No deja de resultar algo gracioso ver a una de las figuras más conocidas y reconocidas del mundo del ciclismo pasear por el hotel de concentración de su nuevo-viejo equipo con una pegatina pegada al pecho con su nombre en caracteres bien grandes. No es el único. También portan la misma identificación la mayor parte de los auxiliares y corredores que deambulan por las zonas comunes del complejo. Sólo Jim Ochowicz y algún otro mandamás se libra de la pegatina. “Es el mismo sitio al que llevamos viniendo ocho años con BMC y muchas caras son las mismas, pero también hay mucha gente nueva y por eso llevamos estas pegatinas para que todos sepamos el nombre de los demás. Es importante irnos conociendo en estas concentraciones de cara al resto de la temporada”, explica un miembro de la dirección del equipo preguntado por el motivo de esos cartelitos.
Cuando el campeón olímpico en Río de Janeiro se sienta ante los periodistas un fotógrafo le pide que se quite el bautizo. Ganador en Roubaix en 2017, portador del maillot amarillo en el Tour de Francia durante ocho días este mismo año (a añadir a los 3 de 2016), dos etapas en la Grande Boucle y un variado mix en clásicas que incluye la Gante-Wevelgem, Het Nieuwsblad o el E3 Harelbeke son, al menos entre los reunidos ahora mismo, carta de presentación más que suficiente.
Ocupa el mismo asiento que durante los ocho años anteriores, pero lo único que queda de aquella época es, además de la misma cara, el reloj Tag Heuer que en este mismo lugar recibieron todos los componentes de aquella penúltima plantilla del BMC como regalo de su nuevo patrocinador. Un movimiento que entonces parecía anticipar el relevo en el nombre del equipo que sostenía un ya muy enfermo Andy Rhis, pero las cosas se torcieron finalmente entre Marc Biver y Jim Ochowicz y este último tuvo que poner lo mejor de sí sobre la mesa el pasado año para encontrar un reemplazo a la marca de bicicletas que, ya sin el patrón en escena, tomaba la anunciada decisión de dejar el pelotón internacional.
Ahora Van Avermaet es el gran líder del equipo. Antes, en el más boyante proyecto de BMC, también lo era, pero siempre aclarando que para el bloque de clásicas. Ahora es el único referente de clase mundial de un proyecto que aspira a crecer tras este primer año de refundación.
– Entenderá si le digo que no parece que hayan cambiado muchas cosas respecto a otras temporadas que nos hemos sentado en este mismo lugar a hablar sobre sus aspiraciones, así que lo primero que le preguntaré es, sencillamente, cómo ha pasado el invierno y cómo se encuentra ahora mismo.
– Me siento muy bien. He descansado mucho porque paré después del Mundial y eso me ha dado algo de tiempo extra para recuperarme. Luego me he centrado en retomar los entrenamientos poco a poco y ahora puedo decir que estoy trabajando bien. Por el momento las cosas van muy bien.
– ¿Tiene ya claro cuál será su programa inicial de carreras?
– Sí, este año debutaré en Valencia y luego seguirán Omán, Het Nieuwsblad, Strade Bianche, Tirrreno-Adriático, Milán-Sanremo, E3, Gante-Wevelgem, A Través de Flandes, Vuelta a Flandes, Roubaix y Amstel. Si todo sale sin contratiempos no creo que vaya a estar en la Lieja. Ya lo hice hace dos años sin que estuviera previsto. Es verdad que siempre existe la posibilidad, depende de cómo esté y cómo hayan ido las cosas, de que vaya a Lieja, pero ahora mismo no entra en mis planes.
– Imagino que después de ese arranque tocará preparar el Tour de Francia donde irá como líder del equipo. Evidentemente, sin pensar en la general, pero quizás sí en poder vestirse de amarillo.
– La general no. Es evidente que la primera semana del Tour siempre es buena para un corredor de clásicas y para mí, que puedo subir bien, me puede permitir pasar lugares como Mûr de Bretagne. Este año fue perfecto porque pude vestirme de amarillo después de la contrarreloj por equipos y desde allí todo fue perfecto y pude mantenerlo hasta La Rosière. El Tour fue muy bueno. Sólo se me escapó la etapa de Roubaix. Si la hubiese conseguido, podría decir que fue perfecto.
