Historia pista olímpica: Pekín 2008

BRADLEY WIGGINS THE PURSUIT AT THE 2008 OLYMPIC GAMES

TrackPiste / Ciclo 21

Desde el punto de vista del ciclismo en pista, los Juegos Olímpicos de Pekín serán recordados como los del absoluto dominio de Gran Bretaña, casi una tiranía -siete oros, tres platas y dos bronces, en diez pruebas-, como consecuencia del esfuerzo de los organismos deportivos británicos por esta disciplina y que ha sido considerado por muchos como el espejo en que mirarse en estos últimos años. Unos Juegos que estuvieron marcados por la inclusión del BMX para hombres y mujeres, lo que obligó a aligerar el programa de pista, suprimiendo el kilómetro contrarreloj -olímpico desde 1928- y su versión femenina de los 500 metros, algo que no sentó muy bien en el mundillo de la pista cuando se tomó la decisión pero que en Pekín estaba ya prácticamente olvidado.

Pero antes de profundizar en lo que fue esta edición, algunos detalles generales de unos Juegos que significaron para que China ratificase su condición de nueva superpotencia mundial. Los problemas de los derechos humanos en este país que se argumentaron en algunos momentos previos a los Juegos desaparecieron completamente durante los mismos, en los que el mundo pudo contemplar algunas de las super infraestructuras creadas para la cita olímpica, como el Water Cube, donde se disputó la competición de natación, o el Nido de Pájaro, la denominación que terminaría dándose a nivel popular al estado olímpico, o la impresionante ceremonia de apertura que dicen que tuvo un coste de 300 millones de dólares.

En estos dos escenarios brillaron las principales estrellas de los Juegos, el nadador Michael Phepls, que en esta ocasión se llevaba el oro en las ocho pruebas en que participó, y el velocista Usain Bolt, que ganaría sus tres competiciones con récord del mundo en todas, aunque el inesperado triunfo de Jamaica en los 4×100, desaparecería de las tablas a causa del dopaje de otro de los integrantes del cuarteto.

El principal problema de Pekin sería otro muy distinto, la contaminación, que asustaba a todo el mundo pocas semanas antes de los Juegos, pero que terminaría bajando de forma ‘increíble’ a unos niveles razonables en los días de las competiciones, del 8 al 24 de agosto, en un programa que no tuvo pruebas de hípica, ya que fueron trasladadas a Hong Kong por problemas con la cuarentena en Pekín. 10.899 atletas de 204 países se dieron cita en esta edición que supuso un récord de participación en ambos sentidos.

El Laoshan Zixingcheguan, un velódromo de nueva creación para los Juegos, también resultaba espectacular en su estética, con un aforo de 9.000 espectadores para presenciar las evoluciones en su anillo de madera de 50 metros de los 176 pistards de 36 países que afrontaron las diez pruebas, con una mayor desproporción entre hombres (siete) y mujeres (tres) tras la desaparición de la prueba del kilómetro/500 metros.

De estos participantes, siete eran españoles: Sergi Escobar, Joan Llaneras, Asier Maeztu, Antonio Miguel, David Muntaner, Leire Olaberria y Toni Tauler, aunque también viajó Unai Elorriaga, sin llegar a intervenir. Y lo que es curioso, con un balance de una medalla de cada ‘color’, España se encaramaba al segundo lugar del medallero, por detrás de la insaciable Gran Bretaña, aunque ya se comenzaban a apuntar detalles en el declive español: de hecho, fueron los últimos metales logrados por nuestro país en un velódromo olímpico. Por ejemplo, no se pudo calificar en las pruebas de velocidad, aunque por muy poco margen. En todo caso, unas medallas que tuvieron un protagonismo secundario después del oro conseguido por Samuel Sánchez en la prueba de carretera.

Y en las pruebas de velocidad fue donde emergió la gran estrella británica, Chris Hoy, ganador de la velocidad, del keirin y de la velocidad por equipos, junto a Jamie Staff y Jason Kenny. El antiguo kilometrista se reconvirtió de forma sobresaliente, entrando en ese camino de ser -junto a Kenny- el mejor pistard olímpico de todos los tiempos. Precisamente por delante de éste se imponía en la velocidad, donde no cedió ni un solo enfrentamiento, con el francés Mickael Bourgain como bronce, y superando a su compatriota Ross Edgar en el keirin, donde el japonés Kiyofumi Nagai completaba el podio. Y en la velocidad por equipos, a Francia, con Gregory Baugé, Kevin Sireau y Arnaud Tournant solo le quedó resignarse por la plata (43.128 a 43,651), con el bronce para Alemania (Rene Enders, Maximilian Levy y Stefan Nimke) superando a una Australia que en los cuatro Juegos Olímpicos celebrados en este siglo siempre ha ocupado esa amarga cuarta posición.

