Desgraciadamente, buena parte de las dudas que nos plantábamos al inicio de la competición se han confirmado, hasta tal punto que, una vez terminada, la Copa de España de féminas Cofidis 2018 ha supuesto un paso atrás respecto al notable éxito de ediciones anteriores, lo cual no deja de ser una lástima habida cuenta los importantes medios con que cuenta actualmente.
Una competición que tenía un deslucido final el pasado sábado en Sarriguren. No por el recorte de la carrera por causas meteorológicas, que parecía justificado – aunque hubo más de una corredora descontenta por ello- sino por haber englobado a todas las categorías en una misma prueba… lo que supuso que se vieran afectadas -sin poder correr- las últimas que debían haber entrado en liza, las cadetes.
La reglamentación de la Copa de España femenina contempla cuatro modelos de organización de pruebas. Desde hace mucho tiempo, el C, con carreras independientes para cada una de las tres categorías, es una utopía: es el que debería aplicarse si realmente queremos trabajar por la igualdad de las féminas, pero las dificultades organizativas -y el coste económico de unos organizadores sin apenas ayudas- conllevan a que se agrupen en una misma prueba élites/sub23 y juniors, ya sea con salida o con final conjunto.
Excepcionalmente existe un modelo D que agrupa a las tres categorías, aunque se debe justificar por motivos de Tráfico. Realmente en una competición que aspira a dignificar el ciclismo femenino, ¿se debe autorizar esta circunstancia salvo en circunstancias sobrellevadas? Muchos de los directores y directoras se muestran tajantemente en contra de este sistema. Y si encima La Ley de Murphy hace acto de presencia, pues nos encontramos con ese triste desenlace para las cadetes que se vivió en Navarra.
El calendario de competiciones tampoco ha sido el más adecuado, agrupando las seis pruebas -ya hablábamos de la reducción respecto a las nueve de 2017- en apenas cuatro fines de semana seguidos y un último separado. Buena parte de las competidoras hubieras preferido unas fechas mejor distribuidas a lo largo de toda la temporada, como en ediciones anteriores. Y es que no sólo el Movistar Team, con clara vocación internacional, nunca presentó el equipo completo, sino que ciclistas de otros dos equipos UCI, Bizkaia-Durango y Sopela, también se saltaron algunas carreras debido a otros compromisos en el extranjero. Más paradójica parece la ausencia de las mejores juveniles en Roldán, por estar compitiendo con la selección. Una aspiración totalmente comprensible, pero que empaña el desarrollo de la competición estrella del circuito nacional RFEC, y que podría solucionarse simplemente elaborando un calendario en el que confluyeran los distintos intereses.
Usabiaga, la única ganadora aparte de las Movistar
En cuanto a la duda del dominio del Movistar Team, decir simplemente que han ganado cinco de las seis pruebas con otras tantas corredoras distintas, pero que en ningún momento han tenido alguna corredora dedicada a disputar la Copa de España, algo, como decíamos, perfectamente comprensible, vista la dimensión internacional del equipo telefónico. La única prueba que se les escapó fue la de Caspe, en la que se impuso Ana Usabiaga. Todos los años la guipuzcoana se deja ver en alguna prueba llana, en su preparación para su campaña de pista. Pero en esta ocasión vestirse de líder fue un empuje para luchar por la general, sin que tuviera ninguna rival real, salvo Sandra Alonso (Bizkaia-Durango) y a mucha distancia, que se llevó también el maillot rojo de mejor sub23. El gran mérito de Usabiaga fue poder ganar sin equipo -solamente su hermana Irene-, aunque no debemos olvidar que ya se había llevado el título sub23 en 2011 y 2012.
Quizá esperásemos un poco más de los dos equipos vascos. Bizkaia ganó por escuadras, aparte de ese triunfo de Alonso, mientras que Sopela se llevaba el triunfo en las metas volantes, con Sara Martín. Una clasificación que, lo mismo que la montaña -que se adjudicaba Iurani Blanco (Catema.cat), no tiene ningún sentido fuera de una carrera por etapas o de una prueba de un día, como ya se vio con su desaparición en la Copa de España élite y sub23.
Carolina Esteban (Tricrazy Madrid) y Mireia Trias (Catema.cat) fueron las protagonistas de la Copa de España en la categoría júnior, llegando ambas con aspiraciones a la última prueba… aunque el desenlace se frustró por una caída de la madrileña y dio la victoria a la catalana y a su equipo. Aparte de la ausencia de las mejores en Murcia -y que no afectó de ninguna forma a la general-, destaca el protagonismo de dos corredoras que no tuvieron continuidad en la competición, la polifacética Luisa Ibarrola (Bizikleta.com) y Naia Amondarain (Oriako Eskola), doble ganadora en Balmaseda y Valle de Mena.
Y terminamos con las cadetes, donde Eva Anguela (Tricrazy Madrid) repetía el triunfo de 2017, aunque esta vez con más apuros que entonces, ya que a las victorias en las dos primeras pruebas le sucedía un pésimo día en Roldán, que la apartó del liderato, aunque lo recuperaría una semana más tarde. Siempre nos quedaremos con la duda de que hubiera pasado de haberse disputado la prueba final. Destaca también los dos triunfos de la portuguesa Daniela Campos, aunque su actuación no tiene reflejo en la general. Por equipos, victoria también del conjunto madrileño.
RESUMEN DE LA COPA DE ESPAÑA FÉMINAS COFIDIS 2018
PALMARÉS DE LA COPA DE ESPAÑA FÉMINAS