Llega el Giro de Italia a la primera jornada de descanso y lo hace con una clasificación general comandada, es cierto, por un Valerio Conti (UAE-Emirates) al que todos dan ya por amortizado pese a que, salvo desgracia, seguirá vistiendo el maillot de líder, al menos, dos días más. Pero Conti tiene, como principal amenaza, a uno de los grandes favoritos, Primož Roglič (Jumbo-Visma), que se ha salvado de los percances y miserias que sí han afectado a la mayoría de los hombres señalados como grandes aspirantes al rosa hace apenas siete días y que ya han desaparecido parcial o totalmente.
El caso más significativo, que duda cabe, es el del neerlandés Tom Dumoulin (Sunweb). Señalado por él mismo como uno de los máximos aspirantes a anotarse su segundo triunfo en la general de la Corsa Rosa, su presencia en la ronda transalpina no ha durado ni una semana y, tras una caída, tuvo que poner rumbo a casa y, quien sabe, a una preparación específica para el Tour o la Vuelta, que tendrán que convertirse, tras este fiasco, en su principal objetivo del año.
Pero el deporte, el ciclismo y, en este caso, el Giro de Italia no viven de los ausentes, sino de los presentes. Entre ellos, y de nuevo centrados en aquellos corredores que estaban llamados a ser grandes protagonistas de la prueba hace siete días, nos encontramos el decepcionante caso de un Mikel Landa (Movistar), que se ha dejado ya una minutada y que prácticamente ha dicho adiós a cualquier opción de podio, hundido a casi cinco minutos (4:29) de Roglič.
El alavés no ha podido enderezar en este Giro –al menos, en lo que respecta a la general, que para objetivos secundarios todavía hay mucho espacio– su errática campaña y se ve ya lejos de los hombres que afrontarán, a partir del martes, la parte crucial de una carrera que, como es habitual, ha dejado lo más duro para el final.
En el mismo caso que el corredor español se encuentran otras dos grandes figuras que llegaron aspirando a todo y que parece que se van a tener que conformar, a lo sumo, con mover la carrera en busca de etapas o clasificaciones secundarias. Este es el caso de un Simon Yates (Mitchelton-Scott) que llegó a Italia despreciando a sus rivales –“si fuera uno de mis rivales me estaría cagando encima”– y se deja la friolera de 3:46 con el jefe de filas de Jumbo-Visma o Miguel Ángel Superman López (Astana), muy lejos de su mejor versión a 4:52 del, hoy por hoyo, gran favorito.
A Movistar, al menos, le queda el consuelo de que Andrey Amador ha terminado este primer asalto como el principal rival de Roglič. El costarricense, que ya tiene dos top10 en el Giro (2015 y 2016) es ahora mismo sexto con 49 segundos perdidos respecto al esloveno, lo que le coloca por delante de otros aspirantes a la maglia rosa como el ganador de etapa Pello Bilbao (Astana), que pierde ya 1:42 en esa teórica clasificación de favoritos en la que es, con permiso de José Joaquín Rojas (cuarto a 43 segundos del corredor de Jumbo-Visma), el mejor español.
No mucho mejor ha descansado este lunes Vincenzo Nibali (Bahrain-Merida). El Tiburón sabe que su terreno, la alta montaña, está todavía por llegar, pero también es consciente que los 1:44 perdidos respecto a Roglič, al que le queda todavía una contrarreloj y que no es cojo en las subidas, pueden ser una losa excesiva, lo mismo que se antojan los 1:55 que se deja Bauke Mollema, líder de un Trek-Segafredo que parece el destino más probable para Nibali en 2020.
Ya muy hundidos en esa general imaginaria comandada por el esloveno encontramos a Bob Jungels (Deceuninck-Quick Step), que se deja 2:18, Rafał Majka (Bora-hansgrohe), a 2:53, Richard Carapaz (Movistar) a 3:16 o Ilnur Zakarin (Katusha-Alpecin) a 3:32.
Con todo esto, queda abonado el terreno para las apuestas, en las que casas como Merkurapuestas ofrecen todo tipo de combinaciones y posibilidades a los aficionados que deseen demostrar sus conocimientos y predecir lo que puede suceder durante las dos próximas semanas.
Pese a todo, el Giro de Italia es largo y su camino es complicado y plagado de trampas, por lo que todo podría dar un cambio enorme si en los próximos días, como ya le sucediera, sin ir más lejos, a Simon Yates el pasado año, Primož Roglič sufriera un mal día o, peor aún, una desgracia en forma de avería o caída en el peor momento.
Aunque su ventaja es importante, también es cierto que las diferencias entre sus perseguidores son muy pequeñas, por lo que un tropiezo de Roglič podría devolver a todo el mundo a la casilla de salida.