Tres cafés bastaron para ponerse manos a la obra. Jorge Yago Meniz (Madrid, 1985) y Álvaro Basterra Miret (Madrid, 1986), ingenieros industriales, se conocieron en el trabajo, se cansaron de llegar tarde y comenzaron a ver la bicicleta como la mejor forma para desplazarse. Al mismo tiempo, les parecía que todo lo que ofrecía el mercado era demasiado uniformado, o que personalizar una bici a la moda o restaurar una vintage, resultaba demasiado farragoso.
Decidieron montar algo sencillo, asequible y, sobre todo, atractivo. «Se trata de personalizar un objeto, de hacerlo tuyo, de sentir que eres diferente», subraya Yago.
Así nació Wobybi, la abreviatura de World by bicycle. La elección de un lema en inglés no se trata de una pose, sino de una intención de ir más allá de las fronteras. «Si todo va bien, nuestro plan es vender en Alemania, Francia e Italia dentro de un año. Son países con interés potencial y con buena distribución«.
Dos años y alrededor de 50.000 después ya tienen en marcha su empresa. Una plataforma para crear una bicicleta al gusto. En total salen casi 700 combinaciones. De momento parten con dos modelos: Milano y Triana. La primera con un toque masculino, barra alta, la segunda recuerda los antiguos modelos para ir a la playa. En ambos casos llevan un manillar amplio, con cambio de seis piñones en el puño derecho, cesta opcional y frenos de zapata, de los de toda la vida. Cada una cuesta 287 euros, da igual la cantidad de colores que se mezclen. Si alguien quiere el cuadro morado, manillar rojo y sillín blanco, lo tendrá. «Sabemos que no gusta pagar por los portes, así que los gastos de envío corren por nuestra cuenta», aclara el incipiente empresario.
Suena novedoso, pero es una marcada tendencia. No es casualidad que Google haga lo mismo con su primer teléfono creado con Motorola. Moto X se ensambla en Texas, después de que el consumidor escoja exactamente qué diseño quiere para el móvil. También la marca de zapatillas Munich deja elegir colores para sus diferentes piezas. Teléfonos, zapatillas o bicis, medios de comunicación, convertidos en señas de identidad.
Hasta dar con el modelo correcto, el equipo de 15 personas, realizó infinidad de pruebas de diseño. «Que funcione, se ensamble bien, tenga mantenimiento sencillo y también que estuviera homologado, esas fueron las dificultades iniciales. También, por supuesto, que sea bonita«, expone Yago. El mayor impedimento estuvo en dar con los proveedores: «Hicimos infinidad de viajes. La mayor parte de nuestros fabricantes están en Europa: Francia, Reino Unido, República Checa y Portugal«. Por último, conseguir que el plazo de entrega no vaya más allá de dos semanas.
Su meta soñada sería rozar las 10.000 unidades. A partir de ahí, abren la puerta a la imaginación: «Sería bastante lógico incluir luces, claro. También ampliar con dos modelos más. Si la ciudad fuera más plana, iría sin cambios. Aún así estaría bien ofrecer una fixie (con plato y piñón fijos), y nos encantan las de montaña».
Al margen del mercado de consumo, las ofrecen para flotas corporativas. «Pensamos en empresas con varios edificios, hoteles que quieren prestarlas o para promociones. En ese caso la personalización es más allá de nuestra web, con los colores corporativos, serigrafiadas y con opción de mantenimiento por nuestra parte».