Fernando Gaviria (Antioquía, 19 de agosto de 1994) no debutó con buen pie con el UAE-Emirates, su segundo equipo en el World Tour después del Deceuninck-Quick Step, con el que maravilló durante tres años sensacionales que le llevaron a convertirse en el gran referente de la velocidad terminal del pelotón internacional.
Tras promediar más de diez triunfos por temporada a las órdenes de Patrick Lefevere (7 en 2016, 14 en 2017 y 9 en 2018), su primer curso en el equipo emiratí se saldó con seis triunfos. Trató de brillar en el Giro, donde llegó a ganar una etapa, pero las molestias en su rodilla izquierda le obligaron a bajarse de la bicicleta camino de L’Aquila. Después, como él mismo reconoce, quiso forzar la máquina para volver lo antes posible, algo que tampoco ayudó a su recuperación.
El colombiano sí pudo terminar con buen sabor de boca la temporada tras llevarse dos etapas en el Tour de Guangxi. Eso, unido a un buen invierno, le hace ser muy optimista de cara a un 2020 en el que descarta estar en los Juegos Olímpicos y en el que apunta a dos grandes retos: el Tour de Francia y, por qué no, la Milán-Sanremo.
Cerró 2019 con sólo seis victorias. Esa cifra es muy inferior a lo que nos tenía acostumbrados, pero tampoco supone un año en blanco. Además, levantó los brazos en una gran vuelta como el Giro. ¿Qué valoración hace?
No estoy contento con mi temporada. Fue un año muy difícil de inicio a fin. Creo que íbamos con buena preparación de cara al Tour, pero la lesión en el Giro nos complicó todo. Estuvimos mucho tiempo sin poder andar en bicicleta por el dolor y sin poder disfrutar del ciclismo por estar lejos de las carreras. La recuperación fue muy lenta y cuando volvimos quisimos apresurar todo y eso fue otro error que no deberíamos haber cometido.
¿Está completamente recuperado de todas esas molestias?
Sí. Ya no tengo ninguna molestia. He disfrutado de mis vacaciones, he entrenado y creo que estoy evolucionando bastante bien.
En comparación con otros años, ¿cómo es su punto de partida para la nueva temporada?
Es mucho más favorable que el año pasado. Hace ahora doce meses tenía molestias en el hombro por la caída en Turquía, donde me fracturé la clavícula. Por lo tanto, ahora mismo estoy por encima de cómo estaba el año pasado. Creo que es un punto a favor.
Al haber descartado su presencia en el Tour de Colombia 2.1, ¿se siente menos presionado por no tener la obligación de brillar ante su público tan pronto?
Creo que la carrera en Colombia no es sólo cuestión de presión, sino también devolver a la afición un poco de todo lo que nos dan. Que las personas que no tienen el dinero o a las que el trabajo no les permite salir a otros países, nos puedan ver en casa.
Oiga, permítame la broma. ¿Queda alguien en Colombia? Lo digo porque en cada carrera sus aficionados parecen siempre mayoría.
(Ríe) Sí, parece que nos multiplicamos. En todas las carreras en las que he estado me he encontrado, al menos, un colombiano y eso es algo muy bonito. Somos un pueblo orgulloso de ser colombianos. Llevamos la bandera o una camiseta de la selección de fútbol a cualquier evento y eso hace la diferencia. En cualquier etapa del Tour o de la Vuelta se ve que Colombia es uno de los países que más apoya el deporte.
Supongo que conoce la maldición del arcoíris. Parece que, últimamente, también existe la maldición del exDeceuninck. Da la sensación de que pocos de los ganadores que ha salido de ese equipo ha podido seguir su racha en otras escuadras. ¿Le preocupa ese hecho?
¡Uf! No sé qué decirte. Es algo complicado. Quick Step es un equipo ganador. Ganan muchísimas carreras y eso hace, a la vez, que ganen todavía más. Es lo que genera que todos los corredores quieran ganar todavía más. Cada equipo tiene su metodología. En UAE hemos estado mejorando bastante en eso. Ya no corremos sólo por hacer las cosas bien, sino que estamos buscando victorias. En ese sentido, hemos ido mejorando y creo que el año que viene va a ser mucho mejor.
Da la sensación, hablando en términos muy generales, de que la tendencia de las tres grandes vueltas indica que se están olvidando de los sprinters. Que no les quieren. ¿Qué programa tiene para 2020?
Es verdad que este año las carreras de tres semanas se pusieron muy complicadas, pero eso no quiere decir que no haya etapas al sprint.
Siempre las hay, pero en el Tour o la Vuelta, no sé dónde pueden encontrar más de tres opciones.
