El Tour de Francia de 1988 permanecerá, al menos para el aficionado español, ligado al triunfo de Pedro Delgado. El primer Tour a color del ciclismo español y una suerte de prólogo de lo que estaba por llegar con los maravillosos años de un Miguel Induráin que pocos años después tomaría el relevo del segoviano. Pero aquel Tour del 88 ha pasado a la historia del ciclismo porque su 16ª etapa, de sólo 38 kilómetros (y ganada por Adrie van der Poel) fue uno de esos inventos que, de tanto en tanto, se sacan de la manga los organizadores para tratar de aportar más espectáculo a la carrera. Un experimento que ya tuvo un primer episodio en 1971 cuando, con triunfo de José Manuel Fuente, el Tour disputó su etapa más corta con sólo 19,5 kilómetros entre Luchon y Superbagnères en un día de triste recuerdo para el ciclismo español ya que sólo un día antes Eddy Merckx se vistió de líder tras la caída de Luis Ocaña.
En 2018, 30 años después, el Tour ha vuelto a apostar por uno de esos experimentos o giros de guion con los que buscar un aumento del espectáculo y ha planteado una jornada de sólo 65 kilómetros entre Bagnères-de-Luchon y Saint-Lary-Solaun con nada menos que tres puertos y en la que se apostará, además, por un muy novedoso sistema de salida sin tramo neutralizado y que busca garantizar la batalla desde el inicio mismo de la etapa.
Según ha explicado Thierry Gouvenou, director técnico de ASO, se apostará por crear una parrilla de salida que mezclará conceptos de la Fórmula 1 y el ciclocross y en la que los mejores clasificados en la general ocuparán los puestos más adelantados.
Conforme a las explicaciones de Gouvenou, el líder de la carrera ocupará la primera posición de esa parrilla de salida y los diez primeros clasificados estarán separados por unos metros de distancia ocupando una plaza individual en esa parrilla.
La siguiente fila estará formada por los corredores que ocupen las plazas 11 a 20 mientras que a partir de esa posición se formarán grupos de 40 corredores. Es una fórmula que “sólo utilizaremos ese día. Consideramos que ante una etapa tan corta la tensión se podrá cortar con un cuchillo y que esta fórmula de salida va a acentuar esa situación”.
Con gran parte del Tour ya a las espaldas, los primeros hombres de la general tendrán que tomar la complicada decisión de sprintar desde el inicio mismo de la etapa o esperar a que sus compañeros de equipo, que como ya hemos explicado saldrán desde posiciones más retrasadas, lleguen a su altura para ayudarles en las ascensiones a Peyragudes, Val Louron-Azet y Saint-Lary-Soulan. Una apuesta que, ante la previsible disparidad de opciones que se producirán entre esos diez primeros clasificados, puede acabar tornándose en crucial de cara a un Tour que, con esta fórmula quiere provocar que las diferencias en una etapa tan corta y explosiva pueda, efectivamente, ser muy significativas.