Hace un año, el Omega Pharma Quick Step hacía público su fichaje. Ante él se presentaba un nuevo escenario deportivo al más alto nivel abanderado por la ilusión y el aprendizaje. Un año después, Carlos Verona hace balance de sus primeros sentimientos como «neopro»:
Mi temporada de «neopro»
¡¡Hola amigos!!
La temporada 2013 se acaba de terminar, en mi caso he apurado hasta el final, terminando el pasado domingo 20 de octubre en la Japan Cup. En total he completado 68 días de competición repartidos entre España, Francia, Alemania, Bélgica, Estados Unidos, Malasia, China y Japón. Han sido más de 10.000km de competición cargados de nuevas experiencias, de felicidad y de continuo aprendizaje que poco a poco empieza a dar sus frutos, y es que el mundo del ciclismo profesional es una carrera de fondo, en la que el trabajo y la paciencia seguramente sean dos factores mucho más importantes que la calidad innata que cada uno pueda tener. Y este es uno de los muchos motivos por los que el ciclismo me enamora. Yo aún no sé qué calidad «innata» puedo atesorar, solo sé que gracias a mucho trabajo con pasión me estoy abriendo hueco, poco a poco, en el ciclismo profesional. Y cuando digo pasión, es que no os miento si os digo que me sobran dos dedos de la mano para contar los días que me ha costado salir a entrenar.
Han sido casi 20.000 kilómetros de entrenamientos, con muchos cafés de por medio y en lugares que no habría podido soñar que iba a visitar si no fuera gracias a mi bicicleta. He compartido muchos buenos momentos con gente muy distinta de la que se me ha quedado algo que vendrá conmigo siempre. Además, he tenido muy buenos maestros, aunque algunos se retiran ya, así que sólo puedo desearles la mejor de las suertes en su nueva etapa de la vida. Otros aún continúan, por lo que cruzo los dedos para seguir coincidiendo con ellos el próximo año.
También ha habido días duros, días de mucho calor, como en la etapa del Tour de California con cerca de cincuenta grados y otros de mucho frio como en las dos últimas etapas del País Vasco, o sin ir más lejos, en la última carrera del año, la Japan Cup, donde nos estuvo lloviendo sin parar las cuatro horas y media de carrera. Precisamente en esta última he logrado mi primer TOP 10 como profesional, cruzando la meta en octava posición. Estoy contento, pero más que por el hecho de ver que mis piernas están cada vez más cerca de las de los mejores, porque para mí fue una victoria mental. No es fácil pasar más de cuatro horas bajo la lluvia, el frio o el viento y encima sin cruzar apenas palabra con nadie, que bastante teníamos todos con pedalear. Ser fuerte de mente y aunque el frio te esté consumiendo, pedirte un poco más, no rendirte, seguir pedaleando y cuando toca dar el máximo, bloquear la mente para intentar dar aún un poco más y convencerla de que aunque duelan las piernas, tú puedes más. Y es que cuanto más metido estoy en el ciclismo, más me doy cuenta de que lo que marca la diferencia es la cabeza, no las piernas.
Mis motivaciones en la Japan Cup eran varias. La primera de todas, que había estado 20 días lejos de mi novia y de mi familia, razón para no bajarme a la primera de cambio. La segunda, que alguien a quien tengo mucho aprecio me dio un consejo en vísperas de mi primera carrera como profesional: «Carlos, a no ser que no haya otra opción, no abandones una carrera nunca, que de cada carrera se aprende». Seguramente lo que no sepa él, es que cuando se me pasa por la cabeza la idea de tirar la toalla, siempre aparece este consejo en mi mente, que viene conmigo a todas partes, tanto que en tres años como profesional no he abandonado nunca una carrera si no ha sido por caída o enfermedad. Y la tercera motivación para mí el pasado domingo en Japón, fue la gente… No sé cuantos miles de espectadores podría haber en el circuito, pero eran muchos, pasando el mismo frio que nosotros, «pagando» por vernos, regalándonos todo su calor y, honestamente, pienso que se merecían que diéramos todo el espectáculo y más por ellos. Además de estas tres motivaciones, pienso que fueron los que me llevaron a mi mejor resultado como profesional hasta el momento.
Ahora toca pensar en el 2014. Por suerte, tengo contrato con mi equipo, el Omega Pharma – Quick Step y podré aprovechar la oportunidad de poder seguir viviendo y haciendo lo que más me gusta. Desafortunadamente, muchos compañeros no correrán la misma suerte el año que viene, pero esperemos que éste mal año solo sea de transición y que en el 2015 vuelvan los sponsors a nosotros, además de por la obvia rentabilidad económica que el ciclismo tiene, porque, sinceramente, pienso que el ciclismo se lo merece y os lo merecéis vosotros. Pienso que pocos deportes pueden presumir de tener una afición como la vuestra: comprometida, sin rivalidades, sufrida y con un ambiente tan sano que creo que cualquier deportista envidiaría. Y también nos lo merecemos los ciclistas, los equipos y los auxiliares, porque creo que desde dentro se están haciendo también las cosas bien. Llevamos la dirección y el rumbo correctos: globalización, competición, imagen, espectáculo y tolerancia cero con el dopaje, por si a alguien le queda alguna duda todavía. Así pues, al igual que con los entrenamientos, seguiremos haciendo bien los deberes, porque con paciencia y constancia TODO LLEGA.
Ahora toca tomarse unas pequeñas vacaciones y volver en el 2014 con más fuerza, motivación y ganas para seguir progresando.
¡Nos vemos por las carreteras!
@Carlos_Verona
Ciclista Profesional del Omega Pharma – QuickStep.
Fuente: Rafa Simón. Prensa Carlos Verona