El otro día leí la entrevista a José Cabedo, director del Burgos-BH, en Ciclo21.
Sobre la campaña del equipo burgalés en el máximo nivel admite que… “No te puedo decir que haya sido espectacular. Sinceramente esperaba más. Pero el cambio de categoría es complicado y más con un equipo renovado, en el que además hemos tenido muchos contratiempos en forma de lesiones“.
Nos podemos imaginar cómo se siente un equipo con los medios del Burgos-BH entre gigantes como Quick Step, Movistar o Team Sky en una carrera como la Vuelta a España.
Si el Burgos-BH ya era la comidilla años atrás, su paso a profesionales no podría resultar sencillo. Pero es que además el látigo del dopaje ha sacudido sobre la estructura… “Nunca esperas que te pase en tu equipo, sobre todo porque hemos puesto los medios para que esto no sucediera. Lo de Ibai era una investigación, de la que no teníamos tampoco mucha información oficial. Nos quedamos sin saber qué hacer.
Además, fue un momento delicado para los compañeros, a un mes de la Vuelta, porque leían cosas de las que no teníamos confirmación ni certeza de que fueran así. Todo ello afecta a la moral”
Ya los días previos al mejor momento del año, la Vuelta, fueron complicados por las noticias que iban saliendo en torno al bloque. Titulares que enfriaban los ánimos, no sólo en el equipo, también en su entorno de colaboradores, que miraron con preocupación un cuadro nada sencillo.
Un cuadro en el que Ibai Salas pitó, tiene sanción hasta el 2022, en el que ya había sido expulsado Igor Merino. Un cuadro que tuvo su origen en David Belda, apellido con tradición en estas historias. Un cuadro que puede provocar que el Burgos-BH se quede sin inicio de campaña en 2019, como equipo integrado en el Movimiento por un Ciclismo Creíble que pone sanciones a quienes juegan con fuego en periodos de 12 y 24 meses.
Y ¿Jordi Simon?
Artículo completo en El Cuaderno de Joan Seguidor