Después de que varios intentos infructuosos fueran rápidamente neutralizados por el pelotón, Mads Würtz Schmidt (Israel Start-Up Nation), Dylan Sunderland (Qhubeka-Assos) y Alan Boileau (B&B Hotels) consiguieron recibir el visto bueno del gran grupo para formar una fuga a la que pocos kilómetros después también se uniría Ander Okamika (Burgos-BH), conformando el cuarteto que rodó siempre con una ventaja de poco más de dos minutos sobre el pelotón.
El francés, que tan buen papel tuvo en el reciente Tour de Ruanda, fue el primero en perder contacto con una fuga que el pelotón neutralizó en las rampas del Coll de Puig Major, con más de 50 kilómetros para el final. Para entonces, aguantaban poco menos de 30 corredores en el grupo de los favoritos, en el que se iban sucediendo, uno tras otro, los ataques.
El movimiento más importante de todos los que se fueron alternando fue el de Sean Bennett (Qhubeka-Assos), que provocó la inmediata reacción del vencedor del día de ayer, Jesús Herrada (Cofidis), consiguiendo ambos abrir un pequeño hueco de apenas 20 segundos en el momento de coronar.
Por detrás, eran muy conscientes del peligro que suponía la dupla de cabeza y eso provocó una rápida reacción que provocó la neutralización a sólo 40 kilómetros para el final, momento en el que sólo 33 corredores sobrevivían en el grupo delantero.
Mikel Iturria (Euskaltel-Euskadi) y Winner Anacona (Arkéa-Samsic) trataron de distanciar al resto de favoritos en la subida no puntuable al Coll de Femenia. Los dos coronaron con algo menos de 30 segundos y ya en la bajada recibieron la compañía de Vegard Stake Laengen (UAE-Emirates).
La renta del trío parecía demasiado exigua como para suponer un problema para el grupo perseguidor, pero el entendimiento entre ellos fue máximo camino de las rampas finales del Mirador d’Es Colomer, el muro de sólo 3,4 kilómetros donde iba a finalizar la jornada de hoy en la prueba balear.
Los tres supieron hacer camino y se plantaron en el inicio de la subida con algo más de un minuto sobre el grupo perseguidor. No era, desde luego, una distancia que garantizase nada, pero sí podía ser suficiente a poco que supiesen mantener la cabeza fría y entenderse en las primeras rampas, dejando la pelea fratricida para los últimos metros.
Así sucedió y finalmente fue Winner Anacona el que se llevó el triunfo en la cima del Mirador d’Es Colomer. El fiel escudero de Nairo Quintana acabó con una sequía de algo más de dos años y sumó su cuarto triunfo como profesional.