– Eso nos lleva a hablar de las nuevas circunstancias de este año. Es usted el claro y, sobre todo, único jefe de filas indiscutible de CCC. ¿Le pone eso más presión encima?
– Sí, seguro que tengo más presión. Con BMC teníamos tres líderes con Richie [Porte] y Rohan [Dennis]. Ahora yo soy el único claro líder del equipo. Si la temporada de clásicas va mal podríamos estar en problemas. Antes, Richie o Rohan podían darle la vuelta a la situación.
– ¿Cómo le hace sentir esta circunstancia?
– No es algo que me asuste porque sé lo que tengo que hacer. Además, yo siempre me pongo presión sobre mi mismo. No necesito más presión para hacerlo mejor. Por ejemplo, en el Tour sabía que era importante hacer un buen papel para encontrar un nuevo patrocinador. En ese momento ya estábamos hablando con CCC y todos los sabíamos, así que éramos conscientes de lo importante que era causar una buena impresión. Pero no lo hice mejor por sentirme más presionado. Fui al Tour como fui siempre, queriendo hacerlo lo mejor posible.
– Pero este año, usted mismo lo ha dicho, no puede fallar en las clásicas. ¿Considera que CCC le puede rodear igual de bien que BMC?
– En las clásicas creo que tenemos un equipo muy potente. No hay mucha diferencia respecto al año pasado. Tenemos siete u ocho tíos muy buenos que pueden estar a mi lado. Nuestra fortaleza será más o menos la misma que el año pasado. Donde sin duda va a ser más complicado es en las grandes vueltas, pero al no estar peleando por las generales es verdad que podremos ir más por libre buscando otros objetivos.
– Hablemos de esos meses en los que el futuro del equipo no estaba asegurado y el resto de grandes figuras fueron marchándose. ¿Qué le llevó a quedarse aquí?
– Para mí, lo más importante fue la lealtad con un equipo en el que llevaba ocho años. El apoyo que he tenido durante todo este tiempo de Andy [Rihs] y el resto de responsables del equipo siempre lo tuve en cuenta. No quería irme dando un portazo. Es verdad que me hubiese gustado tener las cosas claras en abril o mayo. Todo se alargó y no fue agradable, pero al final todo salió bien. Fue una pena porque creo que, de haberlo sabido antes, podríamos haber atado a tres o cuatro corredores más que nos harían ahora ser casi igual de potentes que BMC el año pasado. Pero no es una crítica. Si yo tuviese 24 o 25 años igual hubiese tomado la misma decisión que muchos de mis compañeros. Ahora soy más mayor y veo las cosas de una forma más sosegada. Pongo otras cosas en la balanza que antes no tenía en cuenta.
– Usted lo ha dicho antes: va a las clásicas sin poder fallar. Este año no ganó, pero hizo top5 en Flandes y Roubaix. ¿Ganar es obligatorio o repetir esos puestos sería suficiente?
– Mira, para mi ganar es lo más importante. Siempre me lo pongo como una obligación. Como corredor sólo puedes motivarte pensando en ganar, no buscando un top5 o un top10. Luego llegan las carreras y este año las cosas no salieron, pero, como dices, sí fui competitivo en todas las carreras. Sigo creyendo que puedo ganar una o más clásicas. Voy a correrlas todas, así que soy ambicioso.
– Aunque imagino la respuesta. ¿Hay alguna de esas carreras que desee sobre las demás?
– (Ríe). No te voy a decepcionar. La respuesta es obvia. La carrera de mis sueños es la misma que digo todos los años y nunca llega: Flandes. Además, creo que de todas ellas es la que mejor me viene por mis características así que es normal que siga soñando con ella.
– Aunque queda mucho, el Mundial parece bueno para un corredor como usted.
– Sí, ¿verdad? El Mundial me gusta mucho. Para empezar, por la distancia. Es súper largo y va a ser una carrera súper dura. Es bueno para un corredor como yo. El problema es que suelo tener temporadas muy largas y me suele faltar frescura. Lo volveré a intentar con la combinación clásicas, Tour y tratar de llegar bien al Mundial.
