La operación Aderlass no ha terminado todavía y queda todavía bastante tela que cortar. El sistema pergeñado, a la cabeza, por el Dr. Mark Schmidt detenido el 27 de febrero en su centro de operaciones en Enfurt, Alemania, y que sigue dando que hablar al confirmarse nuevas observaciones de métodos dopantes que pudieron llevarse a cabo durante la temporada 2016 y 2017 una vez contrastados las distintas declaraciones de los «cazados» por la policía y el sistema de antidopaje germano-austriacos, contando con las versiones de los ya sancionados por la trama Denifl, Preidler, Koren, Lang y Durasek en ciclismo y los distintos esquiadores de fondo entre los testimonios más reconocidos.
Según el periódico belga Het Nieuwsblad, la solicitación por parte de la Fundación Antidopaje (CADF) en noviembre se ha llevado a cabo finalmente para investigar retroactivamente las muestras de sangre tomadas durante el Tour de Francia 2016 y 2017. La sospecha es que en esos tubos puede haber rastros de una sustancia, no revelada, aparentemente de origen y producción estadounidenses, indetectable para los controles de dopaje pero ahora rastreable con las técnicas actuales.
La operación de Aderlass nació en 2019, durante los Campeonatos Mundiales de Esquí Nórdico en Seefeld (Austria), después de las confesiones del exesquiador de fondo Johannes Duerr y la investigación policial que atrapó in fraganti al local Max Hauke con una aguja inyectada en el brazo y conectada por un tubo a una bolsa de sangre procediendo una autotransfusión de 100 ml sangre «procesada».
Su declaración posterior permitió a las autoridades seguir el rastro de las indicaciones del esquiador encontrado en las bodegas de la casa del galeno alemán refrigeradores de gran tamaño con abundantes bolsas de sangre y sustancias prohibidas bajo las normas de la Asociación Mundial Antidopaje (AMA).
Además de los mencionados ciclistas, sancionados mientras estaban en activo, también fueron castigados Alessandro Petacchi (2011) y el director deportivo de Bahrein-Merida, el esloveno Milan Erzen. La relectura de las muestras de 2016 y 2017 corre el riesgo de descubrir una inmensa caja de Pandora si las sospechas de los investigadores se cumplen.
Los laboratorios responsables de las pruebas son los de Seibersdorf (Austria) y Colonia (Alemania). «Durante este tiempo, hubo una serie de sustancias prohibidas que no estaban disponibles en el mercado farmacéutico regular y para las cuales todavía no había métodos de detección óptimos en los laboratorios. Desde entonces, estos métodos se han mejorado», declaraba Peter Van Eonoo, director del Laboratorio Antidopaje de Gante, Bélgica, y colaborador en las exploraciones. «Con base en información adicional posterior, identificamos las muestras y realizamos los primeros análisis. Nos abstenemos de comentar nada en este momento«. Se espera que el juicio penal contra Mark Schmidt comience en septiembre.
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