Sí, es verdad; pero, por ejemplo, en el Tour, aunque sólo tengas una opción, la de París, es una de las etapas más importantes del año. Vale la pena sufrir todo el Tour para intentar ganar la última etapa. Así pues, en mi plan vuelve a estar el Tour de Francia.
Descarta, por lo tanto, estar en el Giro y la Vuelta.
No voy a estar. En esas carreras estaremos con Kristoff y Philipsen.
Lo que tampoco parece que vaya a ser un recorrido para velocistas es la prueba de fondo en Tokio.
Eso es. He hablado con mis compañeros italianos que fueron a ver el recorrido y me han dicho que es muy duro, por lo que los Juegos Olímpicos quedan completamente descartados para mi.
Más allá del Tour de Francia, ¿cuáles serán sus principales objetivos?
Iniciaremos la temporada de clásicas en Sanremo e iremos a Bélgica a hacer la mayoría de las clásicas de allí. Tengo muy en mente la Milán-Sanremo. Es una carrera en la que hemos estado cerca y espero poder hacerlo mejor este año.
Si, como parece, la Sanremo no cuenta finalmente con el Poggio y se optase por hacer una aproximación directa, ¿sus opciones ganarían enteros?
Sí, porque sería una subida menos. Es una ascensión en la que siempre se hace mucho daño, aunque si finalmente no está el Poggio, creo que otro tipo de corredores intentarían hacer el mismo daño en la Cipressa. No creo que cambiarían tanto las circunstancias. De todas formas, no creo que, si no se sube el Poggio, no acaben incluyendo alguna otra subida tras la Cipressa.
De cara a las clásicas flamencas, parece que, al menos a priori, Kristoff es el líder lógico del equipo.
El año pasado me sentí bien e hice una buena campaña de clásicas. Cometí errores en la Vuelta a Flandes yendo en fuga y gastando más de lo que debía. Al final, lo pagué muy caro. Son carreras en las que hay que guardar la mayor energía posible para usarla al final. Era mi primera vez en Flandes y fue complicado. Acabó pasándome factura.
Sabemos que Kristoff es un excelente corredor para este tipo de carreras y, si se da el caso, estaré a su disposición.
Pese a que Kristoff también es un hombre rápido, no es un sprinter puro como usted. Eso, ¿les permite ir a las clásicas con varias cartas tácticas a las que jugar?
Sí. Él, si se llega en un sprint masivo seguro que me puede echar una mano. Dependerá mucho de las piernas que tengamos en ese momento cada uno.
¿La llegada de Max Richeze ha sido una petición suya?
Sí, desde que firmé con UAE dije que era importante tenerle en el equipo porque es una persona muy importante para mi. No sólo para mi, sino para todo el equipo. Creo que se pudo ver en el Tour de Francia, cuando estuvo tirando mientras Alaphilippe llevaba el maillot amarillo. Por lo tanto, es un corredor que también puede trabajar en las etapas duras para todo el equipo.
Si tuviera que elegir, ¿antepone calidad o cantidad? Es decir, ¿preferiría terminar el año con un Monumento como Sanremo y los Campos Elíseos o con más de diez triunfos en otros sitios?
Es una cuestión difícil, pero me encantaría tener el Monumento. Dicho esto, también diría que ganar una sola carrera en un año, por más que sea un Monumento, es poco.
Este año el recorrido del mundial vuelve a ser muy duro, pero, pensando en el futuro, ¿se centraría en él si la propuesta es para sprinters?
Sí. Estoy esperando que el mundial sea un poco menos duro para intentarlo de nuevo.
Imagino que cuando no está compitiendo sigue la actualidad de las carreras…
No.
… ¿De verdad? ¿No le interesa el ciclismo si no está compitiendo?
No es que no me interese, pero no soy de estar siempre con el ciclismo. Hablo de ciclismo cuando estoy con mis amigos en la bicicleta. Por ejemplo, con Richeze, que suele ser mi compañero de habitación en carrera, sólo hablamos un poco de ello antes de dormir. Sobre todo, qué pasó o qué tenemos que mejorar.
¿Se puede dar el caso de que, si no está en carrera, no sea usted quién es el líder de un Giro, un Tour o una Vuelta?
Sí, pero también se puede dar el caso de que después de entrenar llegue a un bar y, si están viendo el Giro o el Tour, que es algo muy común en Colombia, me quede a ver toda la etapa. Lo que no hago es programarme para llegar a una hora determinada y poder ver la etapa.
Lo que quería preguntarle es si, como espectador, entiende cuando los aficionados dicen que esa típica etapa de 200 kilómetros que se sabe que va a terminar al sprint es muy aburrida.
En realidad, sí. Hay que ser sinceros: una etapa de 200 kilómetros completamente llana es demasiado aburrida. Pero, a la vez, es menos aburrida que estar detrás de un ordenador todo el día.