Ciclo21 Portal de ciclismo
Štybar celebra su triunfo en San Juan / © DST
El checo Zdeněk Štybar se prepara para arrancar su undécima temporada en el equipo Deceuninck-Quick Step, estructura que le llevó a dar el salto desde el ciclocross a la ruta, una especialidad en la que no ha alcanzado la excelencia que sí tenía sobre el barro, pero en la que ha conseguido convertirse en uno de los grandes referentes del Wolfpack y del ciclismo clasicómano.
Antes de ponerse su primer dorsal, el corredor de Planá repasó su campaña de 2020, en la que, como él mismo explica, decidió afrontar las cosas de una forma distinta. “Tuve un buen comienzo de temporada. Después de tantos años en el pelotón, quería cambiar mi enfoque y por eso probé algo diferente. Por lo general, habría comenzado mi campaña en Valencia o Algarve, pero ahora estaba listo para otra cosa, así que me fui a Argentina. La carrera fue genial, el clima fue excelente y los aficionados crearon un ambiente excelente. Fue estupendo ganar una etapa allí, especialmente una donde los velocistas eran favoritos. Toda la experiencia fue inolvidable y es una pena que la carrera se cancelara este año, pero quiero volver algún día”.
Lo que no cambió, al menos en su programación ideal, fue su calendario europeo. Štybar recuerda que “cuando regresé a Europa, sentí que me encontraba en un buen estado de forma y que estaba creciendo semana tras semana, lo que me dio confianza para Strade Bianche. Desafortunadamente, la carrera se canceló, lo que provocó un cambio de planes, así que me fui a París-Niza, donde seguí mejorando, pero luego la temporada se detuvo, lo cual fue realmente frustrante, ya que la forma estaba ahí y tenía muchas ganas de hacerlo bien en las clásicas adoquinadas, especialmente en el E3 Harelbeke, donde quería defender mi título”.
Las cosas no mejoraron mucho tras el reinicio de la temporada, pese a que, como explica el corredor checo, las cosas no pintaban del todo mal al principio: “al final del día, estábamos juntos en esto, así que traté de ver el lado positivo, que era el buen tiempo y el hecho de que podía entrenar en la carretera. Cuando las cosas se pusieron en marcha de nuevo, viajé a Val di Fassa con el equipo, hicimos un gran campo de entrenamiento y empecé a creer que iba a hacer una muy buena segunda parte de la temporada. Mi top 10 en Strade Bianche y mi sólida carrera en Milán-Sanremo lo subrayaron, pero luego tuve la lesión de rodilla que me sacó del equipo del Tour de Francia y fue un fastidio”.
Los contratiempos se sucedieron. “La temporada no había terminado y estaba motivado para seguir luchando, pero perderme la Tirreno-Adriatico, una carrera clave en mi preparación, y muchos días de entrenamiento no ayudaron de cara a las clásicas adoquinadas. No estaba en las mejores condiciones allí y no pude obtener los resultados que quería, y además de eso, las carreras en sí mismas fueron muy extrañas sin los aficionados. Recuerdo estar solo en el Oude Kwaremont y todo estaba en silencio, haciéndome sentir como si estuviera en una salida de entrenamiento. Como ciclista, me esfuerzo más cuando los aficionados están allí y creo una atmósfera eléctrica que te pone la piel de gallina”.
Pese a todo, Štybar terminó con buen sabor de boca el complicado año 2020, lo que le hace ser optimista de cara a la temporada que ahora comienza. “Luego llegó la Vuelta a España, que me dio un gran impulso de condición de cara al invierno. Tuve una carrera fuerte con los chicos y espero que su impacto sea obvio este año. Al entrar en mi undécima temporada con Deceuninck – Quick-Step, las expectativas son las mismas que en los últimos años: tener un buen comienzo de temporada y continuar así hasta París-Roubaix. También quiero ir a los Juegos Olímpicos y ser parte del equipo de los Campeonatos del Mundo. El recorrido en Bélgica es agradable y muy de mi agrado. Cada carrera que haré es importante y lo daré todo cada vez que marque un número”.
