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Evenepoel celebra su oro en Innsbruck / © UCI
Una irrupción como la de Remco Evenepoel no se da cada poco.
Si el ciclista nace y se hace, si lo primero, si lo otro, si las dos cosas, es algo que a Remco Evenepoel no parece interesarle.
De momento.
Porque creo que es la primera vez, en mucho tiempo, que un ciclista junior acapara titulares cincelados para los grandes nombres.
Desde su soberbia temporada, de su tremendo triunfo en los dos mundiales, Remco Evenepoel no es un nombre más en el pelotón.
Y no ha dado pedalada alguna en el máximo nivel.
Conoce el oficio ciclista propio de las categorías inferiores, pero no el de las superiores, la máquina de devorar personas que es este mundillo cuando te pilla en horas bajas y salir a la carretera es un “Tourmalet”.
A pesar de ese desconocimiento, sus modos, la forma de moverse y una ambición que no parece tener límites hablan del fenómeno del año que viene por debajo.
Remco Evenepoel es, como Egan Bernal, ese eslabón suelto que combate teorías y complica predicciones.
Su salto a pros cumple todos los tópicos de niño prodigio.
Acabará en lo que será hasta el 31 de diciembre Quick Step, tras una pugna no menor con el Team Sky, el equipo que mira por el futuro casi más que por el presente.
Evenepoel ya tiene calendario para 2019.
El artículo completo, en El Cuaderno de Joan Seguidor.
