vez más globalizada –para lo bueno y lo malo– que es el planeta Tierra, hace que los últimos días de febrero lleguen con la temporada ya muy iniciada y con las grandes figuras con un buen puñado de kilómetros en las piernas. Lo que hasta no hace tanto tiempo era coto exclusivo de Centroeuropa, ahora se ha internacionalizado y la Cadel Evans Great Ocean Road Race tiene el privilegio de poder presumir de ser la primera clásica World Tour del año. La prueba australiana tiene que ser nombrada, claro que sí, pero en un deporte en el que la historia y la tradición tienen un peso específico tan grande como en el ciclismo, es imposible abstraerse de la realidad de que el auténtico pistoletazo de salida a esa época del año que en el ciclismo hemos venido a llamar primavera se produce no en el verano austral sino en el frío invierno europeo con el Omloop Het Nieuwsblad y termina, poco antes de que arranque el Giro de Italia, con la Lieja-Bastoña-Lieja.
Es un ciclismo ancestral, casi mágico. La esencia pura de este deporte. El que, en esta época de retransmisiones en alta definición, potenciómetros, ganancias marginales, nanosalbutagramos y muchas otras tonterías y distracciones adyacentes, nos devuelven a lo más básico, bello, cruel y despiadado de este deporte: un hombre, una bicicleta, más de 200 kilómetros y los elementos. Y todos ellos, conspirando el uno contra el otro.
Como siempre, el espectáculo comenzará este mismo fin de semana con el doble programa del Circuito Het Nieuwsblad (1.WT) y su hermana pequeña, la Kuurne-Bruselas-Kuurne (1.HC). Cuando el sábado el pelotón abandone Gante, tendrá ante sí dos meses de adoquines, bergs, sterratos, ribinoùs, viento, frío, algún que otro muro y, sobre todo, épica. Milán-San Remo (17 de marzo), Vuelta a Flandes (1 de abril), París-Roubaix (8 de abril) y Lieja-Bastoña-Lieja (22 de abril) son los cuatro Monumentos que tienen lugar en esta época, pero, ni mucho menos, son los únicos atractivos que presenta la parte de la temporada que dará paso, una vez que se apaguen los gritos en las colinas de las Ardenas, a un Giro de Italia que, como todos los años, anunciará la llegada del verano ciclista.
Bélgica y el norte de Francia siguen siendo, con permiso de una Italia que con su Primavera y la jovencísima y quizás sobrevalorada Strade Bianche (3 de marzo), el epicentro del mundo del ciclismo clasicómano. Het Nieuwsblad (24 de febrero), Kuurne-Bruselas-Kuurne (25 de febrero), Nokere Koerse (14 de marzo), GP Denain (18 de marzo), E3 Harelbeke (23 de marzo), Gante-Wevelgem (25 de marzo), A Través de Flandes (28 de marzo), GP Escalda (4 de abril) , Flecha Brabante (11 de abril), Amstel Gold Race (15 de abril) o Flecha Valona (18 de abril) son sólo los grandes nombres de un catálogo de pruebas maravillosas a las que sumar, por ejemplo, Le Samyn, Tro-Bro Léon, el GP Ciudad de Lugano, Sud Ardèche, Vuelta a Drenthe…
Nuevos tiempos, nuevo duelo
Parece que sucedió hace años. Casi, décadas. Pero no, fue el pasado año cuando Tom Boonen, colgaba la bicicleta sin haber podido conseguir aquel más difícil todavía en Roubaix. La marcha del belga, sólo meses después del adiós de Fabian Cancellara, se materializó el mismo año en el que el duelo, el nuevo duelo clasicómano, entre Peter Sagan y Greg Van Avermaet alcanzó la altura, la intensidad y, sobre todo, la grandeza necesarias para, ya de forma inequívoca, afirmar que serán ellos dos los que, con la aparición esporádica de unos y otros, marquen la transición hacia la década de los 20.
