Tadej Pogačar se ha convertido en una de las grandes revelaciones de esta temporada pandémica en el ciclismo. Su triunfo en el Tour de Francia sirvió para confirmar, con creces, las sensaciones que ya dejó en la Vuelta a España de 2019. Tras su victoria en la Grande Boucle, Pogačar todavía se dejó ver en el Mundial y las clásicas de las Ardenas antes de poner fin a su temporada.
Con sólo 22 años, Pogačar es el último ejemplo de ese nuevo ciclismo en el que los corredores llegan a su punto de madurez cada vez más jóvenes. Una situación que, para él, es “bastante loca. Fue mi primer Tour, lo gané y fue algo realmente increíble. Desde el principio, las sensaciones fueron absolutamente buenas. Y llegar a París vestido de amarillo fue incluso más increíble”, tal y como ha explicado en una entrevista concedida al diario Marca.
Respecto a esa CRI final en La Planche des Belles Filles, Pogačar explica que “lo hice muy bien en la contrarreloj. Me preparé desde el principio para ese momento y tuve un muy buen día. También tuve un poco la suerte de mi lado. Pude dar el cien por cien y fue uno de mis mejores días sobre la bici”.
Respecto a su rivalidad deportiva con Primoz Roglič, su compatriota al que le une una gran relación personal, devela que “me hubiese encantado que Primoz se llevase el Tour de Francia, pero yo estaba allí para ganarlo. Es sólo competición y le tengo un gran respeto. Él le ha demostrado a todo el mundo que Eslovenia, un país pequeño, puede ganar grandes vueltas. Él empezó a despuntar hace tres años y correr junto a él es una gran experiencia. Ahora le he derrotado y tengo algunos sentimientos encontrados, pero así es el deporte”.