Posiblemente las banderas sean uno de los elementos más desconocidos que hay en el mundo del ciclismo en pista, y que en muchas ocasiones pasan desapercibidas por la existencia de otros medios que ratifican su significado, por ejemplo, las indicaciones del ‘speaker’.
Sin embargo, son obligatorias, en los tres colores habituales, rojo, verde y amarillo: el organizador debe proporcionarlas, pero los propios comisarios muchas veces disponen de las suyas propias.
En las pruebas cronometradas, se usa la bandera roja para el corredor o equipo de meta y la de verde para el de contrameta para indicar que está preparado –es decir, que la bicicleta ya está debidamente colocada en el bloque de salida-, aunque en muchas ocasiones, sobre todo en pruebas menores, ambas banderolas son de idéntico color. En ese momento se activa la cuenta atrás -30 o 50 segundos- para la salida. Por cierto, estos mismos colores rojo y verde se asignan para indicar la ventaja de uno u otro en las persecuciones, en los distintos para los distintos pasos intermedios.
La bandera roja también se utiliza para advertir que un equipo está a punto de ser doblado y que por lo tanto no debe realizar relevos.
La amarilla es la que indica cuando una carrera de pelotón está neutralizada por cualquier tipo de percance.
Finalmente, estas banderas combinadas con una pizarra en la que aparece el número de un corredor significan en las pruebas de pelotón, bien una advertencia al citado ciclista, en el caso de la amarilla, bien la descalificación, cuando se trata de la roja.