La única prueba ‘corta’ femenina también tuvo dominio británico con Vicky Pendleton superando en la final a Anna Meares, en plena rivalidad entre ambas, y con un dominio semejante al de Hoy: mejor tiempo en 200 (10.963, única corredora por debajo de 11.0) y todos sus enfrentamientos ganados. El bronce, para la china Guo Shuang, el único metal logrado por los anfitriones en Laoshan.

Por su parte, Bradley Wiggins fue el protagonista británico en las persecuciones. En la individual, se llevaba el oro ante el neozelandés Hayden Roulston (4:16,977 a 4:19.611, aunque en la clasificatoria había hecho 4:15.031), Otro británico, Steven Burke, se llevaba el bronce ante el ruso Aleksei Markov. En esta prueba intervendrían dos españoles, Tauler (sexto, con 4:22.462), quien caía en la primera ronda ante Markov, y Escobar (décimo, con 4:26.102), sin poder pasar al siguiente enfrentamiento.

Curiosamente Burke no formó parte en esta edición del equipo británico, que formaban Wiggo, Ed Clancy, Paul Manning y Geraint Thomas, y que por dos veces batía el récord del mundo: en la primera ronda, con 3:55.202, aunque dobló a Rusia, y en la final ante la Dinamarca de Michael Morkov, Casper Jorgensen, Jens Erik Madsen y Alex Rasmussen: 3:53.314 a 4:00.040. El bronce, para Nueva Zelanda (Roulston, Sam Bewley, Marc Ryan y Jesse Sergent), vencedora de Australia en la final B. España, con Escobar, Maeztu, Muntaner y Miguel era séptima en la clasificatoria (4:06.509) posición que no pudo mejorar en primera ronda, donde era doblada por Nueva Zelanda.

Pasando a la persecución femenina, también doblete británico, a cargo de la ex remera de origen mallorquín Rebecca Romero quien superaba a Wendy Houvenaghel (3:28.321 a 3:30.395), con la ucraniana Lesia Kalytovska como bronce.

Las tres medallas españolas llegaron en el fondo. La primera, con Llaneras en una puntuación (video) en la que también fueron protagonistas el alemán Roger Kluge y el británico Chris Newton, con 58 y 56 puntos, frente a los 60 del balear. Los tres ganaron vuelta en un grupo de cinco hombres y luego, a mitad de carrera, con otros corredores, para destacarse claramente. Llaneras supo aumentar su ventaja a base de sprints, para controlar muy bien el final y no necesitar meterse en la última puntuación, donde Kluge se hacía con la plata ante Newton.

La segunda, a cargo de una Leire Olaberría que todavía no tenía mucha experiencia en los velódromos, pero que gracias al último sprint fue capaz de empatar a 13 puntos – y con ello relegar- a la colombiana María Luisa Calle. Por delante una Yoanka González que estaba haciendo valer su rapidez, hasta sumar 18 puntos, que solo le valieron la plata debido a la vuelta ganada de Marianne Vos -30 puntos-, en una de sus escasas presencias en pista, pero muy espoleada tras un mal resultado en la prueba en línea.

Finalmente, la guinda de la plata de Llaneras y Tauler en una madison muy apretada (video) en la que Argentina (Juan Esteban Curuchet y Walter Pérez), España. Y Rusia (Mikhail Ignatiev y Aleksey Markov) ganaron vuelta y quitaron el protagonismo a otras parejas que contaban en los pronósticos como los británicos Bradley Wiggins-Mark Cavendish o los belgas Iljo Keisse-Kenny De Ketele. Al final, 8, 7 y 6 puntos, y la cuarta y última medalla olímpica de un Llaneras que esperaba poder haber conseguido uno de estos metales en compañía de Isaac Gálvez, que tuvo que improvisar con un compañero como Carles Torrent, pero que no pudo estar en Pekín por lesión, y que finalmente pudo rematar con un Tauler que sufrió como nunca en una prueba que no era la suya, pero que secundó perfectamente el trabajo de Llaneras.

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