Lorena Llamas con los pies en el suelo

Foto Elena Alcalde / RFEC

Lorena Llamas narra sus primeros meses de campaña 2019 junto al equipo telefónico que le han visto alzarse con dos victoria y el liderato de la Copa de España Cofidis

La escaladora catalana de Movistar además es colaboradora en medios de comunicación como La Vanguardia, donde demuestra ser elocuente a la vez que precisa y, sobre todo, humilde. Junto a varias de sus compañeras –Sheyla Gutiérrez entre ellas– protagonizará durante la temporada 2019 los Blogs Movistar Team, en los que os acercamos más al interior del conjunto femenino.

ILUSIÓN

“Participar en la Copa de España me hace volver a un pasado que todavía tengo muy presente. En mi caso, todo ha pasado muy rápido. Admiro el ambiente que se respira en esas pruebas. Familias enteras que se han pasado un montón de horas al volante para participar en una carrera. Viajes de punta a punta de España con su coche propio, poniendo todo de su bolsillo y sin pedir nada a cambio. La ilusión de ver a sus hijas haciendo lo que les gusta lo paga todo. Porque no olvidamos de dónde venimos; quizá por eso valoramos tanto lo que tenemos y lo cuidamos para que dure”.

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MIRADA AL CIELO… PERO CON LOS PIES EN LA TIERRA

“En la primera etapa de la Setmana Valenciana se nos estropeó la caravana. En un primer momento fue un disgusto monumental, pero pasado el susto, recordamos que hasta hace poco nunca habíamos tenido caravana, así que no tenía que ser ningún problema volver a cambiarnos de ropa dentro de una furgoneta o hacer cola en el baño de un bar. Siempre lo habíamos hecho así; fue una vuelta momentánea a nuestros orígenes”.

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Y LLEGÓ LA VICTORIA

“Coincidiendo con la temporada de clásicas en Bélgica, el equipo se divide para competir en los dos frentes. Dadas mis “extraordinarias dotes de clasicómana” –ironía-, es una buena idea estar en el inicio de la Copa de España. Me hace ilusión reencontrarme con tanta gente conocida, con antiguas compañeras y muchas amigas. No recuerdo exactamente el número de abrazos que di aquel día en Eibar al acabar la carrera, porque a todo el mundo que me felicitaba le daba un abrazo. Mis compañeras lo dieron todo por mí y yo les pude responder con una victoria”.

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“Una historia que se repetiría la semana siguiente en Almería. Era la primera vez que el equipo trabajaba para mí y se me hizo un poco raro… Ir a rueda, escondida y protegida por mis compañeras, tranquilizándome, confiando plenamente en ellas y esperando mi momento. No fue nada fácil, pero todo salió perfecto. Porque en el ciclismo, detrás de un día bueno hay muchísimos días malos. A mí me han venido dos días buenos seguidos. ¿Casualidad? ¿Suerte? Para nada, detrás de una victoria siempre hay mucho trabajo y unas compañeras que valen oro”.

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