Sagan y Van Avermaet han elegido caminos muy distintos para llegar al inicio de la campaña de clásicas. El eslovaco, al que no se le espera hasta la Strade Bianche, ha preferido machacarse entrenando y sólo se ha puesto un dorsal en el Tour Down Under donde sólo necesitó cuatro días para anotarse la primera del año. Un poco más necesitó Van Avermaet que, descontando la no-etapa CRE de la Volta a la Comunitat Valenciana, tuvo que esperar hasta la tercera jornada del recién terminado Tour de Omán para inaugurar su palmarés de 2018. Un triunfo de fuerza y convincente que dejó claro que el belga llega perfectamente listo, con once días de competición en las piernas, a la prueba en la que puede conseguir un triplete histórico y que le haría comenzar el ciclo primaveral con enorme confianza.
El año pasado, es cierto, hablábamos de Sagan como el claro hombre a batir. Su espectacular campaña de 2016, en la que llegó su primer Monumento con la Vuelta a Flandes y su segunda Gante-Wevelgem dejó el listón muy alto para un 2017 en el que sería estúpido decir que tuvo un mal año, pero en el que sólo el triunfo de la Kuurne-Bruselas-Kuurne maquilló una primavera en la que, pese a ese aire de todo me importa un bledo que se gasta el eslovaco, asomó en más de una ocasión el atisbo de un tipo agobiado, irascible y algo prepotente que, quizás, fue un serio aviso para un corredor que tendrá que acostumbrarse, le guste o no, a que medio pelotón corra en función de sus movimientos y aprovechando, en la medida de lo posible, el rebufo de su rueda trasera.
Van Avermaet, por su parte, es el tipo tranquilo y poco amigo de la grandilocuencia y las palabras gruesas. Un hombre al que el mejor momento de su carrera le ha llegado en plena madurez y con varias heridas de guerra en la piel y el orgullo. Algo que, como él mismo reconocía en conversación con Ciclo 21, le ha ayudado “a mantener los pies en la tierra” en el momento de convertirse en una de las grandes estrellas de su país. Con 32 años, sigue disfrutando de la compañía de su abuelo y su padre, sigue riéndose al recordar el pique olímpico que finiquitó en casa al superar, con su oro en Río de Janeiro, el diploma conseguido por su padre y, sobre todo, asegura que, aunque su gran objetivo ahora es el triunfo en la Vuelta a Flandes, la victoria en la París-Roubaix de 2017 le ha quitado la “obsesión” por conseguir su primer Monumento, una obsesión que jugó en su contra en el pasado llegando incluso a bloquearle en algún momento.
Gilbert, el viejo rockero, quiere la manita
Reconocen ambos que su convivencia en BMC no fue sencilla. No llegaron, es cierto, a tener ningún enfrentamiento personal que imposibilitara su coexistencia ni llegaron al punto de provocar, con actitudes egoistas, situaciones incómodas para la escuadra; pero tanto Greg Van Avermaet como Philippe Gilbert agradecieron la marcha de este último camino del Quick Step Floors de un Patrick Lefevere que, igual que el corredor hacia el mánager, se deshace en elogios hacia el valón.
Con cierta fama de enfant terrible, Gilbert, como él mismo explicó recientemente en Ciclo 21, puso rumbo a Quick Step Floors con un objetivo claro, único y ambicioso: ganar los cinco Monumentos. Cuando mutó el rojinegro del BMC por el blanquiazul de Quick Step sólo tenía dos casillas de la lista tachadas. El año pasado, en un domingo mágico del mes de abril, dejó para la historia un espectacular triunfo en la Vuelta a Flandes tras una de esas demostraciones que serán recordadas durante décadas. Ahora sólo quedan dos más: Milán-San Remo y Roubaix, carrera a la que volverá este año tras diez años de ausencia y que, sin renunciar a nada en este 2018, se marca como gran reto para 2019.
