A pesar de haber sido subcampeón en 2013 y 2016 y tercero en 2015, el Campeonato de España de XCM era una espina clavada para Pedro Romero hasta que ayer en su tierra, concretamente en Logrosán, en la Titán Villuercas, se hacía con ese maillot rojigualdo que no le pudo entregar el presidente de la Federación Extremeña… ya que el placentino es también el máximo gestor del ciclismo en su región.
“La verdad es que no suelo acudir a muchas ceremonias protocolarias. En este año y medio que llevo de presidente sólo he estado en una de BTT, cuando acababa el Open de Extremadura de maratón, y porque estaba corriendo. Solamente me gusta ir a la de los niños, porque aprecian mucho más estas cosas y hay que cuidarlos porque son el futuro”, comenta el nuevo campeón, que esta mañana salía a entrenar, aunque solamente a rodar, ya que la carrera de ayer con 106 kilómetros y más de 3.300 metros de desnivel, resultó durísima.
“Ha sido una salvajada, no para nosotros, pero sí para las chicas –que se fueron a seis horas- o algunas categorías de masters, que se han quedado sin poder completar el podio. Yo ya sabía que iba a ser así, conocía el terreno, lo duro que se iba a hacer con el calor, y preferí parar en todos los avituallamientos, e ir cargado con los dos bidones, aunque perdiese algún tiempo. Y esa ha sido la clave”.
Casi cinco horas de esfuerzo le daban ese triunfo que ya había rozado, sobre todo en 2016, cuando cedía sólo ante Paco Mancebo. Un año en que sufría una grave fractura de cadera aunque estuvo preparándose en secreto –sin defender su suerte ni siquiera en el Open de España para no dar pistas de su estado a sus rivales-, para darlo todo en un Campeonato, “que perdería por una caída tonta al final, cuando íbamos Paco y yo solos. Ese año sí que estaba fuerte. Por eso ayer, aunque iba ya sólo en los últimos kilómetros, no me vi campeón hasta que no crucé la meta, no fuera a tener un percance como entonces o como el año pasado, que perdí todas las opciones por un pinchazo al principio”.
Aun así, la prueba de ayer también se le complicó de salida. “Miguel Muñoz, que iba delante de mí, se fue al suelo y yo no pude evitarle. No me pasó nada, salvo el tiempo que perdí intentando sacar la maneta que se me había doblado. Pero el decorado de la carrera cambió, ya que íbamos en grupo y desde ese momento, fuimos de uno en uno, y quizá la carrera hubiera sido distinta de seguir juntos. Francesc Guerra hizo una salida muy fuerte, pero sabía que en una prueba tan dura como ésta podía acusarlo, ya que la parte final podía hacerse eterna. Y al final no sólo le cogí, sino que le dejé. En apenas treinta kilómetros le metí ocho minutos. Pero sólo en meta pude disfrutarlo”. Por cierto, este año también tuvo una fractura de escafoides a principio de año. “Pienso que esa ha sido la clave de mi carrera, las lesiones. Podría haber conseguido mucho más de no haber sido por tantos problemas”.
Próxima cita, el Mundial de Auronzo
La temporada de Romero podría completarse con el Open de España, ya que a falta de dos pruebas apenas le separan 20 puntos del ‘Quillo’ Márquez, aunque al final no será así a causa del Mundial de Auronzo (Italia), una competición que afrontará por primera vez, el próximo 15 de septiembre.
“El seleccionador –Crístóbal Sánchez- me llamó para decir que vamos a acudir como selección. Era algo que venía reclamando desde hace tiempo, porque yendo cada corredor por su lado se daba una imagen bastante mala. Pero ello supone que no podré estar la próxima semana en Cazorla, próxima cita del Open de España, ya que viajamos al día siguiente”, por lo que, salvo debacle de Márquez, Romero no podrá aspirar a una general que ya ganó en 2012, 2014 y 2015. Una selección en la que estarán los tres mejores del Nacional –Romero, Guerra y Roberto Bou- junto a Sergio Mantecón, mientras que en féminas acudirán su compañera de equipo Susana Alonso, la campeona Natalia Fischer, Sandra Santanyes y Claudia Galicia, “por lo que hay igualdad en número de hombres y mujeres, que es algo que también es importante”.
De la carretera al monte
Nacido el 4 de junio de 1982, Romero fue un destacado ciclista de carretera, tanto en categoría junior –“gané pruebas de la Copa de España e incluso estuve con la selección” como sub23, militando en un Iberdrola, “que era el filial de la ONCE, donde coincidí con Contador y donde pasamos casi veinte de los veintiseis o veintiocho ciclistas de la plantilla”.