– Además, Yorkshire es una región que siempre se le ha dado bien.
– Sí, es verdad. Cada vez que voy a Yorkshire hago buenos resultados. Es una zona que me viene bien y en la que siempre me he sentido cómodo. Sólo de pensar en el ambiente que habrá durante esos días ya me hace estar impaciente por ir.
– En el Tour irán, como ha dicho, con más libertad. ¿Es el amarillo en Bélgica un objetivo prioritario?
– No lo creo. Con BMC te diría que sí, pero ahora lo primero que tenemos que hacer es demostrar que somos capaces de ser competitivos en la crono por equipos. Por supuesto, la salida desde Bruselas me motiva y que el Muro o el Bosberg estén en la primera etapa es algo que mola. Estaré cerca, pero lo más importante para el amarillo es que el equipo sea capaz de hacerlo bien en la CRE y tendríamos opciones hasta Belles Filles y desde allí habría que reevaluar si se podría volver a buscar en una escapada como hace tres años.
– Este año, si todo sale según lo previsto, Wout Van Aert volverá a hacer las clásicas de primavera y también se sumará Mathieu van der Poel. En principio, parecen rivales muy duros.
– Seguro. Wout Van Aert ya ha demostrado que es capaz. El año pasado me sorprendió lo que hizo. Fue un paso muy importante demostrar que podía dar el salto del ciclocross habiendo hecho todo el invierno y ser uno de los favoritos en las clásicas. Creo que con Van der Poel será la misma situación. Lo puede hacer todo. Todavía son súper jóvenes, pero no tienen mucho que demostrar.
– Y si ellos son jóvenes, hablemos del señalado como the next big thing del ciclismo: Remco Evenepoel. ¿Qué sabe y qué opina de él?
– Es impresionante. No le conozco personalmente y durante el año fui leyendo las cosas que se escribían sobre él. Oyes todas esas cosas y, de repente, llega el Mundial y lo ves en primera persona por la tele. Te quedas realmente impresionado. Lo más importante es que mantenga los pies en la tierra.
– Usted ha sido un corredor de maduración lenta y él dará el salto de júnior a elite. ¿Acierto o error?
– Bueno, no es el primero que se salta la etapa de sub23. Fabian [Cancellara] lo hizo. Personalmente, no soy muy fan de hacerlo. Puede que sea demasiado pronto, pero es un chaval con un talento enorme. Tengo claro que yo no podría haberlo hecho. Él va a intentarlo y con un buen programa, sería posible. Si yo fuese él, habría intentado ganar el Tour del Porvenir, el Mundial en Sub23 y entonces dar el salto. Va a ser profesional 15 años y, si eres el mejor, eso puede llegar a ser aburrido. Veremos qué puede hacer.
– Aburrirse de ser el mejor. Peter Sagan dijo algo parecido recientemente. ¿Usted ha llegado a tener esa sensación en algún momento de su carrera?
– [Ríe] No, ¡porque yo nunca he sido el mejor! Yo he tenido que trabajar muy duro para llegar al nivel que conseguí hacer dos años. Mi historia es muy distinta. Nunca he tenido 10 ó 15 triunfos en una misma temporada, pero sí puedo entender que si dominas el deporte es complicado mantenerte motivado.
– Mirando a muy largo plazo, ya se conoce el recorrido de Tokio 2020. ¿Buscará revalidar el título conseguido en Río?
– Es un recorrido muy duro. Desde luego, quiero ir porque es una carrera muy especial para mi y buscaré hacerlo igual de bien. Es algo más duro que Rio. Estará en el límite de lo que puedo hacer. Tendré que mirarlo con cuidado y entonces decidiré.
– ¿Tiene previsto ir a verlo en algún momento?
– Va a ser muy complicado porque la carrera previa que se celebra este año coincide con el Tour, pero podríamos mandar a otros corredores, como hicimos en Rio, que den sus impresiones y luego mirar los datos de sus ordenadores y hacernos una buena idea de cómo es el recorrido. La carrera será justo después del Tour y eso es bueno para mi porque es el momento que mejor puedo subir en toda la temporada.