Un mes después de que la UCI anunciase su reforma del calendario internacional de pista a partir de la temporada 2020-21, y que originó una contundente respuesta principalmente por parte de los equipos profesionales, como Huub Wattbike y Team BEAT, los máximos perjudicados, el máximo organismo mundial publicaba este viernes en su web un amplio documento titulado ‘Una nueva organización para reforzar el atractivo del ciclismo en pista’, en el que, desgraciadamente, hay pocos argumentos de peso que avalen esta drástica, innnecesaria, y me temo que irreversible, reforma.
El documento se inicia argumentado que el ciclismo en pista es una de las disciplinas más seguidas de los Juegos Olímpicos, pero que entre ediciones apenas atrae las mismas audiencias -¿no es lo que pasa con la mayor parte de los deportes?- y que tras varios estudios realizados y la consulta a las partes –entre las que no están los máximos perjudicados, los clubes, ni creo que las Federaciones Nacionales-, se ratifica el potencial de la pista pero que “su organización sufría de problemas que le impedían claramente realizarlo”. Así pues, se lanza esta reforma que encuadran en la Agenda 2022, algo así como el Bálsamo de Fierabrás del ciclismo contemporáneo.
El primer punto de análisis es la Copa del Mundo de pista, “actualmente compuesta por seis mangas organizadas en los cuatro rincones del planeta”, que origina importantes gastos, “incluso insoportables”, a las Federaciones, lo mismo que conlleva el desinterés de los corredores por los desplazamientos o la diferencia horaria, que hace que se ‘salten’ pruebas, con lo que se perjudica el interés general de la competición, lo que se refleja en las cifras de audiencia. Aunque el análisis sea correcto en su planteamiento, se obvia que esta dispersión geográfica es la consecuencia más lógica de la mundialización del ciclismo que la propia UCI busca.
Más injustificable resulta el siguiente párrafo que viene a decir que la propia riqueza de las competiciones de pista, con las pruebas de velocidad y fondo, es un freno a la accesibilidad de esta disciplina para los públicos menos iniciados. En este sentido ya escribí recientemente que la solución es hacerlas más comprensibles, no modificarlas para acabar con ellas. Pero no adelantemos acontecimientos.
Una Copa de las Naciones asequible para las Federaciones
El siguiente apartado de este informe ya propone la reducción a tres mangas de la Copa del Mundo, emplazadas de abril a septiembre y con una nueva denominación de Copa de las Naciones reservada exclusivamente a las selecciones nacionales.
El argumento UCI relativo a que la reducción de número de pruebas conllevará un descenso de los costes de participación a las Federaciones, incluso participando en todas las pruebas, es cierto, aunque no podemos decir lo mismo de que la prohibición de participar a los equipos profesionales conllevará una mayor igualdad entre las diferentes naciones.
Y dado que los equipos profesionales son los que más se están moviendo contra esta aberración, se expone que no han parado de decrecer desde que fueron creados en 2004 y que son una pequeña parte en la participación en Copas del Mundo, concretamente 10 como media frente a 41 selecciones nacionales. Y además les atacan diciendo que estas formaciones no son realmente profesionales ya que ·recibir un salario que permita a los corredores vivir correctamente no ha sido jamás alcanzado salvo excepciones”. Como mínimo, innecesario,y más teniendo en cuenta de que presentan otros muchos beneficios que ni siquiera se sopesan.
De la misma manera, el Mundial se desplazará al mes de octubre como colofón de la Copa de las Naciones, ya que “los equipos de carretera son a menudo reticentes a la idea de liberar a sus corredores en el mes de marzo para participar en los Mundiales de pista. Por el contrario, habrá menos problemas para un evento que se desarrolle dos semanas después de los Mundiales de carretera”. Y los equipos, ¿van a preferir cederlos para que participen en las mangas de la Copa de las Naciones entre abril y septiembre, en medio del meollo de la temporada de carretera, en vez de dejarlos en los meses de invierno cuando no hay calendario de ruta? El argumento se cae por sí sólo…. si no se viese el percal en el siguiente párrafo en el que se habla de los Campeonatos del Mundo UCI, para todas las disciplinas, salvo el ciclocross, que tendrán lugar en agosto de 2023 en Glasgow, una presumible fuente de ingresos con la que la UCI se frota las manos.a
El nuevo circuito maravilloso, pero aún desconocido
El traslado del calendario tradicional a los meses de verano-otoño conlleva dejar libre los de otoño-invierno para “un nuevo circuito, pensado para la televisión, con un rol clave para aumentar la audiencia y, por lo tanto, la popularidad del ciclismo en pista”. Y es precisamente sobre este circuito sobre el que no se aporta ninguna información firme, ningún detalle concreto, salvo que se estrenará de noviembre de 2021 a febrero de 2022 y que tendrá “un programa compuesto por disciplinas de velocidad y fondo con un formato adaptado, dinámico, simple de comprender y de seguir, incluso para nuevos públicos”.
También se indica que la participación será individual “según criterios a determinar, pero basados en los Mundiales UCI precedentes”, aunque no se informa de quien llevará las riendas de este nuevo invento… porque es innecesario. Eso sí, se promete más información tras el Comité Directivo del próximo mes de septiembre en Yorkshire, cuando esté todo ‘atado y bien atado’ y no haya posibilidad de marcha atrás, ni siquiera de un debate con esos ‘stakeholders’ a los que dicen que han consultado… pero que no saben nada.