Como tantas otras veces durante sus casi dos décadas como corredor profesional, Alejandro Valverde (Movistar) celebrará hoy su cumpleaños en tierras belgas. Lo hará el murciano después de un undécimo que no es su peor resultado de siempre, pero que tras encadenar cuatro triunfos y un segundo puesto no ha sido el mejor regalo para el campeón del mundo.
Con sus recién estrenados 39 años, Valverde está atravesando uno de los comienzos de temporada más complicados de los últimos años. Al corredor de Movistar se le está terminando el hechizo de la eterna juventud y comienza a dar los lógicos síntomas del paso del tiempo. Pese a ello, su presencia habitual en los puestos de honor demuestran que, aunque no de la forma tan brillante a como nos tenía acostumbrados, el maillot arcoíris sigue siendo uno de los hombres más potentes del pelotón.
Tras su tropiezo en la Amstel Gold Race, donde cerró un ciclo de más de mil días sin bajarse de los cincuenta primeros clasificados en cualquier carrera, el murciano reaparecía en la Flecha Valona, la prueba que ha dominado como nadie y en la que es el único ser humano que ha subido cinco veces a lo más alto del podio. Estuvo, de nuevo, con los mejores hasta la parte decisiva de la última subida a Huy, donde se decide el ganador de la prueba. El Bala volvió a mostrarse atento y metido en carrera para alivio de todos sus seguidores, que temían que lo de la Amstel Gold Race pudiera ser algo más que un mal día puntual. Movió bien a su equipo y estuvo hábil, administrando bien sus esfuerzos y, sobre todo, subió la primera parte del muro en perfectamente colocado. Como se espera de un aspirante al triunfo. Pero cuando Fuglsang demarró y Alaphilippe, cuya rueda tenía perfectamente cogida el murciano, salió a su encuentro, sus piernas no respondieron con la chispa de antaño y no tuvo más remedio que hincar la rodilla.
El ocaso de Alejandro Valverde, tercer corredor en activo con más triunfos gracias a sus 123 victorias, ha comenzado, eso es innegable. Después de 19 temporadas en la élite, Alejandro Valverde se ha convertido en el mejor ciclista español de la historia y en uno de los mejores deportistas que este país ha dado. Su enorme calidad y su indudable compromiso con su profesión todavía nos van a regalar, seguro, algunas tardes de enormes alegrías, pero cada vez serán más esporádicas y, a la vez, más especiales. La llama, que quiere llegar hasta el pebetero de Tokio 2020, se está quedando sin combustible, pero todavía puede quemar.