Junto a Gilbert, en cualquier caso, no será más –ni menos– que la gran punta de lanza de un Quick Step Floors que, una vez más, aparece como el equipo a batir en esta época del año. 2017 fue un año de ensueño para los belgas. Dominaron de principio a fin con más de medio centenar de triunfos y, tras la marcha o jubilación de algunas de sus grandes figuras, el nuevo año comenzaba con las lógicas dudas sobre su capacidad de regeneración. Sobre la aptitud de Gaviria de asumir el puesto de sprinter titular de Kittel. Sobre el rendimiento que podría ofrecer Viviani en su rol de segundo rematador. Todo, preguntas que ya han sido contestadas. Con diez triunfos, ya es el equipo más laureado de lo que llevamos de año y sus garantías de éxito en las clásicas que están por venir son, como siempre, impresionantes. Zdenek Stybar, Niki Terpstra, Yves Lampaert o Julian Alaphilippe son sólo los más claros ejemplos de un equipo en el que habrá que estar muy atentos a lo que puedan hacer los jovencísimos Richeze y, sobre todo, Narváez.
Naesen, el primero del resto
Ellos tres, Van Avermaet, Gilbert y Sagan, representan el triunvirato que reina actualmente en el ciclismo clasicómano, pero no serán los únicos nombres a tener en cuenta en estos dos meses que tenemos por delante, aunque es cierto que, como ya hemos dicho, su nivel está ahora mismo muy por encima del resto y, por lo tanto, son ellos los hombres a alcanzar. En ese pelotón del resto encontramos, como figura más destacada, a un Oliver Naesen que se ganó a pulso la enorme apuesta que Ag2r-La Mondiales ha hecho con él. El campeón belga ya estuvo el pasado año a un altísimo nivel, aunque falló en las grandes citas. Pero esas malas actuaciones en los Monumentos no evitan que, objetivamente, pueda ser considerado como el ciclista que más argumentos haya puesto sobre la carretera para aspirar a encontrar un hueco entre los dominadores. Y todo, pese a que una caída en la Vuelta a Andalucía le ha hecho llegar al inicio de la campaña de clásicas con la nariz fracturada. Junto a él, hombres como Alexander Kristoff, Edvald Boasson Hagen, Edward Theuns, Jens Keukeleire, Jasper Stuyven, Jürgen Roelandts, Michael Matthews, Arnaud Démare, Sonny Colbrelli, Tiesj Benoot, Matteo Trentin, John Degenkolb, Jasper Stuyven o Kenny Dehaes son los más destacados de una lista en la que, visto lo visto, habrá que desistir de añadir a un Sep Vanmarcke que haría bien en resetear todo el sistema y comenzar, si le es posible, de cero.
En su lugar, como apuesta arriesgada, señalaremos al Dylan van Baarle, que este año ha llegado al Sky después de dos top10 consecutivos en Flandes y con el sello de madurador lento como Van Avermaet. El holandés ha llegado al conjunto británico en su momento más convulso, pero, líos aparte, será curioso ver qué es capaz de hacer junto a gente de la contrastada calidad de Kwiatkowski, Stannard o Moscon.
Y todo ello, claro está, sin entrar a valorar más allá de lo puramente anecdótico del desembarco de Wout Van Aert en la ruta. Tras una mala campaña de ciclocross en la que, es cierto, ha conseguido su tercer Mundial, pero en la que ha sacrificado buena parte de su preparación pensando en esta primavera en la que nadie espera de él grandes actuaciones, pero que le tendrá que servir para aclarar su ideas de cara al futuro.
Cortina, los adoquines; Valverde, las Ardenas
España, como es tristemente habitual desde hace ya tiempo, vuelve a enfrentarse al periodo de clásicas con muy pocas esperanzas de brillar en la primera tanda de las mismas. Desde la marcha de Óscar Freire (2012) y Juan Antonio Flecha (2013), poco o nada ha tenido que decir el ciclismo español en bergs y adoquines.
