Woods señala a Juanma Gárate como parte de su bronce

Woods confiaba en poder batir a Valverde en el sprint final / © UCI

Redacción / Ciclo21

Bronce en el pasado Mundial de Innsbruck, Michael Woods (EF-Education First) ha tenido tiempo ya de digerir lo sucedido sobre el durísimo trazado austriaco y poner en perspectiva su tercer puesto en la cita que coronó a Alejandro Valverde como nuevo maillot arcoíris. Tras unos días de relativo descanso, Woods ha explicado sus sensaciones durante y después de un evento tan especial como es un campeonato del mundo. “La carrera se desarrolló tal y como habíamos predicho que transcurriría”, explicaba el corredor canadiense que elogió a “Kevin Filed, el director de nuestra federación, y a Paulo Saldanha, mi entrenador. Los dos son muy conscientes de la fuerte relación que mantengo con Juanma Gárate y no tuvieron problemas en trabajar con él para hacerse una idea de cómo se desarrollaría la carrera. Al final, decidimos que mi estrategia iba a ser jugar la baza de Francia y usar a Alaphilippe como referencia. Cuando llegamos a la última subida, todo lo que tenía delante eran tres corredores: Thibaut Pinot, Romain Bardet y Julian Alaphilippe. Todo estaba saliendo tan acorde al plan trazado que no sabía si estaba soñando”.

En cuanto al desarrollo mismo de la prueba mundialista, Woods considera que “las cosas me salieron muy bien. Mis compañeros corrieron bien, tuvimos representación en las fugas y yo tuve muy buenas piernas. En realidad, lo único que salió mal fueron los últimos 150 metros. Cuando Valverde lanzó el sprint con 300 metros por delante, no me lo podía creer. Pensé que iba a ganarle. Sin embargo, cuando bajé el último piñón y me acerqué a él, comencé a sentir calambres muy fuertes. En un momento, pasé de pensar que podría ganar a estar realmente preocupado por si iba a ser capaz de llegar a la meta por delante de Dumoulin”.

En ese sentido, la estrategia que en un primer momento muchos consideraron suicida por parte de Valverde de lanzar el sprint a 300 metros de meta fue, según se deduce de las palabras de Woods, crucial para el éxito del español. “Tenía bastante confianza en mi velocidad al sprint, así que mi estrategia era, sencillamente, esperar hasta la marca de 150 metros. Creo que era la opción acertada. Por desgracia, perdí mi último bidón y sufrí grandes calambres”.

Otro momento clave de esa parte final del Mundial fue cuando Tom Dumoulin dio caza al trío que en ese momento formaban Valverde, Woods y Bardet en cabeza de carrera. “En ese momento, todo el entendimiento desapareció. Pese a ello, con tan poca distancia por delante y teniendo en cuenta que él tuvo que neutralizarnos solo y nosotros estábamos trabajando juntos, sabía que estaría bastante desgastado por el esfuerzo”.

Con el paso de los días, Woods reconoce que su sentimiento por el resultado obtenido ha cambiado bastante. “En un primer momento, el bronce me hizo sentir decepcionado, aunque ahora mismo no puedo creer que me sintiese así. Realmente, hasta los últimos 200 metros, estaba convencido de que batiría a Valverde. No importa lo bueno que seas: no muchas veces te vas a ver en una situación de aspirar a ganar un Mundial a falta de 300 metros. Estar tan cerca y no poder disputarlo en condiciones por los calambres fue decepcionante. Pero ahora, tras haber recapacitado sobre ello, me siento en el séptimo cielo. Apenas puedo dormir de lo contento que estoy. Ser bronce en un Mundial es algo con lo que no podría haber soñado cuando trabajaba tras la ventanilla de un banco hace sólo unos años”.

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