Lo que para el Burgos BH tendría que ser un periodo de calma, planificación y cierto regusto dulce, están pensando en el segundo año en profesionalismo tras su debut en la Vuelta, se ha convertido en un rosario de justificaciones que, vistas desde lejos, y con las tristes experiencias que rodean este deporte, parecen meros parches.
La situación del Burgos BH es curiosa, cuanto menos, rara, diríamos, incomprensible, si indagamos un poco.
Como Astana hace cuatro años, cuando los celestes saboreaban las mieles de su triunfo en el Tour, con Vincenzo Nibali, con un sobresalto cada poco.
Que sí, que no todos eran del equipo principal, pero que las matrices piten, también amargaba el trago.
En el Burgos BH suenan esos tres positivos, que situados cada uno en su contexto, no dan una sanción importante, como tal, pero que suenan mal, muy mal.
Lo dijimos hace pocos días: es complicado pensar en la casualidad.
Así las cosas, mientras la gente del deporte discute si David Belda puede o no tomar parte en trails con el expediente que tiene, el equipo burgalés se ha “autosuspendido”, como “castigo” a tres deslices que suenan muy mal.
El artículo completo, en El Cuaderno de Joan Seguidor.