Sin embargo, el asturiano Iván García Cortina aparece como una gran y sólida esperanza de un nuevo renacer clasicómano en España. El pasado año, en su primera temporada en la máxima categoría, Bahrain-Merida le llevó a todas las grandes citas. Enlazó Het Nieuwsblad, Kuurne, Strade Bianche, A Través de Flandes, E3 Harelbeke, Gante-Wevelgem, Flandes, GP Escalda, Roubaix, Flecha Brabante y Amstel Gold Race. Su mejor resultado, el undécimo de la prueba de Amberes, pero eso fue lo de menos. El joven corredor de Gijón, con 22 años recién cumplidos, afrontará el segundo asalto de esta larga batalla que es ir cogiendo experiencia en unas carreras en las que es algo fundamental para aspirar algún día a la victoria.
Y si hay algo que le puede sobrar al otro gran nombre del pelotón español para esta campaña de clásicas es, precisamente, experiencia. Alejandro Valverde, de cuyo calendario habrá que estar muy atento en previsión de alguna incursión en los adoquines con la mente puesta en la novena etapa del Tour de Francia del día 15 de julio. El murciano, experto consumado en las clásicas de las Ardenas, quiere seguir agrandando su leyenda en la Flecha Valona, donde es, con cinco triunfos, el hombre más laureado de la historia por delante de los Argentin, Kint, Rebellin y Merckx que sumaron tres triunfos; pero, sobre todo, el corredor con más medallas –aunque ningún oro– de la historia de los mundiales buscará, por fin, igualar la marca de cinco victorias en la Lieja-Bastoña-Lieja para igualar (en realidad, superar gracias a sus dos segundos puestos) a nada más y nada menos que Eddy Merckx en el Monumento que cerrará esta época ciclista sin igual.
CALENDARIO MONUMENTOS DE PRIMAVERA
Fecha | Carrera | País |
17/03/2018 | Milán-San Remo (La Primavera – La Classicissima) | ITA |
01/04/2018 | Vuelta a Flandes (De Ronde – Vlaanderens Mooiste) | BEL |
08/04/2018 | París-Roubaix (El Infierno del Norte) | FRA |
22/04/2018 | Lieja-Bastoña-Lieja (La Doyenne) | BEL |
CALENDARIO CLÁSICAS WORLD TOUR
Fecha | Carrera | País |
24/02/2018 | Circuito Het Nieuwsblad | BEL |
03/03/2018 | Strade Bianche | ITA |
23/03/2018 | E3 Harelbeke | BEL |
25/03/2018 | Gante-Wevelgem | BEL |
28/03/2018 | A Través de Flandes | BEL |
15/04/2018 | Amstel Gold Race | HOL |
18/04/2018 | Flecha Valona | BEL |
01/05/2018 | Eschborn Frankfurt | ALE |
CALENDARIO CLÁSICAS EUROPE TOUR*
Fecha | Carrera | País | Cat. |
24/02/2018 | Classic de l’Ardèche | FRA | .1 |
25/02/2018 | Kuurne-Bruselas-Kuurne | BEL | .HC |
04/03/2018 | GP Industria & Artigianato | ITA | .HC |
04/03/2018 | Johan Museeuw Classic | BEL | .1 |
11/03/2018 | Ronde van Drenthe | HOL | .HC |
14/03/2018 | Nokere Koerse | BEL | .HC |
16/03/2018 | Handzame Classic | BEL | .HC |
18/03/2018 | GP de Denain | FRA | .HC |
24/03/2018 | Classic Loire Atlantique | FRA | .1 |
25/03/2018 | Cholet – Pays de la Loire | FRA | .1 |
31/03/2018 | GP Miguel Induráin | ESP | .1 |
01/04/2018 | Vuelta a La Rioja | ESP | .1 |
04/04/2018 | Premio Escalda | BEL | .HC |
08/04/2018 | Klasika Primavera Amorebieta | ESP | .1 |
10/04/2018 | París-Camembert | FRA | .1 |
11/04/2018 | Flecha Brabante | BEL | .HC |
15/04/2018 | Tro Bro Léon | FRA | .1 |
22/04/2018 | Giro dell’Appennino | ITA | .1 |
* Indicamos todas las carreras .HC, las clásicas españolas y aquellas .1 que, por importancia histórica, tienen un peso específico en el calendario