Profesional desde 2005 hasta 2007 en el Spiuk-Extremadura, con los que ganó la Vuelta a Extremadura, sus dos mejores años en la máxima categoría los cumplió en Portugal. “El año que estuve en Maia estuve entre el top ten de varias carreras UCI, como Algarve. Pero murió Neves, el equipo se deshizo y se cortó mi progresión. Pude haber seguido algún año más, pero no pagaban mucho y preferí volver a casa, a dedicarme a mis cosas, y monté mi primera tienda”. Por cierto, uno de sus compañeros de entonces en el Extremadura, Fernando Torres, también se proclamaba campeón de España ayer, pero en la categoría de master 40.
Pero el gusanillo de la bici no le abandonó y se pasó a las ‘ruedas gordas’. “Tenía relación con Alejandro (Díaz de la Peña), que estaba en su apogeo y me convenció para que me pasase al BTT. El primer año hice tercero en la general del Open de España, detrás de Coloma y Mantecón. Pero viniendo de carretera, no era nada explosivo. Y el cross country se ha vuelto cada vez más técnico, a causa de unos circuitos muy ratoneros. El maratón es más físico, me va mejor”.
Y el caso es que Romero se encuentra en el XCM como pez en el agua. “Siempre digo que uno se tiene que dedicar a lo que se le da mejor, o a lo que le cuesta menos”. Y como añade un buen amigo común, “es como Valverde”, aunque el placentino se ríe de la comparación “Ya quisiera tener la mitad, de la mitad, de la mitad de su clase. Como te decía antes, mi problema han sido las caídas, las lesiones. No sólo tienes que recuperarte físicamente, sino que te afecta a la confianza. Y es algo que no recuperas de un día para otro. Junto a eso, la clave es la experiencia. Los años te dan un punto de cordura para saber cuándo puedes arriesgar y cuándo te tienes que contener y frenar”.
Un grupo de trabajo
Desde febrero de 2017, Romero ocupa la presidencia de la Federación Extremeña. Como dijo cuando se presentó, “no hay que hablar de un cargo, sino de un grupo de trabajo que simplemente coordino. Acepté presentarme porque estaban gente con ideas y ganas de trabajar, como Alejandro con el BTT, Julián (Sánchez Pimienta) con la carretera, Guillermo Olcina… Es un trabajo voluntario, pero creo que estamos haciendo bien las cosas. A nivel de calendario estoy muy satisfecho de las pruebas que tenemos, tanto en cantidad como en calidad. Estamos hablando de una Comunidad que no es de las más potentes, en la que tenemos mucho por hacer, pero estamos encontrando toda la colaboración, tanto de los clubes como de la Dirección General de Deportes”.
Eso sí, cuando se le pregunta si durará más como presidente o como corredor, contesta que “es una buena pregunta. Como ciclista seguro que estaré muchos años, aunque no sé si compitiendo. Eso sí, disfruto más con la parte deportiva que la administrativa, aunque también puedo decir que no he tenido ninguna mala historia en lo referido a la gestión”.
Lo que sí está claro que el proyecto de su equipo cambiará. “Tener un corredor bueno es sencillo si gastas dinero, pero que salga de la tierra es más complicado, pero te demuestra que llevas el camino correcto. Vamos a apostar por la gente joven, de Extremadura”, y más teniendo el ejemplo de su compañero Manu Cordero, campeón de España ayer como sub23, tras haber ganado también el Nacional de ultramaratón.
Con todo este trabajo, la pregunta sobre cómo gestiona el tiempo es obligada. “Por la mañana la prioridad es entrenar; por las tardes es cuando me dedicó a las tiendas y al trabajo de la Federación”. Ahora mismo tiene dos, con el nombre de GR100, en Plasencia y Don Benito, “pero vamos a abrir una tercera en Cáceres. Afortunadamente me pasa como con la Federación, somos un equipo majo y nos repartimos el trabajo”.
Esa es la suerte de Romero, el haberse sabido rodear bien, aunque quizá ello le surja del apoyo que siempre ha tenido de su familia, en especial de su padre, Tomás, que siempre ha sido algo más, su confidente, su amigo. Y sin duda, quien más celebró ayer la victoria de su hijo. “Es como yo, lo vive de la misma forma. Ha tenido una situación complicada –por una enfermedad- y no quería que viniese, para no verme presionado. Pero no me hizo caso y al final fue lo más bonito, estar rodeado de toda la gente que quieres, en estos momentos tan importantes”.